jueves, noviembre 10, 2011

De las tradiciones Argentinas










Hoy 10 de noviembre se conmemora el natalicio del gran poeta y escritor José Hernandez, quien escribió unos de los más populares libros de costumbres gauchescas de la Argentina.
Lo extraño que se recuerda el nacimiento de este gran lírico, cuando generalmente se resalta el fenecimiento de un personaje histórico trascendente.
Las tradiciones descriptas por José Hernadez en el Martin Fierro no son celebradas por la mayoría de los argentinos, como la doma, la música, las danzas, las vestimentas, el lenguaje. Si bien es algo obvio, por el transcurso del tiempo y la modernidad, muchas personas reniegan, aún, de lo artístico en este sitio, importando este tipo de expresiones como forma de dispersión, con el pretexto de que lo resaltado en tiempos de Martín Fierro, incluso el tango originario en el siglo XX por inmigrantes que estarían a la altura del gaucho del siglo XIX, que bien, estas manifestaciones de arte y dispersión son rurales y no están a la altura de lo que se origina en las originarias de países anglos, por ejemplo, en las grandes ciudades.

Hoy las tradiciones argentinas se ven invadidas con fiestas de San Valentín, el día de brujas, Fiesta de la cerveza en Octubre, el día de San Patricio.   Lo que me parece perfecto, ya que en realidad, los orígenes de casi toda la población proviene de gente que huyó de Europa, y creó una identidad en el siglo XX, en la que, de a poco, va alterando y abstrayéndose a las doctrinas de los países que nos otorgan todo su poderío, mediante los instrumentos de comunicación.  Haciéndonos creer que la poesías del payador es menos talentoso comparado con Roger Water que divierte jugando con su diapasón en la guitarra o que cualquier puesta en escena de Carlos Gené no le llega a los pies al gran Woody Allen.  El argentino medio es despojado de esa integración cultural.   Pero más allá de los extremos, estos talentosos buscan integrar culturas.

Hoy instalan el concepto de globalización, pero las reglas del juego la imponen los que crearon estos conceptos, entonces al “obligar” consumir una costumbre, quedan relegadas lo originario.  Hoy muchos artistas se las arreglaron para mantener el folklore y mezclarlo con el rock, en la veta musical, por ejemplo Lito Nebbia, León Gieco, Fito Paez, Arbolito, etc.

Retomando la tradición gauchesca, el gaucho fue bastardeado y perseguido por los terratenientes y los inmigrantes europeos (que concentraban el poder económico y armamentista), con motes de vago, ignorante y salvaje, a pesar de sus habilidades como jinete y de la práctica de tareas rurales (cosecha, ganadera).  El gaucho fue gran protagonista, como soldado de la liberación argentina de España e Inglaterra.

El gaucho, por lo general, era alto, delgado y moreno. Era un fiel servidor y no respondía órdenes al que no sea su patrón.

Tenía una forma distinta de vestir. Usaba camisa, chaleco, un pañuelo y un sombrero de ala ancha atado al cuello, bombachas (pantalones anchos en las piernas y ajustados en los tobillos y cerrados por un botón en el extremo inferior) y un poncho (una prenda de abrigo, compuesta por una manta, abierta en el centro para pasar la cabeza y que lo cubría desde sus hombros hasta debajo de sus rodillas).

El gaucho era un hombre muy valiente, de poca cultura, pero civilizado. Era muy patriota. Amaba la libertad individual y exigía ser respetado por las autoridades políticas. Buscaba su propio orden social y estaba convencido que Argentina tenía que ser libre, justa y poderosa.

Se alejaba desde muy joven de su hogar y de sus padres. Tenía un temperamento fuerte, y era nervioso e inquieto. Se hacía rápidamente de amigos y cuando invitaba a alguien a su choza realizaba lo imposible para que el visitante se sintiese cómodo y confortable. Respetaba el compromiso de los acuerdos hechos de palabra, sin la firma de ningún documento. Hablaba tranquilo, pero no se distinguía por ser un buen orador. No tenía buen vocabulario y a veces costaba entender que es lo que quería expresar.

Hoy esta reivindicada la imagen del gaucho con sus vestiduras  encima del caballo, abriendo el romance a las prosas de José Hernandez, Ricardo Guiraldes, José Larralde, entre otros, encariñan la imagen de este tipo de argentino. 
Trascribo diez versos del “Martin Fierro”.
“Aquí me pongo a cantar, Al compás de la vigüela, Que el hombre que lo desvela, Una pena extraordinaria, Como la ave solitaria, Con el cantar se consuela”.

“Yo he visto muchos cantores, Con famas bien obtenidas, Y que después de adquiridas, No las  quieren sustentar, Parece que sin largar, Se cansaron en partidas”.
“Yo soy toro en mi rodeo, Y torazo en rodeo ajeno; Siempre me tuve por güeno, Y si me quieren probar, Salgan otros a cantar, Y veremos quién es menos.”.

“Y sepan cuantos escuchan, De mis penas el relato, Que nunca peleo ni mato, Sino por necesidá, Y que a tanta alversidá, Sólo me arrojó el mal trato”.
“Ya conoce, pues, quién soy;  tenga confianza conmigo: Cruz le dio mano de amigo, y no lo ha de abandonar; juntos podemos buscar, pa los dos un mesmo abrigo.”.
“No hay cosa como el peligro, pa refrescar un mamao; hasta la vista se aclara, por mucho que haiga chupao.”.
“Yo he conocido esta tierra, en que el paisano vivía, y su ranchito tenía, y sus hijos y mujer...era una delicia el ver, como pasaba sus días.”
“Viene el hombre ciego al mundo, cuartiándolo la esperanza, y a poco andar ya lo alcanzan, las desgracias a empujones, ¡la pucha, que trae liciones, el tiempo con sus mudanzas!”
“¡Y la pobre mi mujer, Dios sabe cuánto sufrió! Me dicen que se voló, con no sé qué gavilán: sin duda a buscar el pan, que no podía darle yo.”
Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera, y si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera".

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