miércoles, julio 01, 2020

Segundo trimestre del 2020





















Se esfumó la primer mitad de este año, que por mucho, es el peor que vive. A esta altura, ya no puedo engañarme y decirme "lo mejor esta por venir", entonces ya queda en definición cual, más o menos, fue "el mejor año vivido".   Como autodefensa, creo que a lo largo de este camino, me sirve alejarme del pragmatismo y el propósito final.  Alguien me puede contar una película y su final y realmente la veré, porque hay otros factores que van más allá del planteo del problema y su "resolución".

Con este confinamiento, y esta manera de secuestro, y de vivir repleto de prohibiciones inéditas, me cargo la cabeza para no interactuar con esperanzas vacuas, con proyectos que no haré por tener que cambiar el contexto y transitar el dia a dia de una manera errante, pero rígida, disciplinada, estoica, independiente y asocial.   Lleno de calificaciones, pero sino la mente me conduce a estadios aún peores, viéndolo por experiencia empírica, aunque con excepciones.

Casi siempre, no profundizar con la gente, y salir de la apariencia me sirvió.  Ayer culminé el semestre poniéndome al dia con una persona que no trataba muy seguido y que hace como 5 años que no veía, me había saludado para el cumpleaños, y me dijo de juntarse para ver que podía hacer para invertir una plata que le iba a entrar. Ayer, nos juntamos y eso pasó a ser tema secundario, hacía mucho que no me arrepentía de lo que decía, y que el diálogo fue frutífero y encantador.  ¿Será que hace mucho que no tengo una charla personalmente de esa manera? En fin, por suerte, de salir de las apariencias y de las conquistas, en otro tiempo querría garchar, y hoy no, todo fue amistoso, respetuoso y atencioso. Esto hace más propenso a la esencia y no al limosneo.  Quizás, no vuelva a ver más esa persona, pero agradezco vivir unas horas enrriquecedoras como hacía mucho no sucedía, y no analizar las incoherencias y desvíos que emito. ¡Gracias a ella y gracias a mi por la oportunidad!  Es menester dejar sentado esto.

Saliendo de este "evento extraordinario", este trimestre me agarró la pandemia en su máxima expresión. Viviendo con mi hermano, y con ciertos ataques sobre ser "el padre" de alguien que hace lo que puede, y que supongo se siente algo perturbado de ir y volve de la cama al living. El 09 de Junio, el volvió para el hogar y se sigue complicando los permisos y el estado de sitio que se tiene por todo esto.  Mis salidas son ir a RPG, una vez por mes irme de vacaciones al Barrio de Belgrano (que queda como el oasis de toda esta mierda) donde voy en bici o caminando, yendo al Barrio Chino, al mercado de Juramento y luego a acomodarme los aparatos.

En cuanto a las actividades diarias, me ocupo, tengo actividades al despertarme y a la tarde como Rutinas Hitt, QIHONG, Yoga, estiramientos y fortalecimiento de hombros, alineación de la espina dorsal, ejercicios de resistencia y fueza, todo dividido en 14 momentos.  Otra novedad es bañarme con agua fria, luego de la serie de ejercicios matutinos, donde nunca me puedo acostumbrar y el miedo del cuchillazo frio permanece, pero hay recompensa al salir, porque el cuerpo se siente y más calmo, anteponiéndose a la contracción de la resistencia ante los chorros de agua fria por 5 minutos.

Pero, la angustia del dolor, la angustia de haber vivido una vida mejor, la angustia de salir y que la misma vacuidad de la calle me lleve a meterme adentro, la angustia de escuchar a "los justicieros de quedate en casa", la angustia de la distopía impuesta por los poderosos llegue en este tiempo y trazando precedente para que vuelva a suceder o que su continuidad sea indefinidad, la angustia de volatilidad económica y de tener que re-planificar el limite de gastos dia tras dia, la angustia de dolores que no cesan y que tengo que meter constante atención para palearlo, la angustia de que muchas cosas pueden empeorar y la duda que unas pocas pueden mejorar.  

Ante tanta angustia: ¿Para y por que vivo? Porque me gusta tener agenda y desafíos que yo mismo me trazo y no es necesario el concenso del otro para hacerlos, que la creatividad para crear actividades, sabiendo que la soledad será una compañia indefinida, me da algo de entusiasmo, saber que puedo cambiar, no digo para mejor, sino que comenzar una y otra vez, esta batalla contra la tragedia, e incluso la propia angustia, me hace vital.  Y es la vitalidad que aún siento un poco de amor, como así el amor propio que me lleva a aceptarme con todas las angustias, las desesperaciones, los imponderables, las apariencias indeseadas, los eventos extraordinarios, y un largo etcétera que maquilla mi decadente vida.

Se espera un tercer trimestre que transitara el invierno, que se apegará a un desbarranco económico local y mundial, a un confinamiento sin fin, y situaciones inesperadas que saldrán de mi control, como la cotidianeidad de este 2020.

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