Camitas marineras, yo rebazaba el colchón
por un tobillo. Sin sábanas, con un ventilador turbo que andaba a una velocidad
supersónica y refrescaba más que suficiente.
En ese lugar todos desmayamos, luego de una calurosa y exultante primera
jornada.
A las 9 y pico nos despertamos todos
juntos, como si nos pusiéramos de acuerdo, nadie emitió queja, todo se
desembocó en un trato afable y muy cortes, además de confianzudo.
A uno de los chicos le robaron el celular,
el bono para los tres días y toda la plata.
Tuvo la suerte de dejar el documento y la tarjeta de débito. Aunque
ningún cajero expendía dinero. Fuimos todos juntos a desayunar, a comprar la
carne (lechón, morcilla, chorizo y unos bifes) . El asador realizó el asado con
una parsimonia y maestría admirable. Mientras nosotros encontramos un proveedor
de marihuana y entre fernet y porros,
nos reímos mucho. Luego fuimos al
río y mucha charla. Hace mucho tiempo que no me siento tan cómodo con tanta
dosis de sociabilidad.
Llegamos a las 18 hs. A 10 cuadras del
predio. Otros fernetazos y había 10 veces más gente que el día anterior. Es
increíble como convoca Don Osvaldo (La banda del Pato Fontanet),
amontonamientos, muchos controles, mucho calor y humedad.
Entré rápidamente y me separé de mis otros
compañeros, porque estaba Estelares y quería aprovecharlo, y para mi sorpresa
tocó 45’. Muchos recuerdos al pasado a un grupo que ha musicalizado los mejores
momentos de esa época. Viendo Estelares he sido feliz, y el Cosquín Rock no fue
la excepción. Mucho respeto a la banda y una performance atractiva.
La gente que arribaba a ver a Don Osvaldo
era un montón, yo me fui al escenario del reggae y ví Ron Damón y el gran Fidel
Nadal que, mandando fruta todo el tiempo, trasmite alegría y mensajes naif que
me hacen sonreir.
Comí un chaw fan y se largó a llover, me
fui a la carpa tipo circo y Favio Posca me sorprendió con un show de más de una
hora, adonde me reí mucho. Afuera la lluvia no cesaba. Aunque cuando culminó
Favió, me coloqué la bolsa de residuo y vi un grupo integrado por dos hermanas
(la que canta es muy parecida, en todo, a Celeste Carballo) y el baterista
hombre, llamado “Eruca Sativa”, mucho poder en el escenario y agradable.
Llego Guasones con algo de lluvia, hizo
todos temas conocidos y es el recital que más salté y descontrolé en una tarde
lluviosa y tranquila. “Infierno Blanco” es el tema que más canto, hoy día. Soto
estuvo algo rígido, pero muy respetuoso y no se hizo el rebelde como en otros
festivales.
Quise ver Nonpalidece, pero la lluvia fue
insoportable y me fui, agarré el primer micro que había y le dije hasta
Cosquín, pero Cosquín era la ruta 38, el camping donde estaba. Hablando con un
pibe cordobés me dijo que me equivoqué luego de haber estado conversando sobre
bandas y demás música. Me fui a la Calera, Cordoba. Caminando por calles inundadas hasta que encontré una
estación de servicio en medio de la nada misma y que estaba gente. Muerto de
frío me tomé un café con leche con un tostado. Esperé el micro de vuelta pero
fue imposible y me pagué un remis, aprovechando que estaba inflando las
chantas. Una hora hasta Cosquin, así me costó, porque la ruta está llena de
curvas.
En fin, hasta esto último disfruté del
segundo día.
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