jueves, agosto 26, 2010

Baremboim un talentoso provocador














El fin de semana pasado (21 de Agosto del 2010) visitó Buenos Aires un hombre llamado Daniel Baremboim, si bien tiene nacionalidad argentina, el hombre es nacionalizado israelí (donde llegó a los 9 años de edad) y español, pero oh paradoja incluyó también la nacionalidad Palestina. Y este es el punto fuerte de un sujeto que tiene mundo, así como Federico García Lorca, donde los conflictos de frontera o de territorio que los poderosos nos inculcan y la mayoría de nosotros, aceptamos mansamente y con gran ignorancia, para esta gente, que por casualidad posee un don especial, le es indiferente.



“No me siento extranjero en ningún lugar, donde haya fuego y vino tengo mi hogar”, cantaba Joan Manuel Serrat en “Vagabundear”, y viviendo en la civilización y su cultura, es difícil que no te traten igual que en el pais donde procedes.


Pero esta clase de artista, cuenta con un privilegio, que es su talento y además que muchas personas, sin distinción de territorio, admire el mismo. Con tal permiso, Baremboim provoca y toca música de Richard Wagner en Israel, amén de ser tildado por un público especial, de pro-nazi y fascista (ya que comparte el gusto de Hitler); está odiosa comparación es como tildar de pro-militares a aquellos que fueron a festejar el mundial 78’ en la plaza de Mayo. Igualmente la mayoría de los espectadores aclamaron su gran actuación, sin importar de los gustos de un gusano, a sabiendas que cualquier ser humano antagonista puede tener la misma pasión o gusto. Baremboim simplificó la ejecución de su concierto con la frase: “Si está permitido escucharla en el timbre de un teléfono, ¿por qué no podemos intepretarla en una sala de conciertos?".


En su banda actual hace convivir a músicos palestinos e israelíes, además de sirios, libaneses, andaluces y un crisol de razas; como haciendo corte de manga al conflicto de Gaza u otros conflictos territoriales y/o raciales; envíando un mensaje de paz, a través de su música, deslumbrando a los espectadores que no meditan acerca de esto, y se “cagan” en el conservadurismo que inculcan los poderosos, que por pedazos de tierra, que quieren hacernos entender quien es el bueno o quien es el malo, y Baremboim refuta esto y nos comunica que estamos tratando con seres humanos que sienten y que tienen mucho para dar al mundo, sin importar su origen.


La meta de Baremboim, a ser un conocido ciudadano de mundo, tiene como objetivo constante promover la convivencia, la tolerancia entre países en conflicto, a través de un lenguaje de integración: “La Música”

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