Esta vez tocó Mar del Plata, junto con mi hermano, los dos sólos, por primera vez.
Entiendo que ambos crecimos, que yo ya no escribo como
antes, que estoy más disperso, tengo menos riqueza en la narración y en las
ideas de la misma. A pesar de esta
introducción ajena, a mi relato, quería dejarme un manifiesto al día de hoy, y el
apagón que siento en general, sobretodo en generar ideas. Por consecuencia, no
hallo más que relatar en palabras lo que pueda del acaecimiento de mediados de
marzo del 2016.
Muchos nervios me esperaban por llevar a mi hermano a Mar
del Plata. Veinte años atrás, tengo la remembranza de ir, por el Sindicatos de
Comercio, una semana santa con mi madre y mi hermano. Con mi rebeldía y mi
asociabilidad me distanciaba del contigente, donde la otra parte de mi familia,
tomaba partido. Eso fue en el 96, en el
2016, eramos mi hermano y yo, y a pesar de las implicancias que pudiera tener
esa responsabilidad y de cosas que mi hermano pudiera realizar fuera de la
ética y moral de las personas civilizadas, fue bastante dócil y respetuoso.
El primer día, por la mañana, nos tocó caminar de la Perla a
Varese, donde sacamos un par de fotos y nos metimos por primera vez al mar. Ese
dia jugamos al tejo en SACOA, y paseamos por el centro.
A la noche nos tiramos a descansar casi los
tres días. Tuve que tomar cuidado por sus medicaciones, y su falta de
comunicación que se apegaba a la mia. Mi
primer enojo fue cuando le hice caso de pedir una milanesa napolitana, cosa que
con, cubiertos no podía cortar, y tuve que sacudirlo porque se atragantó.
Además de una cagada a pedos de novela.
Todos los dias, desayunábamos de manera abundante en el
hotel, porque contaba con una variedad enorme en que se podía apreciar una gran
variedad de tortas, sandwiches, pan, medialunas, huevos revueltos, tostados,
etc.
Además alquilamos una sombrilla en el balneario San Sebastián
en la zona de La perla, y nuestras actividades consistían, en escuchar música,
meternos al mar, el hacía sopa de letras, yo resolvía diagramas literario o
leía el libro de Saramago. En cierta
comunión merendábamos churros con licuado de banana, en un lugar sumamente
tranquilo y en paz. Donde a pesar de esto, íbamos a la mañana, almorzamos, nos tirábamos
y volvíamos a la tarde.
Lo extraordinario del viaje fue el mar, y como yo buscaba
barrenar las olas con mis brazos, y
sentirme volar sobre ellas, mientras mi hermano las saltaba más en la orillas.
Realmente, era cansador pero muy divertido en mi caso. El mar, tuvo la temperatura del agua hermosa
y se ha disfrutado bastante.
Otra cosa fue el casino, donde mi primera vez, justamente
fue en el 96’ con mi hermano, pero la guita que gastaba era como de vida o muerte
en esa época, era mi estadía, esa vez perdí todo. Este año con diferentes
jugadas y probabilidades gané casi 3 veces de lo que invertí, en una hora y
cuarto de pura adrenalina y complicidad con mi hermano en cada jugada. Luego tomamos un cuarto kilo en Gianelli y fue
el dia que más tarde arribamos.
Realmente lo único que no me gustó fue cagarlo a pedos por
los pedos, por la baba, porque se metía mucha comida, cuando ingería. Pero fue
dócil y un sujeto callado bastante coherente y honrado.
Él hace 20 años que no salía de vacaciones, en estos veinte
años yo viajé mucho. Realmente hice una
buena elección en llevarlo y me hace feliz que el haya podido disfrutar de este
viaje.
Este fue el segundo viaje inédito de este año, y que resultó
genial, a pesar de mis dudas. Queda uno más en abril en un lugar que no conozco
y veré como sale.