Muchas veces reflotan los cuentos o novelas de Sade como "La marqueza del Gange", "Justine", "El infortunio de la virtud" y algun otro cuento que haya leído que, a través de situaciones limites, el escritor juega, a través de pasajes, con breves atisbos de esperanzas, entre tanta oscuridad y tanta contundencia la catástrofe, la distopia, y la casi (el "casi" como excusa) la total pérdida de fé que vendrá algo mejor.
Desde el 2018 que vivo en la peor etapa de mi vida, y los números lo demuestran. Supongo el no tener proyectos, o que los mismos se disipen. Quizás la ausencia de pasiones, quizás la nula identificación con el comportamiento de los demás, probablemente por no tener a nadie de mi lado, es posible que yo nunca supe integrarme y si lo hago me deprimo más porque tengo que demostrar ser un otro que me cuesta mucho esfuerzo.
Este año no es la excepción, si bien el contexto de pandemia en los cuales ya no tengo la fortaleza de enfrentarla, porque tengo miedo al poder de los otros que me culpen, me condenen, me condiciones y lo hacen con razón.
Enero fue un mes con idas y vueltas, pero con mucha actividad fisica, un promedio de 3 veces por semana natación, 3 veces gimnasio, 1 vez correr (hasta con más de 30 grados) y todos los dias Yoga con Adrienne, pero soportando ciertos embistes corporales, aunque más suave que los dos meses posteriores. Igualmente tratando de planificar, vislumbrar de donde sacar recursos para ocuparme de una forma para conformarme. Tuve muchas veces padecimientos con la pileta porque no fue un Enero muy cálido y he salido "violeta" del agua fria de la pileta.
Febrero comenzó lluvioso, poca pileta, y menguando algo la actividad, como ir perdiendo fuerza como también en Marzo. Además mal mes en la bolsa, pero con inversiones en cripto-monedas subsané algo que la bolsa no pude sacar el jugo (ni en Enero, ni en Febrero ni en Marzo)
Me anoto en un curso, en el que comienzo con cierto entusiasmo que se va disipando, no por los disertadores, sino el hecho de realizarlo a distancia, no conocer a nadie e ir "aburriendo" o desenfocando. Además el hecho de las memorias de las empresas, que realmente no le saque provecho a ninguna "apuesta" estos 90 dias del año, donde ahora no sólo escribo, sino grabo videos, como para ocuparme un poco más y "salvar" a mi cabeza del colapso. Supongo que debo ser un "opa" porque me llevan más de 3 horas realizarlos y siento que no le saco el jugo, asi como todo.
Convivir con mi improductividad me genera ruido, pero, hoy dia, con tanto desenfoque (por dolores de estomago y lagunas) ¿A quien o en que puedo ser productivo? No tengo chispa, no tengo ideoneidad, no tengo argumentos ni fundamentos para demostrarle a alguien que "sirvo".
En este blog siempre traigo cuando un señor me puso: "Para cuando tu primer suicidio?". Imaginate, en ese momento era más productivo, tenía proyectos, hasta compañeres de vida. Hoy casi sin nada, empobreciéndome en todos los sentidos de la vida, casi sin la posibilidad de revancha, le tendría que hacer caso. Pero, resuelvo siendo un autómata, metiéndome en rutinas, dejando de pensar y solo enumerar, muy metodologicamente sin escabrar a algo "genial", que hace, y los momentos de sosiego son mortales, porque aparecen la nausea, la acidez, el dolor de estomago, de cuello y todos los demas (que son omnipresentes, por eso necesito apagarme)
Marzo fue un mes de mierda, iniciado por una luxación en el dedo meñique, lo cual tuve que usar una felula. Además, una colonoscopia y endoscopia, con diarreas, con estragos en el estomago, más dolores en la muñeca y dedo. Agregando la bolsa que tuve errores de todo tipo, redondeando un trimestre desastroso. El 2021 está siendo un brazo extendido del 2020, estoy más agotado, incluso cuando salgo la gente se rodea de un tema presente: "la segunda ola", "el barbijo mal puesto", "el confinamiento", "la cantidad de muertos e infectados".
Se viene un segundo trimestre duro (o no lo sé, pero lejos de ser "feliz"), si el primer trimestre me cansó, si bien tuve mi oasis con ciertas "cositas" que me gustaron como el fulbito, el movimiento en general y algunas sesiones de lectura. Pero con el impedimento de tomar café y algunas comidas, hacen que mi cara larga se extienda, además de contar a nadie con quien reirme, porque yo no sé reirme con las personas, y apenás, muy apenás me rio de mi mismo.
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