El lugar donde uno vive, para mí, es fundamental. Tener un
hogar, por la falta de estabilidad laboral que llevé, más lo difícil que fue
acceder a crédito, los precios abismales que tienen los departamentos, de no
heredar viviendas y mis caprichos de vivir en Caballito, jamás se me ocurrió
tener mi departamento propio.
Nací en Villa del Parque, ahí viví 12 años, luego Olivos 2
años y después en Paternal 9 años, Caballito, a partir, de los 23 años a los 36
años, sólo en dos dptos. Conviví hasta, ahora, los 39 años, como mencioné en un
apartado anterior.
Después de la maratón de Buenos Aires, y con el objetivo de
mudarme en primer plano, me fui a buscar pensiones, por Caballito y Flores. Una
nueva tarea, un nuevo mundo, un “no me queda otra”.
Comencé mi raid, en uno cerca de la estación. Tenía que
compartir el departamento con un tipo, y cada uno tenía su habitación, me
descargué de mi situación, pero me parecio un tanto raro, y me dio miedo,
aunque se habitaba, a partir del primero de Noviembre y no podía esperar ni un
dia más.
Luego llamé a un par y no me cerraron el precio. En uno daban clases
de yoga y no se comía carne.
En uno de la calle Valle, por la parte inglesa de Caballito,
tenía una pieza, donde era menester comprarme anafe y heladera. La habitación
era sencilla, pero no me convencía.
Luego, cerca del Parque Chacabuco, era sólo para compartir
una habitación con dos camitas, muy chiquita. Al lado de un vivero, cerca de
Flores, era una zona mala, la casa chorizo, y las habitaciones muy oscuras.
Hasta que me quedé con la última cerca de la facultad de Filosofía y Letras.
Muy cansado le dije que “sí” a la chica que lo alquilaba. El precio medio
carito, por los servicios que contaba.
Los tres días que me quedaron de convivencia, traté de que
sean lo más agradable posible, por suerte, la otra parte también y nos
compartamos como en la cotidianeidad.
El sábado que me mude, luego de cargar todas las cosas, se
pinchó la goma del auto, eso vislumbró lo duro que iba a ser todo.
Conocí a la gente,
los primeros son una persona que, trabaja de chofer y que me tiró cuanto
ganaba, así como si no fuera un tema tabú. Su compañero, una persona de unos
años más grande que yo, estudia abogacía, y es muy divertido.
También hay un pibe de gran sensibilidad que sufrió ataques
de pánico. El profesor de paddle, un chico de Perú que le gusta bailar salsa y
el colombiano que es el más aislado de todos.
Todos hombres compartimos un espacio, en mi caso, mi
interacción es cuando compartimos el comedor, luego hago lo que se me canta,
cocinando lo que quiera, lavando cuando concluyo mi comida, y entrando y
saliendo. El club es mi segundo hogar que uso para bañarme.
Los momentos compartidos y más divertidos son los partidos
de fútbol y el domingo que escucharon música alta y tomaban cervezas, mientras
hacía mi tarea de la Bolsa.