martes, diciembre 31, 2013

2013: Un año demasiado volátil.


"Los financistas de Fretes y Nieto me dejaron de pagar, primero con excusas de enfermedad, luego con cortes energéticos, y finalmente se borraron"












Y si el tiempo te liquida y si todo era nada en verdad. Lo que sigue puede ser peor…” Un fragmento de la canción de Smitten, pero hay densidad, hay dolor, hay alivio, hay sentimientos concretos, lo abstracto, como la felicidad, el amor y la libertad, están enredados a momentos.  Auto convencerse de que sé está equilibrado y vivir de manera previsible, fundamenta, aún más esos momentos.

Pero el 2013, fue un año más desequilibrado que el anterior, con mejores y peores momentos y con más extremos. El anterior se basó, principalmente en especulaciones.

Transitando, en mi memoria, Enero mostró un viaje por Entre Ríos, donde visitamos: Colón, San José, Villa Elisa y Concepción del Uruguay. El primer lugar nos quedamos mucho tiempo y tuvo prioridad el río crecido, más salidas al golf. Villa Elisa, fue el mejor lugar, por las termas y su limpieza. Concepción del Uruguay algunos Museos y las playas extensas.  El viaje fue de larga duración, unos 19 días.

En enero comenzó la constante de la máquina y sus 7 pitidos, y punto inicial para la primer estafa concebida, a través de Matias Barrios.

La otra parte de Enero y parte de Febrero entrené para la nadar de noche, pero se suspendió por algo insólito en la laguna de Colón que se morían los peces. Lo reemplacé nadando 1 hora y casi 40 minutos en San Pedro. Luego, comencé a entrenar para Santa Rosa.

Mientras tanto, sufría, en Febrero la segunda estafa, esta vez a cargo de Luis Lyang y Franco Condina. Mi incredulidad se acrecentaba enormemente.

Marzo, me ordené con el tema de la Bolsa, todos los días leía y una vez por semana creaba una estrategia mediante análisis técnico, y tuve una mirada superficial del análisis fundamental.

Abril tuve un viaje a una isla del Tigre que no me gustó realmente, no es para mí (o lo que pretendo en este momento), me siento encerrado, aquí la constante fueron las peleas con Fabiana y la carencia de entendimientos. Pero a su vez volví al Laboratorio, viajé a Brasil y me subió el ánimo.  Por eso Abril, además de correr la Maratón de manera impecable y placentera, en Santa Rosa, estuve eufórico.

Lo que me aconteció es que después de los esfuerzos, tanto en San Pedro y Santa Rosa caer con fiebre y resfrío. La recuperación de este tipo de pruebas se pagó cayendo en cama.
El proyecto se extendió casi 5 meses, por negociaciones tensas y por mi rebeldía. Me gustó la convivencia en este ambiente, jugamos al futbol, participé en un torneo de fútbol, y sentí ameno, el lugar,  como hacía mucho no lo experimentaba.

En Agosto pasó lo peor, que creí que nunca iba a suceder. Los financistas de Fretes y Nieto me dejaron de pagar, primero con excusas de enfermedad, luego con cortes energéticos, y finalmente se borraron.  Además, Fretes se quiere hacer el bueno devolviendo la plata, invirtiendo más plata. Bicicleta de la gente sin escrúpulos.

Este punto fue lo que me liquidó en 2013, y que es consecuente con el año que se aproxima, porque tengo que afrontar con algo que creí que sería de mi posesión pero no. 

Este tipo de inversiones, que realicé a partir del 2010, y que algunas son totalmente alocadas, y además a desconocidos, sin ningún marco legal, me sirvió para no entrar nunca más con este tipo de gente, que estafa sin tener ningún tipo de consideración y perjudicando al resto. Es por eso que, a veces, festejo cuando les pegan un tiro en la cabeza o lo asustan a este tipo de chantas que, ante la mansedumbre de gente como yo, y fueron más de 300, salen impunes.

Setiembre tuvimos el viaje a Ushuaia, lindo lugar, lindo correr al amanecer, lindo bajar 9 kilos luego de que sólo iba al gimnasio y jugaba a la pelota. Lindo esquiar, lindas algunas excursiones, aunque la relación con Fabiana fue tensa y no tuve la valentía de irme de la casa. Acá fue un quiebre, ya comenzó a excederme sus aspiraciones contra mi austeridad.

Octubre fue el peor mes, dolido por las estafas, se agrega Siro Cuzzoni, comenzando con las mismas excusas. Una Maratón, en Buenos Aires, que dolió mucho, un sinsentido constante.

Noviembre mucho entrenamiento para Mar del Plata, entusiasmado por ello, pero con muy poca apertura para cualquier cosa, la excusa para escapar, para sentir alivio, para salvarme unas horas, y tener charlas conmigo que, soy con la persona que mejor me llevo, aunque tengo que lidiar con gente que me siento perjudicado y no sé cómo enfrentarla (casi todos, siento que no tengo aliados).

Diciembre, finalmente, la coyuntura fue caótica, entre el calor insoportable, los saqueos, los cortes de luz, los cortes de calle, la inflación que fue la más alta en los últimos 10 años. Pero celebrando la Maratón de Mar del Plata, así como el viaje.  La llegada de un amigo del exterior y volver a anestesiarme con el alcohol, cenas con ex compañeros de trabajo; la vuelta al trabajo al laboratorio, está vez por dos meses, la fiesta del trabajo, la falta de liquidez y un bache económico, el sopeso de una mujer que quiere viajar a lugares paradisiacos y de imponerme tener una casa con pileta, además de someterme y descalificarme.  Yo no sé cómo huir de una vez por todas.  Un mes intenso, el último del año.

2013 se caracterizó por las estafas, por el trabajo inesperado, por jugar a la pelota, por las tres maratones, por los bajones físicos, por el ahogo ante pretensiones, por la continuidad eufórica de la música y mi admiración a todos los músicos que no me dejan caer.


Chau 2013, escribí lo que está al alcance de mi verboide y mi reminiscencia. 

lunes, diciembre 23, 2013

El último en saber


"Es un canto a la soledad, pero bien vista, no como un mounstro, sino una compañera que te hace vivir con sensaciones de serenidad y de libertad"














Me posiciono en Diciembre del 2003.   Yacía en la Avenida Juan B. Justo,  Mar del Plata. Tenía chiche nuevo: un MP3 de 256 kb. Unos 25 o 26 temas, pero una canción sonaba una y otra vez, para recorrer las abundantes cuadras hasta llegar a Playa Varese.  Me refiero al tema “El último en saber” y cuanto me cautiva su letra, y su música.

Hoy volví a reencontrarme con él, cuando fui a mi profesor de guitarra, y me preguntó “que tema querés hacer ahora?”, escogí este, y toda la melancolía se apodero, la misma cuenta de este y otros momentos de serenidad, donde no me enteraba de nada, donde yo, con mi soledad era el último en saber.

La canción cuenta con una duración de 7 minutos, comienza abajo en R mayor y B menor y levanta en el estribillo con el Sol y otros acordes.  Más allá de los tecnisismos, la música dispara contra el olvido, y este tema me posiciona en la calma en medio de la turbelencia que está presente, que me hace daño, pero me relegué sólo, sólo con mis pensamientos, y me siento, una vez más a salvo, a pesar de lo doloroso que me encuentro.

Este tema tiene la sensación de haber salido de una relación, de que hay alivio, que la soledad es agraciada y llevable, además querés que nada ni nadie te moleste, que la información que queres rescatar o analizar la decidís vos, y sos libre en realizarlo.  Que hay lugares que dejamos huérfanos, pero retomamos y hallamos estímulos que nos hacen sentir lo mismo o parecido.  El rezo: “Cuando al fin lo dejás todo”,  es como sacarse un peso enorme, que siquiera pensás en re-comenzar, sino de celebrar el cambio. 

Es un canto a la soledad, pero bien vista, no como un mounstro, sino una compañera que te hace vivir con sensaciones de serenidad y de libertad.  Pero como dice una oración: “Siempre es igual
La misma soledad sin una explicación”.  ¿Qué voy argumentar?

Trascribo el tema de Grand Prix, “El último en saber” de Sebastián Rubín, le agradezco en este blog, y la página donde lo saqué es

Despertar
Sentir el sol
Respirar algún adiós
Todo es igual
La misma soledad sin una explicación

Navegar sin un timón
No está mal al menos hoy
Hay un lugar adonde puedo hallar lo que se me perdió
Siempre es igual
La misma soledad sin una explicación

Cuando al fin lo dejas todo
Nada hay que perder
Si estás solo sabes que no importa desaparecer
Y es que siempre soy el último en saber

Despegar sin un amor
Escaparme del dolor
Hay un lugar adonde puedo olvidar lo que me desarmó
Todo es igual
La misma soledad sin una explicación

Cuando al fin lo dejas todo
Nada hay que perder
Si estás solo sabes que es lo mismo desaparecer
Ya no importa dónde estoy
Y no importa dónde voy
Porque siempre soy el último en saber

Cuando al fin lo dejas todo
Nada hay que perder
Si estás solo sabes que es lo mismo desaparecer
Ya no importa dónde estoy
Y no importa dónde voy
Porque siempre soy el último en saber

martes, diciembre 17, 2013

La Lista 2013




Un libro:
Rayuela de Cortazar
Una canción:
Ese maldito momento
Un grupo musical:
Tan Biónica, muchas alegría con sus canciones misturando el correr con el contenido de sus letras y los paisajes. Recuerdo escuchando el tema "Música" en un amanecer de Ushuaia
Honestidad bruta:
Tengo pensamientos más degenerados
Una mujer:
Vacante
Un hombre:
Alejandro, un tipo que me integró al fútbo y me integró.
un viaje:
Ushuaia: nieve, buena compañia, lindos paisajes, mucho movimiento.
Un lugar:
La Reserva Ecológica
Un deseo cumplido:
Correr con alegría
Persona perjudicante:
Los de los préstamos, Siro, Matias Russo, Luis Liang. Todos no cumplieron con su palabra y con un contrato. Fue el año que más me estafaron en la vida.
Un maestro natural:
Eduardo de la empresa donde trabaje. Muy coherente en sus pensamientos.
Una actividad:
Correr
un acto solidario:
Por mi desesperación queda vacante.
un autor:
Cortazar
una novedad:
Las estafas
una situacion de calma:
La caminata del Parque hasta donde vivo.
un paisaje:
Las montañas nevadas y el espejo de agua reflejándolas
un evento:
La entrega de una distinsión de interés cultural a la Revista Barcelona
una reunion
La cenas con Pablito (un ex compañero)
un mes:
Abril: volví a trabajar donde me gusta
un mes pesimo:
Octubre, no trabajé y no me salió una.
un deseo no cumplido:
No tener una vida más previsible
un exito:
Volver a jugar al fútbol y un torneo.

miércoles, diciembre 11, 2013

Maratón caliente en Mar del Plata 2013





"Mis pensamientos se basaban en correr hasta donde pueda, mientras sea más de un kilómetro, y luego al parar para caminar,  establecer objetos referenciales como punto de largada para volver a trotar"



Y por fin llegó el día, luego de tanto ensayo y entrenamiento. Mar del Plata, nuevamente, es rotulado, como el acto de fin de año. La quinta vez que me desafié con la Maratón, también participé en 3 Medias Maratones y 2 de 10. Desde el año 2002 que Mar del Plata es una fija para recorrer la hermosa Costanera que tiene.


El día comenzó más o menos, no puedo decir mal, pero es algo que me tiró abajo. Saludo a una persona de una agrupación y me dice: “Tranquilo, no?” una burla para deshacerme de mi, otra persona, también, mujer, me saluda y me dice ya vengo. Yo, ingenuo, la esperé, pero no vino. Me sentí como en el boliche: “Voy al baño y ya vengo” y no regresa más, con la diferencia de que esto lo hice por respeto. Además, esta gente, como son exclusivos, pusieron una cinta para que los demás no accedan. Mi sensación fue asco y arrepentimiento por saludar a gente que no me hace bien tratar. En definitiva, es un aprendizaje.

Al llegar a la largada traté con personas más agradable: El flecha, Alberto Martin y Marcelo Spinelli. Por suerte conversando se aplacaron los nervios.

Sin darme cuenta, largamos, comencé con Estelares: “Aleluya”, canción que tiene la participación de Enrique Bunsbury. La frase para comenzar y haciendo alegato a la maratón: “Dame amor, hasta acabar”. El camino contó con un sinfín de sensaciones, una síntesis de la vida misma.

Mucha gente amontonada, tratando de esquivar y dejar que me esquivan. El detonante de la largada se mantuvo como todas las ediciones que participé, el clásico disparo.

En los primeros kilómetros lo que me preocupaba adonde iba a orinar. Mientras se descomprimía la gente, meé en el kilómetro 3, en el medio de la primera cuesta de Cabo Corrientes, tratando de no exhibirme a la gente que caminaba por la vereda, aquí mencioné y me identifiqué con un deseo del siguiente párrafo de una canción: “Estoy riéndome, son todos amigos. Solo me falta amor, verte nadar en el mar. Veo las olas romper…”

En el 4, con el tema nuevo de Calamaro: “Tantas veces” que pide “Perdon” en muchos pasajes de la canción, entramos a la escollera y fue como ingresar al horno. El calor aquí fue muy agobiante y todavía faltaba un 90% para culminar el trayecto. Por supuesto que me preocupé. El camino iba y venía (1 y 1). Cuando volvíamos para la Costanera, la gente que entraba a la escollera fue demasiada, se notaba que corría apretada, cosa que, por suerte, no me ocurría.

Cruzamos el túnel, grité la canción de Andrés: “Cuando no estás”, para hacer eco y darme fuerza para subir la cuesta durísima de Playa Grande. Aquí, el “colo” con su mochila me pasa como poste y le dije: “Vas por el 1:30”…”Estás loco, voy por 1:45” Ibamos a 5:15/5:20 el kilómetro. Un chico me seguía mientras emitía alaridos de “Pasos al Costado” de Turf. Gente vestida de celeste ya caminaba en el 7 y pico. La subida del Torreón resultó corta y empinada. Aquí comencé a sugerir: “Muevan mucho los brazos para subir, vamos”. Las cuestas es algo que practiqué mucho en los entrenos y hacer uso de los brazos me alivianaba realizarlas.

A mi sorpresa, entramos por la terraza de la Bristol, un tanto caliente el asfalto y la gente alentaba, tomé Gatorade. Cabe destacar que en estos 10 km tuve 4 puestos de hidratación, usé sólo dos, porque no necesité en ese momento más. Nos juntamos, al salir de la Bristol, con los de 21km. Mayoría de remeras fucsias, con algunas verdes que se mezclaban y otros colores neutrales.

En el kilómetro 13 fui repudiado por la gente de mi alrededor. En mi auricular sonó: “Azul” de Cristian Castro, yo grité la letra y ensaye un “baile” extraño. Uno me dijo: “Dale Rosca, dale dale”. Otro: “Callate”, y el profesor o guía que llevaba a un grupo de entrenados me retrucó con: “Dale, Gil, anda para adelante pelotudo”. Me sentí mal anímicamente, no estaba con amigos, sino todo lo contrario, ellos eran adultos y yo un niño sólo y raro. Luego intenté tener guiños con el público con las canciones: “4 personalidades” y “Yo no me quiero casar”, por fortuna tuve sonrisas y aplausos, eso opacó el acontecimiento anterior.

Dimos la vuelta para volver al Provincial y aquí los de la media se apuraban, yo no dejaba de alentarlos. El viento fue casi nulo, las brisas a cuenta gotas eran como pequeños bosquejos de alivio, cada vez que lo sentía me concentré en la cadencia de la respiración e inspiración.

Pasamos el 21, y se fueron los fucsias, ahora los verdes nos quedamos sólos. Al llegar al 22, pensé en el primer acontecimiento: cuando la señora me dijo “Tranquilo”. Con los dientes apretados, pensé: “Adonde mierda puedo estar tranquilo para subir esta cuesta”, mientras tanto emitía el rezo: “Solo estoy sobreviviendo”, otro corredor levantaba la mano aprobando mi balbuceo.

Una locutora nombraba los números en el 24 y paré para ingerir banana. Dura se hacía la carrera, pero no estaba tan mal, estaba conciente que tenía piernas para completar los 18 que quedaban. En el 25, casi al entrar a la escollera me encuentro con dos conocidos: Esteban y Sabrina, que no pensé que me los iba a encontrar, me dio pilas para seguir corriendo y cantando. La escollera no fue tan dificultosa como la primer vuelta. Del 25 al 27 lo pasé bien, hasta que subí, nuevamente, corriendo, la cuesta de Playa Grande, y al llegar saludé al hipopótamo y me extenué.

Respiré hondo, bajé el ritmo y el momento de cantar: “Hacer un puente” aligeró arribar al 30 km. Al llegar al Casino, mucha gente haciendo un camino. Como una estrella de Rock les dije: “Afuera llueve y Adentro, ahora conmigo, hay…SOL. Conmigo, gritemos SOL”. Mucha algarabía que me dio un momento de harta alegría.

En el 32, Fabiana, me dio Coca Cola que me vino bien, pero sólo 1 kilòmetro que me desconecte con mi concentración y surgió el cansancio. Caminé, un “amigo” del público, se colocó al lado mio, alentándome y diciéndome que había realizado un esfuerzo enorme, que siga. Yo le agradecí, y le prometí que lo iba a hacer después de comerme este caramelo de mil. Así fue.

Desde el 34 comparaba los trayectos faltantes con: vueltas a la Pista del Chacabuco, vueltas a Plaza Irlanda, canciones que restaban.

Comenzó la música de Tan Bionica y me permitió correr y cantar seguido, unos 3 kilómetros. Mis pensamientos se basaban en correr hasta donde pueda, mientras sea más de un kilómetro, y luego al parar para caminar, establecer objetos referenciales como punto de largada para volver a trotar. Al retomar comenzaba despacio y respirando, y luego me amoldaba. De esta manera pasaba gente que luego me alcanzaba, pero no me agitaba ni alienaba para correr. Igualmente no dejaba de cantar, sobretodo “La Vida”: “Yo a una niña vi correr, hasta el mar ella se fue y allá remojo sus pies”.

En el 40 tuve todos los dolores físicos: El brazo por el roce del brazalete me raspo de sobremanera, los pies hinchados corriendo con unas zapatillas de mierda como las Reebok Verona (que cumplieron su ciclo), en definitiva, 7 de los 10 dedos estaban pinchando.

En el 41, restaban 3 vueltas a la pista, canté, la gente se mostraba contenta porque yo lo hacía, saludé a muchos con palmadas en las manos y sonrisas por doquier. El camino al llegar a la meta fue emocionante, focalizar a mi gente más

Y llegué con enorme satisfacción porque lo pasé bien y con las sensaciones de deber cumplido, porque está maratón fue una síntesis de las sensaciones al descubierto que se sienten en el día a día.





miércoles, diciembre 04, 2013

3 Historias muy breves de un espectador.


Caminando por Callao, de repente una mujer rubia, cantando y bailando dentro de un auto rojo de gran tamaño.  Al lado, en otro coche de color negro, un sujeto le dijo: "Que bien te movés! Te hace linda". La rubia, muy "uh uh uh" Me refiero a esos gritos que se escuchan bajo la histeria y ostentación femenina en su mayor grado de expresión, es decir desparramó cuanta belleza tenía.  


La mirada del tipo se transformó en cazador (mirada fija, recia y de me lo sé todo), comenzó una charla, la mina cantaba y se movía con más enfasis.  El la observaba con más enfásis y tratando de acorralarla con su presencia.

Finalmente estos dos sujetos, luego de 10 minutos trabados por el tránsito y estableciendo un díálogo más ameno, se pasaron los numeros de celulares.  Yo, observaba todo en una esquina cuando pararon y caminando a la misma velocidad de la marcha pesada del tráfico.-

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Tenía que hacer tiempo para algo y me fui a una estación de servicio a tomar un refresco, con la intención de proseguir con la lectura de un libro. Muchos hombres sólos: uno jugando al solitario en su ordenador, otro mirando la nada, y los otros tres que restan leyendo. También dos mujeres charlando, y un profesor de matématica que le enseñaba polinomios a una mujer de unos Cuarenti tantos años.

Pero lo curioso es que también había dos hombres de traje, en pose de hacer negocios, con tres orientales, supongo que coreanos.

Ayyyy la cara de garcas que tenían!!! Levantaban la cejas, torcían la boca, se acomodaban la corbata y hablaban sin parar. Igualmente más allá del rótulo primario que puse, son tipos desgastados por la vida, se los notaba un tanto desesperados de que el negocio tiene que andar, cubriendo este sentimiento, bajo una sonrisa constante y una mirada a los ojos de cada "chino", de manera penetrante, como suplicando que acepten esa comunión.-

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"Subte A", me senté al lado de una mujer que hablaba con otra. Amagué en conectarme el MP3, pero parecía que la fémina de mi lado, tenía algo interesante que contar, por el tono ofuscado de su vos.


"No lo entiendo a él, se quiere ir en Marzo, y este fin de semana cuando nos fuimos a la costa, se lo pasó hablando del laburo, que esté es un boludo, que hay que comprar una máquina nueva. Se lo pasa quejandose. Y encima no hace otra cosa que laburar"
"Si se exige mucho, Marcelo".
"En parte tiene razón, entre los dos alquileres pagamos 6500 pesos, y más gastos te quedan 8 mil. Pero no lo aguanto más se vive quejando, y no quiere disfrutar".
Ahora pienso, esto es mio, tal vez el laburo es lo único que se siente reconocido. O tal vez, se metió en una voragine en que laburar es, mes a mes, llenar agujeros...y eso implica estar en el local todo el día...Dura la vida de esta pareja.