martes, junio 04, 2019

¿Cuantas van, cuantas son?

















Sin duda, no supe que imagen pegar, en esta entrada de blog, donde es menester, hacer una reflexión de esta vida de poca valía.  Poca valía porque quiero, porque soy ocioso, y nunca me gustó esforzarme, además sigo aprendiendo a arreglarmelas lo más solo posible.  Mis justificaciones ante la gente son patéticas, hoy por ejemplo me veo dialogando y me doy verguenza.  Tal vez, por ser un cuerpo y mente que se sumergen a una inseguridad constante y casi permanente.

El caminar errante me lleva a lo que soy, un ser doliente que se falopea con drogas legales para trata de mitigar las diferentes dolencias, como por ejemplo en el rostro, debajo de las axilas, en el cuello, etc. Los mareos cuando me agacho y la falta de fuerza que me aparece en el pecho y brazo derecho. 
Creo que, desde hace dos años que voy haciendo concesiones con los dolores, y creo que lo mejor que me puede suceder es estar solo, minimizando apuros, caprichos, quejas y soberbias, convirtiéndome en un ser limitado mentalmente que se acerca a la locura.
La locura es la mejor arma que encontré para combatir las responsabilidad, las obligaciones, las posturas, lo politicamente correcto, los títulos que te impone la sociedad.  Entonces cuando me encuentran, me hacen gestos de que estoy loco, yo me regodeo eso, porque cedo al otro/a el confort de quejarse del prójimo. 
¿Acaso no soy solidario para la gente civilizada? Lo que tengo que entrenar más es el halago, pero estoy en camino eso. ¿Por que tengo que entrenar el halago? Porque de alguna forma es suavizar las tensiones que causan las críticas o puntualizar los defectos. Donde yo debería exacerbar los mios y nada más. 
El ser humano es superviviente, tiene pánico de morir, incluso voy muriendo muchas veces en vida, por esa la pregunta de ¿Cuantas vidas uno vive en su vida? Yo viví muchas, incluso he cambiado de puntos de vista, hay reacciones que parecieran que no son de esta vida.  El fin de cada vida es la nada misma, solo queda en la mente, al transcurrir otra vida.   ¿Será que siempre me gustó el caos, porque un poco me gusta fallecer o asesinar un tipo de vida?  No sé, plan tengo que es no trabajar nunca más a un trabajo que el otro me evalue, siquiera que estudiar nada que me tomen una prueba y me digan soy un 3 o un 10. Me nefrega soberanamente! ¡Por eso soy tan limitado al conversar! Porque no tengo nada fijo: un trabajo, un estudio, algo que sea reconocido. Nada 

Igualmente tengo que soltar más, para minimizar el dolor. La intensidad no va más conmigo, va lo taciturno, lo errante y la contemplación.  Igualmente me encanta cuando el entorno se regodea de todos los logros que hizo o va haciendo. 
Entonces mi camino va hacia el ridiculo sin importarme la verguenza, a otorgar la razón al otro/a sin prestar resistencia pero en el fondo nefregar porque ellos/as son los normales, los que tienen un camino cierto, contable.  ¿Que más? Ridiculo, loco, ignorante, poco interesante pero que puede planificar su alegría consigo mismo, a través de generar un estímulo para eso, a pesar que hay mañanas que me levanto para el suicidio.

La vida se acaba y voy a vivirla como quiero y no como los otros digan como hay que vivirla, aunque ellos tengan razón: Minimizar mi apariencia, siendo un poligrillo, un descuidado, un pordiosero, un pelagatos.   Ir a dos por hora, sin apuro para los horarios ni para llegar a lograr algo en la vida.  La madurez que me venden, no la compro. El dolor solo me limita y me envejece.


Joyeux Anniversaire!.

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