jueves, julio 14, 2016

Segundo viaje a Europa.

















Yo, realmente, me pregunto, si estoy a la altura de ir a un lugar, donde es lejos, se habla otro idioma, que la gente sueña ir por la cultura, arquitectura e historia y que yo no sepa un carajo de Paris. Es raro, ¿no?  La principal brega que tuve fue la dependencia, casi total, de la persona que me dio albergue, por casi un mes.  Ella me ayudo una enormidad, durante este tiempo. En cambio, yo, no estuve a la altura de sus pretensiones y sus necesidades. Parece una historia repetida ¿no? Totalmente injusto. La gente como yo, sin darse cuenta de que al recibir mucho más de lo que merece, en todos los sentidos, no puede retribuirlo en hechos concretos.

Me gustó Versalles y los grandes jardines a recorrer, más toda la historia del ostentoso y oneroso palacio de Versalles. La historia, mediante a audioguias o inscripciones sobre la historia de los diferentes Luises y sus ambiciones desmedidas en todo el sentido hedonista y materialista de la vida, involucrando y sintiéndose Dioses.

En el Pompideu hubo una muestra del pintor y expresionista Paul Clee y todas las facetas y cambios que tuvo a lo largo de su vida (si tengo alguna vez ganas, investigaré sobre su vida). Luego otra sala de la movida beat que hubo en los 60’ y el movimiento que dio un viraje contra el consumismo y el conservadurismo en las guerras que se vivía en esos momentos. Muchos artistas fueron apuntados en mis notas, para aprender sobre otras maneras de pensar y vivir y no la que debe ser (como la que yo vivo, como mediocre ser).

El museo de arte y contemporáneo me dio lugar a diferentes movimientos pintores, escultores y demás artistas. También para investigar, para alimentar la mente en otras cosas y no las de siempre, las comunes, que ya estoy harto.

Sinceramente, las investigaciones no serán para nada productivas para imponerme en este mundo cada vez más difícil, en donde quise volar a una altura que no tengo. Todo esto, se dio de casualidad, y jamás creí que iba a visitar Paris, simplemente porque mi clase social, cultural, idiomática y filosófica no está a la altura de esa ciudad.  Yo no tengo ese vuelo, ni la inteligencia para poder absorverlo

Una de las cosas más placenteras y de sosiego fue nadar en el mediterraneo, como alguna vez nadé en aguas tranquilas del Mar Argentino y Uruguayo, sin duda el agua me da lugar a que esté en calma y alegre, con el hecho de trasladarme fuera de la orilla, hasta donde no hacer pie y que la gente no se acerca demasiado.  Apoyado en el mar, horizantalmente, y cantando alguna vieja canción, como por ejemplo, de Los Rodriguez, da la sensación consciente que la vida pasa, pero la detengo un rato, porque nada malo puede pasar.  No pensar profundamente, disfrutar, esa es la postergación de "¿para que vivo?".


Supongo que, tarde o temprano, tendré que seguir mi camino sólo.  Los caprichos y el narcisismo de mi parte, hace que sea menester, no tener que involucrarme, excepto con aquellas personas que realmente le sea útil, y pueda ayudarlos.  Por ahora conozco una sóla persona, y realmente no soy lo suficiente generoso.