martes, noviembre 29, 2005

Autobiografía IV

Retornando a la senda melancolica voy a recordar un trabajo que tuve a los 21 años de edad.
Para ese tiempo yo estaba estudiando la carrera de Análisis de Sistemas en la Universidad de Buenos Aires, trabajaba como "docente" en una escuela secundaria técnica de 6to. año. Es decir le daba clases a "chicos" de 18 y 19 años y lo curioso es que no me tuteaban, manteniendo la distancia entre lo que se llamaría el vinculo profesor-alumno.
En Febrero de ese año, es decir en pleno verano, me decidí a buscar trabajo, una díficil tarea a la que vivia en esos años.
Intentaba conseguir labor de cualquier cosa, mientras tenga un cargo de administración. En ese tiempo vivia con mi hermano y mi padre se iba a instalar con su esposa a la que no teniamos buena relación.
Apuntandome al objetivo de esta narración, llegué a una distribuidora de libros donde pedian operadores de PC, así fue que me inscribí en sus filas en forma temporaria. En principio el trabajo era de dia alrededor de dos semanas y después la labor sería de noche.
La primera semana estuve con alguien que se habia alistado a la marina y que teniamos largas charlas acerca de su sometimiento con los jerarcas de ese "rubro". Recuerdo que se trabajaba los sabados a la mañana.
Lo anormal es que a veces surgian competencia a ver quien atendia a quien. Una suerte de actuación forzada para ser reconocido y tenido en cuenta, pero con cualquier personal del staff estable, hoy me doy cuenta que este tipo de actitudes son absurdas por de más.
Cuando entraba a la noche, realizba dicha entrada 19 horas y terminaba mi jornada 5 o 6 de la mañana. Pagaban horas extras cuando se excedia las 8 horas laborales. Además a la mañana concurría a la escuela a dar clases, unas dos o tres veces por semana, por lo cual dormia a partir de las 14 horas(unas tres o cuatro horas), comiendo una sola vez por dia y pesando para esa epoca 62 kilos( yo mido 180 cm)
En mi vida social me sentia un zombie, los domingos iba a visitar a mi novia en la cual mi unica actividad era dormir. Los sabados a la tarde iba a la ftad. pero mis neuronas no eran lo suficiente receptivas para perderme una clase por semana y entender lo dictado los dias sabados.
Un sabado fue el recuperatorio de un parcial que no dí, y el dia previo no entendí nada de lo que explicaban y me forma de descargarme fue masturbandome ante tal impotencia y limitación de sabiduría del tema y fue por eso que tuve que dejar la materia. Lo tomé en el momento como una frustración pero sinceramente no me alcanzaban ni las horas ni las fuerzas para poder aprobar esa materia. Esos tipos de sacrificios no llegaron a solventarse, el intento estuvo pero cuando hay derrota el único que se acuerda soy yo mismo, y por ende, reconozco haberlo echo más allá de los resultados. Mis situaciones pasadas, y presentes racionalmente no las veo como una victoria o un fracaso, sino, simplemente como un experimento de mi mismo con los limites, adversidades, ayudas, etc del entorno.
Los personajes que comportían en el ambiente de trabajo conmigo puedo destacar primero a Susana, una mujer metida pero que tenía buenas intenciones, le gustaba hablar de ella y de su hija, poseía gran poder de convocatoria con los demás integrantes de la empresa, estaba enamorada de Walter Gesto el vendedor estrella, donde tenía un nivel de popularidad mounstroso, a partir de su carisma, su elegancia, su rico poder de la palabra, su estampa, su seguridad, su estetica( alto, morocho, buen fisico y cara de recio ) y su soberbia. Le gustaba poner en ridiculo a la gente delante de un público perversamente alegre.
La gente de la fabrica, los chicos que se dedicaban a armar libros, a través de ellos conocí al humildad, la ternura y sobretodo la transparencia, dejar de lado la forzosa riqueza de saber más que el otro o ser más que el otro y convertirla en compartamos, tiremos para el mismo lado; una especie de equipo humilde que se van a divertir o hacer lo que le de algún redito sin importar si realizó o no su labor. Destaco a una persona que le deciamos Coco, un gran sabio de libros, pero desesperado a obtener un trabajo y me parecio que no era lo que le gustaba lo que estaba haciendo; pero muy inteligente y sereno.
Habia un peruano que tenia mi edad en ese momento y una nena de 3 años, no recuerdo su nombre, pero le gustaba bardear a los demás pero con inocencia y dulcura, siempre permanecía alegre.
Tolosa, una persona que trabaja en Manliba antes de aquí, con un conflicto familiar muy grande ya que su suegra no tenia los remedios para soportar un cancer y los dias libre tenia que ser su tarea de jardinero, no digo que es un ejemplo, ya que no tuvo muchas oportunidades, pero como persona lo recuerdo muy leal.
El jefe de todos ellos era Ramiro un peruano, al que llegó a ponerse muy contento por su sueldo adicional, pero tenía el afán de querer mandar a los chicos del lugar.
Un chico que dejó de estudiar en la universidad, porque en una disquería no le aceptaban que haga una carrera y no disponga flexibilidad para realizar las tareas que le ordenen. Gran sabio también y estudiante de teatro.
Oscar un capataz de los tradicionales, se enfurecía con cualquier situación que se le iba de las manos, es de esas personas que prefieren hacerse temer que querer. Cuando se quería hacer el gracioso contaba cosas absurdas mientras iba cortandolo con sus risas.

(Continuara)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto de la escritura ayuda un poco no?, yo estoy escribiendo una novela, aunque tengo mis dias.

Segui asi, escribiendo, que aunque no paresca, todo queda guardado en la red.

Anónimo dijo...

prueba

Anónimo dijo...

prueba 2