sábado, junio 30, 2018
Segundo trimestre
Y necesito parar la pelota y escribir. Sé que, hoy dia, mi fluidez verborrea va disminuyendo a grandes pasos, así como los alertas físicas y las que ya se quedaron instalados. A medida que el tiempo va pasando, ya quedaron sepultados muchas costumbres que, si bien no eran normales, porque había cierta tensión, hoy día no puedo practicarlas regularmente.
El aferrarse a la vida, a la salud ,evitando el dolor, es una paradoja, porque, al saber de la finitud, y tener esperanzas, en poder cambiar mi vida, no de una manera eufórica ni menos desafiante.
Hoy, estoy tomando como desafío fisico el hecho de caminar 6,5 km, ida y vuelta, sin sentir mareos ni fatiga. Parece triste, en ciertos contextos, pero es la capacidad que me propongo.
En retroversión a lo que sucedió en este segundo trimestre, me he hundido más. Mayo se ubica en el tercer puesto en los peores que he vivido y se trae mella. Junio lo traté de vivir de la manera más inactiva que pude, para no exponerme a ciertas frustracciones como el agotamiento de juntarme con alguien, de realizar actividades y eso condujo a varias situaciones febriles, pero aguantando.
Mayo, además de los embistes economicos que sufro, donde me siento frustrado, a pesar del trabajo y de la metodología que no conduce a ningún lado. Sentirme solo, porque el entorno desea que yo trabaje de lo mismo, y yo viví ataques de pánico y nervios inmanejables.
Hay rastros de esos nervios que aun perduran y el cuerpo lo manifiesta, dandome pánico y acelerando fobias.
Muchas sombras incorporadas. El yoga fue imposible por el hecho que la irridiacción del brazo se hizo sentir, la meditación es muy dificil, la respiración funciona por un momento. Ejercicios simples, como suaves movimientos, elongaciones de 45' de duración. Gastos impresionantes en diagnosticos, fisioterapeutas y otros especialistas. Donde, recaigo en las mismas sensaciones.
Es dificil dirigir un rumbo, a pesar de las lecturas, de aprender palabras en otros idiomas, de elongar. El entorno tiene una energía que me agota y luego me enfermo. Por eso, es mejor que lo evite, porque yo soy el que sabe como contenerse, a pesar que, en ocasiones no puede para ciertos rencores por lo que la mayoría productiva suele elegir. Que está bien, el ser humano es un ser animal territorial que necesita relacionarse y ser reconocido. Yo tengo que engañar al cerebro para "creerme" reconocido, y "crearme" relaciones sociales.
¿Que espero para lo que viene? Primero, al ya inscribirme en Omint, luego de la contrariedad del Hospital Italiano, organizarme con un médico de cabecera, para poder retrasar las dolencias y el envejecimiento un poco.
Pero más allá de la alopatía, donde recetan medicaciones, que trato de desprenderme lo más pronto posible, por los efectos en el higado, intestinos y mental que imponen, especulo con los regalos que el pasaje de los años traen, y saber que ya la soledad para afrontarlos es un hecho.
A la noche, donde la tensión está a flor de piel, es cuando flojeo con esta soledad, pero me tengo que hacer la idea, que si sucede cualquier cosa, nadie va a estar, porque solicitar ayuda es pagarle a alguien, para que luego te lo cobre con algún pasaje de factura.
Me doy a la idea que lo que adopté, ya no le interesa a nadie. Mi poca energía está puesta a obras que no eligen los demás, mis fundamentaciones no tienen sustento alguno, por lo que rapidamente doy la razón y el dialogo se acaba. La energía sexual ya mermó, y es algo que busqué: No me interesa el sexo, la belleza en si, y todo lo mercenario que esto, tanto como la competencia.
Lo gratuito casi no existe, incluso ya no sé como cooperar con otro u otros a pos de una construcción o retroalimentación. La desconfianza está, pero no tengo que manifestarla. La locura y la toxicidad también son caracteristicas que trato de imponer un "no sentir" a través de la respiración.
La vida es una trampa, porque se generan dolores que se reflexionan y eso da lugar a gastos de energías innecesarios por sentirlos.
En este texto, por de más errante, como mis dias, será el punto de partida del intento de planificar rutinas: de estiramiento y fortalecimiento muscular; de seguir leyendo y absorberme en las ficciones y en las sensaciones que empatize; de perderme entre los arpegios de la guitarra que no son armónicamente "vendibles", solo por el movimiento sonoro. No hay mucho más, suspenderé los conciertos, los grandes viajes y la austeridad será un comienzo de tanta postergación.
¡Austeridad es todo lo que quiero!
(No voy a revisar este texto, porque es uno de los más errantes que escribí)
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