sábado, junio 29, 2019

La locura de otro concierto.

















Bancar mi locura, reinvindicar mi pasado, tomar la parte alegre y lo que me da energía. Tal vez, estos conceptos no sean tan asi, los cuales me refiero: alegría, energía, y todo pase por una especie de dopage, siendo yo el encargado de establecer Dopamina a mi cerebro, a pesar que el dolor, a través, supongo de cortisol, ataca mi cuerpo y mantiene latente el dolor que parezco, ya, y hace tiempo, de manera crónica. Puede que esté asociado al cerebro, pero síntomas como mareos, algo de vértigo, debilidad acechan permanentemente.

Haciendo un poco de historia, y manteniendo una característica en mi persona que es la asociabilidad, que no tiene nada que ver con la timidez o verguenza de tratar con gente, simplemente, que me no me gusta ser juzgado ni para bien ni para mal. El desenfoque que hago (e hice) con la gente y sus juicios me trajo más satisfacciones que alegrías en el balance, o por lo menor, el huir de esos juicios ante tanta certidumbre y justificación de, parafraseando a Dostoiewski, "ellos", porque son "ellos" con su camino progresivo y evolutivo, contra mi, que me cuelgo en diferentes de zonas de confort y salgo cuando se me canta. 

Caballeros de la Quema entró en mi allá por el año 93, con la canción "Carlito", pero en este caso, era un tema, más, tal como "Verano del 92" de los Piojos, como "Estoy hasta la pelotas" de Parte del Asunto, "Planeta infierno" de Juana la Loca, "Kanishka" de los brujos.  Bandas de medio pelo que no eran populares, pero que me atraian sus temas, a la cual elegía a "Los Guarros" por Javier, hermano de Andres y sus "Abeja Reina", "Bajo tu piel" y "Mujeres y vino" y Babasonicos con su disco "Trance Zomba", cuyo "Arbol Palmera" arrojo en mi, un viaje mental a la naturaleza y al compartir con ella, solo observándo y describiendo. 
Todo esto es mi interpretación, y nostalgia de hoy, sin ser certera, porque ya pasaron más de 25 años.
"Casi nadie" fue el tema de Caballeros de la Quema que ahondó en mi ser. "Luces, cuerpos, gente y que? Ya no son nada, casi nada" Como que lo demás pasaba y pesaba y me sentí inmerso en eso. Por lo que compré el segundo disco de Caballeros de la quema: "Sangrandonos" y al no tener filo para ir a los recitales pagos, aprovechaba e iba a los recitales gratis de esta banda, cerca de casa.
"La Paciencia del araña" fue un disco que escuchaba y escuchaba miles de veces.  Me volví loco: comenzando con "Malvenido", "Oxidado", "Madres", "Todos Atrás y Dios de 9" y el tan popular "Avanti Morocha". 

El disco "Fulanos de Nadie" pegó más aún en mi, en los gustos, identificación y la estirpe de perdedor que trasmitía Noble y que yo la enrrolaba a todo trapo. Pero bueno, caminando por Mar del Plata en un verano del 2002, me enteré que se separaba, permaneció como la banda, escuchando diferentes cassettes, cds, y mp3, pero quedaría en mi memoria como que sus declamaciones siguieron pegando en mi comportamiento.

El 23/06/2019 volví a ver a Caballeros de la quema, luego del entusiasmo que dejó mi viaje a la Plata, dos años antes. Bastante excitado, tome mi reproductor y caminé por una oscura avenida Warnes, yendo cantando alocadamente la canciones, justamente auto-fabricando la dopanina necesaria, ante un clima húmedo, pesado.   Lo noté como pintoresco, verdaderamente inexplicable, incontable ¿Por qué? Porque comentar este episodio, además de chato y aburrido, lo calificarían de irresponsable, por la inseguridad que los otros cuentan que se vive.  Y realmente me importó tres cuernos lo incierto de caminar en calles asoladas, vacías de gente.  Todo jugó a mi favor, tanto la ida con la vuelta. La soledad sería, nuevamente, mi gran compañera.

Me tomé dos cervezas Quilmes ¡Horribles!, para darme ánimo ante un ambiente cerrado, humedo y caluroso. El olor a chivo, a humo, a alcohol, me daban lo mismos. Al principio con el tema "Celofán" el entusiasmo de la gente, me abrumaba. Pero después el que saltaba, cantaba, reia, se empujaba, jugaba, hacía el ridículo, miraba con complicidad a los demás, era yo.  Puedo ser ambicioso y definir la palabra "FELICIDAD" a todas estas sensaciones, y yo como me conformo con poco, me sentí asi. 
En definitiva, el recital pasó volando y la energía que sentí al salir del mismo, me llevó a caminar, nuevamente, los 5 kilómetros, cantando, asustando a la gente civilizada ("ellos/as"), que suponía que soy un borracho que los va a lastimar, pero no, los desenfoco, no son importantes, como yo no soy para ellxs. 

En sintesis, este sábado a la noche, donde aplique, extraordinariamente, la mejor energía positiva que puedo aplicar, me quedará en la nostalgia y en la acumulación de pasado que vale la pena y que lo elegí sin, practicamente, condicionamientos ni exigencias.  Sé que mi vida cotidiana es a dos por hora, para defenderme del precio que tengo que pagar de gastos de energía,  entonce me vuelvo a mi caparazón y me tranquilizo hasta que me preparo para movilizarme nuevamente.

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