jueves, octubre 23, 2014

Todo tiene un final
















Tener el camino allanado para dar corte a una relación de pareja, trae sus consecuencias, en éste caso, más positivas que negativas.  Ambos, el uno para el otro, somos sumamente tóxicos en la cotidianeidad y en las aspiraciones que tenemos, además por mi parte se me acabo el deseo y el cariño, desde que me iba a ir, allá por junio de éste año.  Donde, con angustia conllevada, por el trato que recibía y el mal humor mío, en perjuicio de la otra persona. Una retroalimentación de asuntos negativos, casi, de manera permanente.

En diciembre del 2012, cerrando un año prácticamente malo, reflexioné en el siguiente apartado del presente blog: http://percho.blogspot.com.ar/2012/12/cerrando-este-patetico-2012.html
 
Parafraseando y analizando el análisis del mismo, refloto algunos párrafos:
“Hoy me siento ahogado, la persona con quien convivo exige más colaboración de la que puedo dar (y eso no quiere decir que sea la normal colaboración de convivientes). Las tareas cooperativas me generan desganofalto de entusiasmo, por causa de recibir juicios, de cualquier quehacer mío es erroneo y mal realizado.”
Ésta reflexión es tal cual, la falta de entusiasmo es básica para seguir adelante y mantener una convivencia.
“Se acrecentaron, o subrayaron, ciertas características de mi mismo: inutilidad paraarreglar algo doméstico, inutilidad para ponerme de acuerdo,  ahogo o vacuidad para imponer cosas, ya que la casa no es mía, nuevo control de horarios, etc.   Mi conviviente se jacta de que me está haciendo un favor, yo sería, entonces, por mis actitudes y aptitudes, un pensionado.”
Una serie de controles insostenibles, que no pueden hacer frente a las cosas positivas. Ella alega que cambio, pero las peleas se hicieron insostenibles e insoportables. Ni hablar de las reprobaciones permanentes.
“El niño que, pobrecito o no, convive medio tiempo con cada uno de sus congéneres, poseee todo el derecho de exigir cualquier cosa, , y más allá de que sea hijo de mi conviviente, hay una competencia encubierta con el padre del chico, para ver quien gana el premio de quien consiente más.
La competencia continúa y el pánico que ella tiene que el chico elija vivir con el padre, es omnipresente. Yo no puedo ser parte de sus pretensiones.
Las bregas se acrecientan, tengo ganas, casi todo el tiempo de escaparme, de marcharme de este lugar. Soy demasiado “chiquito” para la proyección ambiciosa de mi conviviente.  Estoy encerrado, no tenemos los mismos interesesElla quiere reformar  y cambiar constantemente, yo quiero pasarlo bien, mirar una vida más física, de aprendizaje mental, más próspera, divertida, placentera, etc; ya que a mi el impacto ambiental nunca me interesó, y he tenido jornadas, creo, felices sin eso.    Actualmente no tengo proyección, desconfío de todo el mundo, siento que me soltaron, merecidamente, la mano, aunque creo yo, es que confié en que tenía autosuficiencia, y me hundí más, entonces la desconfianza se envuelve, además, de mi ser.”.
Por fortuna, hoy, tengo más confianza en mi mismo.  Tomar esta decisión, luego de posponerla  en innumerables oportunidades, el caer en esta decisión me dio cierto alivio.  Igual, asumo que hay un proceso de transición y de re-acomodamiento que, tengo como cometido, resolverlo en el menor tiempo posible.
Durante este año viví muchos mejores momentos que en el 2012 (hasta de felicidad), pero tuvo la interferencia de contar con las constantes peleas con ella. En mi cumpleaños decidí que, una pelea más, me mudaba a una pensión, y fue tan firme la decisión que se consumió y que está etapa jamás volverá, porque impartí que todo tiene un final, todo termina.  Realmente, espero, que la otra parte asuma lo mismo, y tenga reminiscencia de toda la angustio que vivió al convivir, además de una relación desgastada y sin rumbo.

 

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