viernes, julio 08, 2011

Una historia de amor intensa de solo 100 dias - Primera parte










A lo largo de mi vida, tuve suerte de tener historias con el sexo opuesto que, al fin y al cabo, sale de la cotidianeidad y la vorágine impuesta por el sistema, acercándose a la esencia y sensibilidad más profunda que la habitual.  Uno conoce a una persona y siente algo distinto, en ese momento, por el resto del mundo entero.   Esa persona es la protagonista de esa la pelicula de esa etapa de mi vida.


Nos cruzamos miradas en un bar, ella estaba apoyada en una mesa debajo de una escalera, que conducía al primer piso. Ese mudo diálogo con nuestros ojos originó que me acerque y conversé sobre lo esotérico y cualquier gracioso e intrascendental tema. Justamente aprovechando el primer tema, le tome la mano y, chistosamente, se la leí, era la excusa para acercarme más aún. A los minutos nos dimos un beso y abrazo apasionado. Ella me confesó que, al abrazarme, le corrió un cosquilleo por todo el cuerpo, sensación que coincidió con la mía, y pensó: "Este es mi hombre".

Quedamos en vernos, nos encontramos dos días después. En las últimas dos semanas, en mi caso, yo había experimentado relaciones sexuales con dos mujeres, una que conocí en el mismo bar y una compañera de trabajo, quedando pendiente un próximo encuentro con cualquiera.
Ella, por su parte, con un flirteó y se acostó con un compañero de la facultad.
Pero al juntarnos sentimos que esto era mucho más profundo, más intenso.


Que extrañas son esas sensaciones, cuando te superan y queda uno anonadado. Tal es así, que no nos separamos durante todo el fin de semana.


La historia siguió y luego de este fin de semana recibí un e-mail con el siguiente contenido:

“hola!

¿Ya llegaste?

Te extrañé enseguida después de que te fueras. Repasé todo lo que hicimos este fin de semana, detalle por detalle, mientras la paseaba a la perra, mientras me planchaba la pollera que tengo puesta, mientras hacía lo que hago siempre.

Camino hacia el 130, pasé por la plaza con la estatua donde te sacaste la foto cuando te recibiste. Pasé por la puerta de tu facultad, pensé en la cantidad de veces que subiste todos esos escalones.

Eso es lo que me quedó de este fin de semana: ¡tu mirada de las cosas en mis ojos!
¡Gracias por ser tan maravilloso!”

¡Solo llevábamos 4 días! y la adulación era mutua.
Esa noche nos vimos y dormimos juntos, al dia siguiente recibí  lo siguiente:


“Hola lindo...
¿Cómo amaneciste hoy? Espero que muy bien... aunque temprano ¿No? ¿Y la sonrisa? ¿La tenés todavía en la cara, igual que yo? Un beso grande...(bah! varios!)”.


A los cinco días de historia le escribo (hoy no lo puedo creer)


“Feliz cumple, mi amor!!!
Recibi tu mensaje, lo que pasa tenia el telefono desconectado para que no
suene el ringggggggggg, el jueves me das el cuadernito que si lo recorres
esta lleno de frases.
Bueh, espero que no estes tan cansada y que hayas, de una vez por todas,
prendido ese calefón.
Un beso y abrazo grandes
Gracias por existir y por pasar por aquí”


Obviamente que esto último es lo que agrandaba, aún más, la euforia de mis sentimientos, a lo que ella, sorprendentemente me contesta:

“hola mi chico!
Te iba a escribir contándote que el fuckin' calefón prendió de una.
Ahora puedo chusmear el cuadernito con permiso ¿No? Debo confesarte que lo
abrí un poquito y me quedé colgada con las frases...
Percho, creo que nunca tuve un comienzo de cumpleaños tan lindo. Fue realmente
como lo quería pasar.
Gracias por hacerme sentir así...
Sos hermoso, en todo sentido...”



Si, a uno le hacen tremenda confesión, más, considerando que suelo ser una sujero que suele tener el autoestima baja, seguramente volará por los aires, la plenitud invadía mi ser, ella me elevaba.
Y es así como me sentía, en una relación, que no alcanzaba la semana. Es así que, como toda rosa con espinas, estaba obsesionándome con esta persona, para entonces, especial. Mi mente estaba absorbida en este ser que, tantos halagos me ofrendaba, además de su entrega total.


Tal es así, que al cumplir apenas dos semanas, yo era su otra parte, y yo contaba, en mi cabeza, con un entusiasmo inédito.

“hola Perchi.
Todo lo que escribiste en el mail, es mi verdad, me pasa lo mismo... siento
lo mismo... es este estado que creo milagroso... cuando dos seres se
encuentran y establecen una conexión como esta... todo el resto es vano.
ya sos importante en mi vida. quisiera que estés de ahora en mas dentro de
todo lo que siento y vivo. Quiero compartir todo con vos. Ya no me imagino
sin vos...
Te quiero, mi otra parte!”


Ante semejante confesión, a la que no se percató en su vida, y que tocaba hondo su sensibilidad; era imposible que no corrieran “hormigas” por todos lados. ¡Estabamos prendido fuego!
Su intensidad en esta manera de sentir, me sobrepasaba y estaba muy feliz por ello. A lo que contesté:

“Encontrar a la otra mitad, pero no la mitad siniestra. Será ese el camino, quiero decirte que vos sos mi camino, no importa el objetivo, simplemente el disfrutarte todo lo que podamos.
Pasamos un montón de horas juntos y lo curioso que me parecio poquisimo tiempo.
La verdad no se cual es nuestro estado, si es milagroso, si es absurdo, pero esta realmente bueno y esta genial de que seas mi aliada, por ende, compartir todo y tampoco me imagino sin vos.- “


Hasta aquí, con menos de quince dias de relación, esta historia pintaba de largo vuelo, pero no. => Continuará.

1 comentario:

Antonio Di Bolazzo dijo...

UUhhh, me quedé con ganas de la segunda parte. Pinta para tragedia!!!