jueves, junio 04, 2009
Pasan las horas
“Un error, otro error, no aprendí la lección”, reza la canción “Pasan las horas” del grupo de Rock Guasones.
La verdad todavía estoy buscando las lecciones que realmente quiero aprender, tal vez a no caer en vacíos existenciales o no guiarme en el pasaje del tiempo, pero es inevitable, el cumplir años, si se ve el vaso lleno, es que uno tiene que estar agradecido haber trascendido hasta acá, haber acumulado muchas experiencias y haberse equivocado, pero a la vez, cierta degradación corporal y mental, me siento envejeciendo, para lo que me propone literalmente mi cabeza. Tal vez tenga el síndrome de Peter Pam, pero sigo recriminándome sobre mis faltas de emprendimientos, mi falta de creatividad, mi éxodo de ideas e ideología.
Me hace difícil convivir con las personas de mi entorno, por que cuando estoy con el mismo, me observo que soy más crítico que adulador, que soy más agresivo que pacifico. Y sin embargo siento mucho placer cuando tengo el privilegio de hablar bien de alguien
La verdad los “míos”, como uno lo llama a sus amigos verdaderos, pareja, familia, son pocos, en realidad dos uno trato de cuidarlo(realmente mal) y la otra me cuida como si fuese un nene de 7 años.
Muchos de los que dicen ser amigos, siempre culminan hablando de si mismo, cuando les cuento algo, es por eso que me vuelvo receptivo a la hora de juntarme o de escribirme, pero aprendí lo bueno que es escuchar y que te escuchen, oscilando entre el centro y lo externo de uno mismo.
Las ideas las cierro en canciones o en libros, porque tengo gran confusión de construir alguna de ellas, es por eso que me reflejo en ideas cerradas de alguien.
Mi libertad de pensamiento, es esta, justamente escribir en un blog, algún tema o reflexión que me interesa o que quiero exteriorizar, y que prácticamente nadie estaría dispuesto a escuchar, solamente releerlas para tener cierto dejo nostalgia o puntos de comparación para saber cuales son los caminos que aún, sigo, y cuales abandoné.
Y finalmente yo caigo, yo me hago el hipócrita y exteriorizo que es importante dar más de uno, haciendo del placer como algo efímero, algo malo, y en realidad aprendí que deben convivir el esfuerzo con el placer, aunque el primero me da miedo, el sacrificio me da mucho miedo y hay muchos agujeros por este miedo, las actividades que no me gustan hacer no las hago y las cambio por algo ocioso. Las horas dedicadas al trabajo es un ejemplo de ello, de sacrificio, y hay veces que no tengo ganas de hacer, sin embargo tengo que estar. ¡A cuanta gente le pasa eso!
Me considero una persona con constante incertidumbre, una frase de Dostoiewski, me hizo reflexionar: “Se soportan casi todos los como, cuando se tiene el porque”. Mis caminos son cortos, el tedio, la diversión, la alegría y la depresión conviven en todos ellos.
A veces pienso si se vive en un eterno fracaso, digo por el hambre que se tiene al cumplir con una meta o fracasar en la misma, en este caso lo que suelen expresar buscar revancha. ¡Que fea palabra “revancha”! ¡La odio!
En definitiva los años me pasan, mi personalidad se afirma como taciturna, perezosa y desagradable para muchos, es por eso que no tengo amigos ni de la escuela, ni del correr ni del nadar, ni en el etc, porque hay algo en mi que no encaja, a pesar de que soy algo costumbrista, pero a la vez me canso fácil de la gente y luego me vuelve a seducir, al estilo rueda, pero a veces es demasiado tarde.
A esta altura cumplir años me da por el quinto forro del orto, porque sigo trascendiendo, sigo teniendo falencias, comienzan nuevas limitaciones y dolencias, y mi sumisión y ser parte de las generalidades o de la masa, me es inevitable.
Al fin y al cabo sigo siendo un número más del que es imprescindible y puede ser derrocado y exorbitado.
Me dejo una frase de Cicerón: “Los hombres son como los vinos: la edad agria los malos y mejora los buenos”.
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1 comentario:
El escrito más lúcido de cumpleaños que realicé.
Admiro a este Percho.
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