lunes, diciembre 14, 2020

Otra escapada padeciente

 



Allá por marzo de este año, más precisamente el 15 de marzo, fuimos con mi hermano al supermercado y estaba atestado de gente con la angustia del posible desabestecimiento por el virus que se venía, largas filas, muchos nervios, mucha angustia.  
Al otro dia viajamos junto mi hermano a Mar del Plata, cuyo paquete fue pagado, cuando apenas hubieron noticias por este virus que fue el actor principal de este 2020. 
Ese viaje fue un fiasco, a tal punto que me prohibieron estar dentro del mar (para el corona el agua no cura las heridas) y cada dia con más limitaciones y dolores de cabeza, hasta que declararon el ASPO, el dia que volvimos y que pasamos la peor vacaciones-escapada hasta el momento.

En Noviembre, mi "amiga" de Paris, quería concretar un viaje al Tigre y una estadía de unos dias, yo le había dicho que sí, cuando no se habían abierto ni la pileta, ni el gimnasio ni la pelota, sólo podía caminar-trotar por la cancha de futbol, por eso me atraía la idea.  Luego con sus pretenciones y su puntillosa pretención y que todo cuadre, me hostigaba y me refregaba que yo no averiguaba nada. ¿Para qué? Si siempre me tiró abajo las decisiones que tomé, cada vez que planificaba algo, entonces me daba lo mismo, ya a fines de Noviembre si iba o no, porque ya abrieron la pileta, el gimnasio y la pelota, y por sentar precedentes, más su terrible control con la pandemia que ella posee, me iba a abrumar al lado de ella y no me equivoqué. 

El viaje al Tigre ya comenzó mal, porque me regañó que el taxi que pedí era tarifa variable, y que no le gustaba, luego se peleó con un señor en el supermercado y no hablar de las peleas constantes que buscaba. Tomamos una lancha remis, llegamos a la isla, todo bien con la encargada, nadamos un poco en el río, caminamos mucho por diferentes paisajes y terrenos para comprar una cerveza, en fin, ese dia compartimos cena y cada uno se durmió en la habitación asignada. 

Al otro dia, me desperté temprano para nadar en el rio y tener un poco de paz, que poco después fue rota por la pelea de mi amiga con la encargada, porque no se podía cargar agua, ya que la marea del rio baja, y ahí la trató mal, y la encargada nos hizo la cruz, y comenzó con su bronca hacia todo su entorno, o por lo menos con su intensidad, cuando el dia anterior quería vivir en una isla, pero los mosquitos, las cucarachas y los bichos le hicieron cambiar de opinión.  Y ni hablar de sus diálogos que buscaban humillar, está vez no daba gusto hablar con ella.  Pero eso si, era encantodora hablando en alemán, vaya a saber con quien.  Ya comencé a pensar "¿Cuando me voy?" porque era insoportable sus quejas constantes y delegaba todas sus inquietudes a mi, por su pelea con la dueña. 

Igualmente, por suerte, cada uno hizo la suya y me dedique, ralentizando mi cabeza a analizar balances.

Luego fui a comprar un vino a 200 metros de la casa, y en medio del camino el segundo escollo, un perro me muerde el gemelo, luego de haberme llevado con todos los perros excepto con el perro de una hija de puta, porque no hizo nada para que no me muerda. En fin, llegué caliente y deprimido.  Tuve que ponerme desinfectante y soportar el dolor y ardor mucho tiempo a la noche.  La marca todavía arde, aunque por suerte no me agarró bien.

Comimos y nada más, vimos una película, ya que era mejor que dialogar y me fui a dormir.

El sábado, ya el agua estaba alta, y me humilló diciéndome que era un panelista del virus, y que no tenía argumentos para decir lo que decía, en fin, otro rato de incomodidad.  En realidad me sentí incómodo casi todo el tiempo con ella. Otra cagada fue andar en kayac solo y no darme cuenta que tenía el mp3 en el bolsillo, tal es así que lo empapé y lo arruiné.  Además esa noche no se dio la cena planificada, porque no tenían pizza y solo empanadas de carne y pollo, alimentos que no como.  Nos peleamos por la comida, porque le dije "hace lo que quieras" y empezó a gritarme nuevamente como tantas veces en este viaje, con total desprecio y aversión

Al otro dia teníamos que dejar el lugar a las 7 hs, porque la lancha colectivo pasaba a esa hora, amecimos con una tormenta insoportable, y bajo la lluvia me quedé en el muelle esperando más de 40 minutos una lancha que jamás pasó, y no me pude comunicar con el telefono con que contaban. 

Es así que tuvimos que pedir una lancha remis, yo ya estaba cagado de frío y deseaba no tener que compartir más tiempo con esta mujer, no es culpa de ella, soy yo que no me adapto a su estilo de vida, y esta convivencia eterna de tres días, sentó precedente para no volver a hacerlo de acá al futuro, por lo menos de corto y mediano plazo (uno no sabe que será del largo plazo).  

En definitiva, una decepción más en este 2020, y con la aversión de compartir con alguien algo, porque la frialda, la insensibilidad que impera desde que comenzó esto, y supongo que, la falta de interés que expando en general, hace que pueda compartir "algo" con casi nadie, menos mal que es "casi", porque siempre todo puede estar peor..


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