lunes, diciembre 10, 2018

Retorno de Aguas Abiertas: 7 km en Belen de Escobar.























La última vez que la realicé prioricé la rotura de la batería del auto, asunto que me entristeció mucho. Pero, sin dejar de expresar el privilegio que, creo tener, en poder nadar y en un río.
El link, para que me acuerde es este
https://percho.blogspot.com/2015/02/somatizaciones.html

Luego de un viaje interminable en barco, por el hecho que iba rio en contra y el barco tiene que realizar mucha fuerza. Yo tuve una noche que me he despertado por nervios, por acúfenos y porque en el piso de arriba estaban moviendo la cama con fuerza, supongo, que estaban garchando, y está bien que los jóvenes disfruten de su potencial.

Mi potencia ha menguado bastante este 2018, pero la actividad física, que implica un esfuerzo (en lo que me respecta) fue nadar y nadé todo el año entre 0 y 4 veces por semana.  Tuve la riesgosa idea de coronarlo en unas Aguas Abierta, evento, que no participaba hacía tiempo.
En el barquito yo me cuestioné está elección, entre la cefalea, la repetición del exceso de ajo y los líquidos que tomé para eruptar (jugo de limón, bicarbonato de sodio, vinagre de manzana en una botella de agua), me acentuaba aún más la cefalea. 

Llegamos, y me agaché para mojarme un poco del agua un poco fría. 
Al grito de "Mauricio Macri, la puta que te parió" se largó la carrera.  Al toqué tenía un balsero que me dice que estaba mal en mi camino, y dije ok. Luego noté que el balseró me encerraba como para arrearme. Yo me pusé muy nervioso y paraba a cada instante. 

El balsero me preguntó si estaba bien. Le dije que no veo nada, porque tenía las antiparras empañadas.  Las primeras sensaciones fue querer irme y la cefalea se asentuó, asi como el nudo en la garganta y la disfagia que suelo tener. Ni hablar de la mandibula. 
Igualmente, me tranquilizé cuando me incorporé al malón de gente. Acá los golpes se sucedían una y otra vez, y el punto en común de las personas que nadabamos, fue querer desprenderse y no entorpecer el deslizamiento de uno mismo, ni del otro/a.  Este suceso me hizo poner atento.
La estrategia de las respiraciones que había practicado en la pileta, para no aburrirme, fue eliminada, en realidad, porque no me aburría, entre que tenía que esquivar gente y ponerme en eje, me mantenía ocupado. 

El barco de 100 metros fue la mitad del evento, luego de él me relajé y salí de eje nuevamente. 

Lo que acontecía es que la resolana me obligaba a cerrar los ojos, y al dejar de mirar para adelante me desvié del camino. El balsero solo me dijo a la izquierda y no tuve ninguna toreada, me restablecí y sentí mi cuerpo fresco, cómodo y disfrutando donde estaba. Siguiendo diferentes gorritas, que, tal vez, pasaba o viceversa.  Ahora con la comodidad de ensayar diferentes cadencias de respiraciones, según a quien tenía como referencia; de manera que cambió mi forma de nadar, muy diferente al "cada 3" de la pileta, siendo mucho más disfrutable.

Siguiendo a un gorro rosa, arribé a la meta. Al pararme me daba vuelta todo, mareado llegué, pero muy relajado y contento. Comí sandía y naranja. 
Y sin importa cuanto tiempo ni como salí, pude completar, una vez más un agua abierta, a pesar de mi dolor crónico y esta depresión que la disfrazo con estos sentimientos que, para un sistema capitalista es relleno de los que se llevan la supuesta gloria.



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