Con lo sucedido anoche, que golpearon sus cacerolas hasta entrada la una de la mañana, reclamando que le devuelvan la luz, uno tiende a violentarse por el nivel de los decibeles, pero a la vez a entender a la gente, que no deja dormir y que produce un enorme dolor de cabeza, su nivel de angustia.
La primera paradoja descrita aquí, simplemente tiene que ver con mis sentidos y con el proceder de esta gente, que se queja de los cortes de ruta y de la molestia que causan, mientras ellos cortan las calles y producen un ruido estruendoso. Pero en este vacío o confusión mental: ¿Qué otra forma tienen de reaccionar cuando se les pudre la comida o cuando los piqueteros no consiguen $800 pesos para seguir subsistiendo? Parecía que esta la forma, porque si bien en mi caso no haría eso, con el pensamiento de hoy, pero ante la desesperación me estaría contradiciendo
Y nadie resiste al archivo, y eso es lógico, aunque todos exigen “códigos”, “palabras”, “reglas” y demás convicciones. En mi vida tengo muchos ejemplo de que rompí códigos, a pesar de decir innumerables veces que cumplo con mi palabra.
¡Patrañas! Muchas veces la mentira ha sido mi motor, lamentablemente, y en diversas situaciones.
¡La verdad mi honestidad se va al carajo! La apariencia de hombre honesto se empaña sobre mi odio y rencor hacia no poder cambiar mi mundo, dejarme estar, bloquearme y abstraerme.
Me hago el ermitaño, pero ¿Cuál es mi real independencia? Casi nula, estoy viendo siempre el exterior, porque les temo, porque soy imagen y semejanza de la parte del sistema que tanto aborrezco y todo eso resentimiento, es en realidad, hacia las incertezas con que me muevo.
Lo curioso es que siempre digo que busco el placer, que minimizo el esfuerzo, pero ante mi debilidad, me dejo llevar y me enajeno hacia las cuantificaciones y mandatos impuestos, y creo que debo normalizarme hacia ellas. ¡Ay! ¡Cuanta paradoja! Siquiera es sólida, con razón me demuestro un tipo inteligible y poco interesante, es decir, casi prescindible, y eso que me molesta, que soy intrascendente, digo que no soy “ejemplo de nada” y justamente por mi angustia al ser tan intrascendente, justamente como arma de defensa ante mi incapacidad de atracción y de utilidad. No soy funcional al sistema que quiero crearme, adoptando al placer como motor, sino que inculco la violencia y la destrucción al terminar absorviendome a lo que ya está establecido.
Lo que creo que me da alegría, me genera esfuerzo y abatamiento en ocasiones, y en otras un dejo satisfactorio de distensión.
En definitiva, que busco y a veces me encuentro con el estado contrario al que procuré, aunque es excepcional cuando lo encontré. Esto quiere decir que ciertas actividades traen tanto felicidad, como el síntoma contrario, es decir que no puedo mencionar que tal u otra rutina me da satisfacción, sino el sentimiento que envuelve el estímulo elegido.
Por ejemplo si salgo a trotar y cuando lo hago me duele la cabeza, me fatigo y tengo molestias en los tobillos, esto sirvió más que para fortalecer el dolor y mi mal humor, como muchas ocurrió. Por el contrario, pude haber liberado tensión y la música escuchada me ha dado alegría, es la paradoja de la misma actividad.
El balance de la actividad física, que supuestamente me gusta hacer, da neutro, es decir no acredita que me de felicidad y así como diversas situaciones, que por el contrario, parecen tensionantes en la previa y culminan satisfactoriamente dejándome guardado placer.