miércoles, junio 18, 2008

Hoy nos convocan a la plaza y mañana te la dan



El poder. ¿Cuánto valor tiene la presidencia de la Nación? El deseo obsesivo de llegar a ser Dios, es prácticamente esencial para sacear el hambre de ambición. La frase “Vamos por más” es originaria por los ambiciosos y es instalado como modo de vida, instaurando su poderío a la gente incierta o necesitada de un objeto llamado “padre” o “protector”.
El ser Presidente de una nación, el ser representante de un país, tener el rol de principal ejecutor de medidas, acciones, planes sociales, etc, trae una exposición en lo cual trae conflictos con diversos sectores de la sociedad.
Pero es difícil convivir o rectificar que uno es principal representante del país, estar cerca de Dios en la jerarquía, conlleva a una enormidad de vicios acompañados de megalomanía y soberbia, casi como un mandato o un comportamiento natural.
El reflejo de ideal de gobierno en este país no es la sumisión al pueblo argentino, sino mostrarse duro, pícaro, soberbio y hacer creerle a la gente que vivimos en el mejor pais del mundo.
La convocatoria de la Plaza del día de hoy, tiene como lema “Defender las bases de la democracia” y seguramente asistirá gran cantidad de personas pagas o no que quiere apoyar a un sector o los intereses de un sector, creyendo que da aliento a la Argentina toda, cuando la Argentina tuvo, en su historia, muy pocas pinceladas de equilibrio social, político y económico y desde hace más de 25 años mediante la exageración de los medios de comunicación, se vivió en una situación de crisis, para que la gente tenga más desconfianza y más viciosa en esa neurosis. Obviamente que el pueblo, que aviva a las bases de la democracia, es amenazado de hambre y achicamiento en el caso de que no se cumplan los caprichos impuestos por el Gobierno.

Ahora, aquí el endiosamiento de las personas, a través de algún poder concedido se da en diversos ámbitos; por ejemplo he tenido jefes que se ubicaban en posición de padre para escucharte y que tenía todas las respuestas envueltas en papel de regalo, como que la última palabra siempre la tiene el sujeto que le es concedido el máximo poder, ya que a mayor escalafón en el árbol jerárquico, mayor razonamiento y mayor coherencia.

El proyecto de Retenciones a libro cerrado, no da lugar para debate, ya que eso mantiene el razonamiento de Autoridad Suprema es el único que vale, porque es una forma de sostener el poder y lo demás están para cumplir con sus obligaciones.

La verdad siento que el autoritarismo se sigue aplicando, porque el miedo a equivocarse o admitir una equivocación de un sector “todopoderoso” puede debilitar, desequilibrar y hasta peligrar su posición jerárquica de autoridad, en forma práctica o moral.
La intolerancia es un sentimiento impuesto en el día a día, el que carece o tiene distinta ética, moral o costumbre debe ser vapuleado, burlado o descalificado. Y ser un objeto insignificante no es el fin de los hombres hambrientos de poder, por eso descalifican antes que lo descalifiquen.

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