martes, octubre 29, 2013

Ambición desmedida

 
 "De voz aflautada, irritante, con muy poco intelecto, recién, pasado los 40 años, se recibió abogado"







El señor Sergio Massa, que seguramente llegó a ser “el gran señor”, es el objeto apreciable de una vaciedad de reflexión, y sólo la excusa para votar en contra. El 23 de mayo, Massa re-afirmó estar con el FPV, pero a que alguien poderoso de un medio hegemónico, le ofreció “dar el salto” y cuando la ambición es llegar a la cima, más allá de las capacidades, carente de humildad y sólo ver a gente que lo alabe, por el hecho de ver caer, una vez, al gobierno corriente, es un triunfo.

Sergio Massa se acomodó, casándose con la hija de un referente de Tigre: Fernando Galmarini.  De ahí en más, dio pasos agigantados, por el hecho de acomodarse a un terrateniente del partido de Tigre. Todo se le hizo fácil. La victoria del Domingo 27, más allá de que su gestión no fue mala, pero tampoco buena, el sujeto figura cada vez que los asuntos salen bien.

De voz aflautada, irritante, con muy poco intelecto, recién, pasado los 40 años, se recibió abogado, siempre busco un recoveco para escalar en la cima. 

Mucha gente parece que, aún, no maduro, y en lugar de esperar que realice una gestión aceptable y comprometida, festeja antes de tiempo, dejando el camino llano y relajado a este tipo de personalidades

Conocí mucha gente así, que lamentablemente, tuve que lidiar y que eran una máquina de dar lecciones de vida. Compiten en cualquier cosa, desde una discusión que se refiera al estado del tiempo, hasta cuan útiles son para la organización, según ellos, esto no iba a funcionar si no hubieran intervenido. 

La inteligencia y la ambición no son, necesariamente opuestos, he conocido gente hábil que sabía donde puntualizar y atacar a cada uno de sus receptores. Y en sus logros expresaba: “Si no fuese que tengo en mi espalda a todos ustedes”.

Otro se quejaba de que inútiles eran los demás, pero a la hora que las papas quemaban se borraban y delegaban a los sumisos, en los cuales me incluyo y me doy mucha pena no haber podido enfrentarlos.

Mediante definiciones encontramos que, ambición desmedida sobrepasa los límites de la normalidad, hay un afán desmedido por lograr más y más, generalmente poder, riqueza, dignidades o fama. Este deseo puede convertirse en una idea obsesiva que domina la vida del individuo condicionando su conducta general y su relación con los demás que se deteriora a mayor o menor plazo de tiempo. El que sufre esta ambición patológica plantea su vida en exclusiva según sus objetivos y el resto de las actividades y las personas quedan relegadas a un segundo plano.

Las ansias de poder, el hambre económica por poseer más y más, en muchas personas son insaciables. Curiosa y tristemente se puede observar a menudo esta actitud, este patrón de conducta, en la casi generalidad de los políticos. Este proceder parece ser inherente al cargo, sin tener en cuenta la posición económica y la situación financiera, siempre ambicionan más y más.

miércoles, octubre 16, 2013

Maratón de Buenos Aires 2013 – La incómoda.

"Quedaban 7 y pico, las piernitas me costaban levantarlas cada vez más, yo quería una cama para acostarme a dormir, estaba somnoliento."













Las semanas previas al maratón me han dejado un dulce sabor, por el disfrute que tuve en los entrenamientos. Arrancando con un peso de 89 y monedas, bajarlos hasta 81, y saborear la agilidad, dejando atrás la pesadez y voluminisidad corporal. Una metamorfosis rápida y apreciable, porque nunca he tenido tanto pesaje y sentirme tan amorfo. 
Tres días anteriores, jugué al fútbol, era un compromiso que no podía fallarme, porque fue la semifinal. Aunque, tomé ciertos recaudos, cargué mis piernas con movimientos perjudiciales a la carrera. Pero no es argumental, si mido mi no buscada performance.

A las 5 de la mañana arranqué, Fabiana, me acompañó a la largada hasta River, aguantó mis nervios, y a las 7:30’ largamos, junto a Daniel Hernandez y Ruben salimos.  En el primer kilómetro paré para mear.  En el MP3 se escuchó: “Quien es el que gana, quien es que pierde, de que lugar estoy si ganar no me convence”. Los primeros 9 kilómetros mucho canto, a un ritmo raro y agitado, tal vez porque se me alejaba la bandera de 5 minutos el kilómetro. En este trayecto, además de escuchar a Andres Ciro, Intoxicados, y La 25, cuya lírica me identificaba en el momento personal y territorial que me encontraba; volviendo al camino, hicimos Palermo, El monumento a los Españoles, Plaza San Martin.
Al subir por la calle Tucumán, un señor cruzó y como no pude frenar lo empujé con fuerza,  contra las rejas de un negocio. Al cruzar el Obelisco, mucha gente alentó, se sentía bien, pero cuando cantaba forzaba mis energías.  En el Cabildo estaba Micheal Jackson, particularmente, preferí que esté San Martin.
Al ir por Paseo Colón, la humedad comenzó a hacer estragos, no le dí bola, pero seguí el mismo ritmo. En la Boca, apareció un personaje de remera roja que corría cómo si hubiera 3 kilómetros, pero me parece que fue un figuretti. Para absoverle el rol grité: “Viva México, Cabrones”. Muchos alentaban a Boca, porque pasamos por la puerta de la Bombonera, además de la batucada que montaron al lado.
El trayecto por al lado del autopista (17-20) fue chato, y en mi caso, me pasó la mayoría de la gente, me gritaron: “Vamos Mar del Plata”, “El 8 de Diciembre nos vemos”. No me sentía bien, corrí callado escuchando lo que podía.
El tema de la maratón fue “Caminando” de Cielo Razzo, además que caminé bastante, en este caso fue contrariamente, me hizo levantar las piernas y poder completar la media maratón a 5:03 el kilómetro. Igualmente esto trajo secuelas.
Antes del 22 gritó: “A ver si nos despertamos”, mientras canto “Luna” de Cielo Razzo. En el 24 saludo a mis colegas de la Reserva Ecológica: Rolo, Julieta y Federico.
En el 25, mientras gritaba, desesperadamente: “Arde la Ciudad”, al estilo Palmiro Caballasca a mi: “Me hirve la cabeza”. En el 27 le digo a una colega, que estaba esperando a alguien, Cuando tomo mis provisiones en el 27,5, mi caminata fue más duradera, que las que había hecho en toda la carrera. Algo de resto tuve y seguí corriendo.
El 29 fue la peor etapa de la carrera, por la charla que tuve con dos corredores.
El primero tuve la siguiente conversación:
-         Hey Flaco. Estás bien?
-         Si. Por qué? – Le dije
-         Porque vas andando en Zigzag, parece que te vas a caer.
El segundo, de apellido Llanos,  me aconsejó:
-         Ahora, tenés que concentrar en la meta, no hay nada más que eso
-         Falta mucho, prefiero concentrarme en la música, es lo que me da placer - Contesté
-         Está bien, corré con el corazón – Concluyó Llanos

Supongo porque vió que mi fisico no daba. Todavía me faltaba más de una hora, me deprimí, no enganché lo escuchaba de Guasones.
En el 32, tuve otra caminata, con la cabeza gacha y con preocupación, dudando de cualquier estrategia que buscaba, me subyugué en la música y grité como un loco: “Que noche mágica, Ciudad de Buenos Aires”. Soporté hasta el tunel de Sarmiento, hasta cuando subía que volví a caer. Quedaban 7 y pico, las piernitas me costaban levantarlas cada vez más, yo quería una cama para acostarme a dormir, estaba somnoliento.
Al entrar al 37, lo veo a Tomas Jerez, más relleno y con el carrito de bebé me reí y corrí unos metros. El que tenía el nombre “Gonzo” era mi pared, el siempre corría, pero más lento, lo que permitía caminar y trotar.  
El 38, lo veo a Guillermo, un ex compañero de laburo, lo saludo y le agradezco porque me dio ánimo. Corrí unos 3’, y volví a caminar.

En el 40, la querida Rosa, me dice: “Ahora la recta final con el corazón. Vamos Seba”. Comí un higo, me concentré en Villanos y en Cuentos Borgeanos y me permitió arribar a la meta, cabizbajo, porque no disfruté la Maratón como en otras ocasiones, aunque con, por el dentro, con el sabor dulce de haberme sobrepuesto a culminar una Maratón más.

viernes, octubre 04, 2013

De nada sirve escaparse de uno mismo

 
A mediados de los 70’, Moris tomo la guitarrita en estudio, le puso música con cuatro acordes a una guitarra desprolija, emitiendo una serie de problemas existenciales del colectivo postmodernista que vivía la gente que tenía dudas en Buenos Aires.

“Escaparte de vos mismo”.  ¡Qué paradoja en sólo 4 palabras! Realmente es imposible no convivir conmigo mismo las 24 horas, lo cual necesito a veces no profundizar angustias y depresiones, para ello buscó armas de escapes.   Estas herramientas no me sacan de mi mismo, sino que trasladan a otros estados, o tal vez, anestecia las sensaciones más profundas, dando lugar a las más básicas.  Este conjunto, es “escaparme de mi mismo”, ese qué vive lo previsible y para lo que le fue designado que pague el precio en este sistema, al que no sabe, aún, a pesar de la edad transitada, cuál es su vocación para actuar de manera natural y sin fobias.  La socialización, el servir, siempre me ha llevado a la congoja. 

Repasando la letra, la misma da lugar a opciones que, el autor, minimiza, subestima, como si el poder que el tuviese, que es impuesto por el “gran estandard de vida” que todos desean.  Moris pareciera tenerlo, pero en la canción muestra bronca y disconformidad.

Por ejemplo, un párrafo del  tema dice: “Veinte horas al cine puedes ir, y fumar hasta morir, Con mil mujeres pueden salir,  a los amigos lo pueden llamar…De nada sirve”

Estos elementos son el ropaje que uno se pone para exteriorizar su desnudez, su esencia: el cine, el cigarrillo, las minitas, los amigos. ¿y uno mismo que? La dependencia externa, supuestamente, te haría feliz.

Desde el inicio, Moris, enumera los factores externos que hacen el confort la vida ideal que las empresas nos hacer postergar la reflexión, de hecho, nuestros temas de conversación tienen que ser por estos factores externos, más que lo sentimientos de uno mismo, que esto último, casi no se utiliza, por lo que Moris describe su enfado con: “Si están podridos y aburridos de este mundo podrido. No, de nada sirve”.

Moris, sin embargo, destaca el fuero intimo con este párrafo: “Si uno usa la soledad interna que siempre nos corre, que siempre nos corre. Cuando están sólos, están bien sólitos? Ya no hay guitarras ni amplificadores. Están sólo en la cama y empiezan a mirar el techo y en el techo no hay nada”.   Aquí refleja la pesadez de la vida, la vida transita, yo pienso, el techo no me ayuda, no hay ideas, sólo dudas, muchas preguntas, ninguna respuesta, entonces de nada sirve.

Moris sabe que está sólo y aburrido, se pregunta el mismo, cuestiones esenciales y generales: “¿Qué puedo hacer? ¿Qué es mi vida? ¿Qué es este mundo? ¿Qué soy yo? Me voy a volver loco, no sé qué hacer”
Moris expresa la paradoja de que lo que sirve es darse cuenta de que nada sirve. Que la libertad, justamente es enajenarse.
En los tramos finales, Moris expresa lo que "tenés que hacer". La verdad, es hacer, por más que de nada sirva. ¿O no?

El ritmo de la canción se acelera. Para mí es una obra de arte del cuestionamiento existencia. La música pasa a tercer plano, porque además de la letra, esta la aceleración y desaceleración de Moris.

A continuación, trascribo la letra de Moris: “De nada sirve”. Una oda a la pesadez de sentirse sólo y de tener que sentir lo que el entorno quiera (o por lo menos disimularlo):

De nada sirve escaparse de uno mismo. 
De nada sirve escaparse de uno mismo. 
Veinte horas al cine pueden ir 
y fumar hasta morir. 
Con mil mujeres pueden salir; 
a los amigos los pueden llamar. 
De nada sirve... 
No se dan cuenta que de nada sirve 
tocar la batería, seguir la acería, 
no, de nada sirve. 
¿De qué le sirven las heladeras 
y lavarropas, televisores 
y coches nuevos y relaciones 
y amistades y posiciones? 
Si están podridos y aburridos 
de este mundo que esta podrido... 
No, de nada sirve. 
Los que van a la oficina dicen que todo sirve. 
Los que hacen música, creen que lo más importante 
de nada sirve. 
si uno lo usa para la soledad interna 
que siempre nos corre, que siempre nos corre. 
Cuando están solo, están bien solitos; 
ya no hay guitarras ni amplificadores. 
Están solos en la cama y empiezan a mirar el techo; 
empiezan a mirar el techo y en el techo no hay nada. 
Hay solamente un techo. 
¿Que pueden hacer? Es muy tarde, 
son las tres de la mañana. 
Los bares están cerrados, las mujeres duermen, 
los cines también están cerrados, 
la guitarra no se puede tocar, 
sino el vecino se va a despertar. 
¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo hacer? 
Estoy solo y muy aburrido 
¿Qué puedo hacer? ¿Qué es mi vida? 
¿Qué es este mundo? ¿Qué soy yo? 
Me voy a volver loco, no sé qué hacer... 
En ese momentito se dan cuenta 
que todo es una estupidez. 
Cuando van de veraneo y bailan shake 
con sus movimientos centroamericanos, 
sensualidad fabricada, 
tratan de levantar mujeres. 
Pero están vacíos y están muy podridos. 
Volvemos a la cama, que es un gran lugar 
para dormir o también para fifar. 
Cuando lo consiguen, en este mundo es difícil, 
está reglamentado... 
Muerden la almohada de desesperación. 
No saben qué hacer con sus vidas, 
ya todo fracasó. 
Han masticado chicles, han comido chocolates, 
han leido Radiolandia, han llamado a sus amigos, 
han salido con mil mujeres, han grabado treinta mil discos, 
han sido famosos, han firmado autógrafos, 
han comido hasta reventar, han fumado hasta acabar. 
¿Y qué queda? 
No queda, no queda, nada queda, nada queda. 
Hay una cosa que sirve, 
que sirve a esta humanidad, 
y es darse cuenta que nada sirve 
si uno lo usa para escaparse de uno mismo. 
Amigo, te doy un consejo aunque yo consejos no doy: 
trata de hacer la prueba de parar las maquinitas, 
las maquinitas que llevas dentro de tí 
y fíjate qué es lo que pasa 
cuando te agarra la soledad y te agarra el hastío. 
No escuches discos de Bob Dylan, o de Los Beatles, 
o de los Rollings Stones o de Mick Jagger. 
Mucho silencio, mucho pensar, mucho meditar. 
Nada de evasión y pensar 
¿Qué es lo que pasa conmigo? 
Si soy inteligente y también soy intelectual... 
Soy bastante inteligente pero estoy muy aburrido. 
¿Qué es lo que pasa conmigo? 
Yo aún no me lo puedo explicar, 
por favor que alguien me lo diga. 
No puedo salir de mí, estoy muy encerrado 
en mi prisión de carne y hueso. 
No puedo salir, no puedo salir. 
Me voy a morir dentro de mí. 
Antes de morir yo quiero salir, 
ver las estrellas, el mar, me quiero ahogar 
y quiero salir, quiero vivir, me quiero ir 
por favor, de mí. 
¿Qué puedo hacer? No hay nada que hacer. 
Tenés que vivir, tenés que sufrir, 
tenés que sentir, tenés que amar, 
te tenés que arriesgar, te tenés que jugar, 
no podés tener seguridad, no podés tener 
ninguna propiedead, te tenés que jugar, 
tenés que jugarte, tenés que salir 
a que te rompan la cara, que te maten, que te pisen. 
Tenés que querer a cualquiera, 
tenés que odiar a cualquiera. 
Ay, ¿qué puedo hacer? Estoy solo 
y todos pasan a mi lado. Nadie me mira 
o si me mira es para encerrarme. 
Estoy muy encerrado. 
De nada sirve escaparse de uno mismo.