martes, mayo 08, 2007

José Ingenieros (1877 - 1925)





Si bien detallaré, más abajo en sintesis, su biografía, me voy a abocar a frases de una de sus obras cúlmines : "El hombre mediocre", es una visión bastante fulminante de la sociedad de entonces y en que la de hoy se adapta sin ninguna oposición. Es la idea de que por cada virtuoso hay millones de mediocres, pero que en si, al ser medioce, un adjetivo tan agresivo, es una cotidianeidad y es el común denominador.

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José Ingenieros nació en Palermo Italia en 1877, emigro de niño al Uruguay, situándose en Montevideo y luego pasó a Buenos Aires, dondé estudió en el Colegio Nacional, más adelante en la Ftad de medicina, graduándose a los tan solo 20 años de farmaceútico y tres años después en medicina.
Paralelalmente editó, junto a Leopoldo Lugones una revista: "La montaña" en la que se marcaba posturas socialistas (el ya era miembro del PS).
Tuvo una catedra en la Ftad. de Filosofía y Letras, en la que dictaba Psicología experimental, a la vez en el año 1904 ingresó en el Servicio de Observación de alienados.
Entre 1902 y 1913 escribió artículos sobre Criminología, Medicina Legal y Psiquiatría.

En 1911 migró a Europa por no estar de acuerdo con la politica que llevaba Argentina en esa época, a partir de aquí y al estar inmiscuido en una guerra mundial, tuvo mucha influencia en sus ideas e inquietudes. Apoyó allí la revolución comunista en Rusia.
Al regresar a Buenos Aires, en 1918, apoyó con entusiasmo la Reforma Universitaria en Cordoba e ingreso en una corriente filosófica latinoamericana en la que se pregonaba con ideas liberales y anti-imperialistas. Tal que es así 1925 disertó un discurso en Francia por cuestiones anti-imperios, homenajeando al sabio Jean Charcot. Luego en su regreso a Buenos Aires José Ingenieros murió sorpresivamente.
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Su obra cúlmine "El hombre mediocre", editado por primera vez en 1913, destaco algunos parrafos:

"Un ideal no es una fórmula muerta, sino una hipótesis perfectible; la evolución humana es un esfuerzo continuo del hombre para adaptarse a la naturaleza, que evoluciona a su vez."

"Los ideales son, por ende, reconstrucciones imaginativas de la realidad que deviene. Un ideal colectivo es la coincidencia de muchos individuos en un mismo afán de perfección. Todo ideal es una fe en la posibilidad misma de la perfección. Hay tantos idealismos como ideales; y tantos ideales como hombres aptos para concebir perfecciones y capaces de vivir hacia ellas. La experiencia, solo ella, decide sobre la legitimidad de los ideales, en cada tiempo y lugar"

"Los espíritus afiebrados por algún ideal son adversarios de la mediocridad: soñadores contra los utilitarios, entusiastas contra los apáticos, generosos contra los calculistas, indisciplinados contra los dogmáticos. Todo idealista es un hombre cualitativo: posee un sentido de las diferencias que le permite distinguir entre lo bueno y lo malo que observa, y lo mejor que imagina, sin ideales seria inconcebible el progreso"

"Las personas tienden a confundir el sentido común con el buen sentido. El sentido común es colectivo, eminentemente retrogrado y dogmatista; el buen sentido es individual, siempre innovador y libertario."

"Muchos nacen; pocos viven. Los hombres sin personalidad son innumerables y vegetan moldeados por el medio. Si hubiera de tenerse en cuenta la buena opinión que todos los hombres tienen de si mismos, seria imposible discurrir de los que ese caracterizan por la ausencia de personalidad. Lo habitual no es el genio ni el idiota, no es el talento ni el imbecil. El hombre que nos rodea a millares, el que prospera y se reproduce en el silencio y en la tiniebla, es el mediocre. "

"¿Cuál es el hombre normal?: Buen apetito, trabajador, ordenado, egoísta, aferrado a sus costumbres, misoneísta, paciente, respetuoso de toda autoridad, animal domestico. Ningún hombre es excepcional en todas sus aptitudes; pero no podría afirmarse que son mediocres a carta cabal."

"El hombre inferior es un animal humano; en su mentalidad enseñoreanse las tendencias instintivas condensadas por la herencia y que constituyen el “alma de la especie”. El hombre mediocre es una sombra proyectada por la sociedad; es por esencia imitativo y esta perfectamente adaptado para vivir en rebaño, reflejando las rutinas, prejuicios y dogmatismos reconocidamente útiles para la domesticidad. El hombre superior es un accidente provechoso para la evolución humana. Es original e imaginativo, desadaptandose del medio sicila en la medida de su propia variación."

"La sicología de los hombres mediocres caracterizase por un riesgo común la incapacidad de concebir una perfección de, de formarse un ideal. Son rutinarios, honestos y mansos; piensan con la cabeza de los demás, comparten la ajena hipocresía moral y ajustan su carácter a las domesticidades convencionales."

"Su amistad es una complacencia servil o una adulación provechosa. Admiran al utilitarismo egoísta, inmediato, menudo, al contado. El hombre sin ideales hace del arte un oficio, de la ciencia un comercio, de la filosofia un instrumento, de la virtud una empresa, de la caridad una fiesta, del placer un sensualismo. El progreso humano es la resultante de ese contraste perpetuo entre masas inertes y energias propulsoras."

"La rutina no es hija de la experiencia; es su caricatura. En su orbita giran los espíritus mediocres. Evitan salir de ella y cruzar espacios nuevos; repiten que es preferible lo malo conocido que lo bueno por conocer. Su impotencia para asimilar ideas nuevas los constriñe a frecuentar las antiguas."

"La Rutina, es el habito de renunciar a pensar. Los prejuicios son creencias anteriores a la observación; los juicios, exactos o erróneos, son consecutivos a ella. Es mas contagiosa la mediocridad que el talento. Los rutinarios razonan con la lógica de los demás. Ignoran que el hombre vale por su saber; niegan por la cultura es la mas honda fuente de la virtud. Todos los rutinarios son intolerantes; los condena a serlo. Los hombres rutinarios desconfían de su imaginación."

"El hombre rutinario no puede razonar por si mismo, viven de una vida que no es vivir. En esos hombres, inmunes a la pasión de la verdad, supremo ideal a que sacrifican su vida pensadores y filósofos, no caben impulsos de perfección."

"Son modestos, por principios. Tal modestia es un simple respeto de si mismo y de los demás. Adoran el sentido común, sin saber en que consiste; lo confunden con el buen sentido. El temor de comprometerse les lleva a simpatizar con un precavido escepticismo. La mediocridad intelectual hace al hombre solemne, modesto, indeciso y obtuso."

"La hipocresía es le arte de amordazar la dignidad; ella hace enmudecer los escrúpulos en los hombres incapaces de resistir la tentación del mal. Es falta de virtud para renunciar a este y de coraje para asumir su responsabilidad. Ninguna fe impulsa a los hipócritas; esquivan la responsabilidad de sus acciones son audaces en la traición y tímidos en la lealtad. En su anhelo simulan las aptitudes y cualidades que consideran ventajosas para acrecentar la sombra que proyecta en su escenario. El hipócrita suele aventajarse de su virtud fingida, mucho mas que el verdadero virtuoso. El odio es loable si lo comparamos con la hipocresía."

"El hipócrita esta constreñido a guardar las apariencias, con tanto afán como pone el virtuoso en cuidar sus ideales. Así como la pereza es la clave de la rutina y la avidez es móvil del servilismo, la mentira es el prodigioso instrumento de la hipocresía. El que miente es traidor: sus victimas le escuchan suponiendo que buscan la verdad. En el fondo sospecha que el hombre sincero es fuerte e individualista."

"Los hipócritas forzosamente utilitarios y oportunistas, están siempre dispuestos a traicionar sus principios en homenaje a un beneficio inmediato; eso les veda la amistad con espíritus superiores. Siendo desleal, es también ingrato. Invierte las formulas del reconocimiento: aspira a la divulgación de los favores que hace, sin ser por ello sensible a los que recibe. Multiplica por mil lo que da y divide por un millón lo que acepta."

"La sociedad predica no hagas mal y serás honesto. El talento moral tiene otras exigencias: persigue una perfección y serás virtuoso. La honestidad esta al alcance de todos; la virtud es de pocos elegidos. El hombre honesto aguanta el yugo a que le uncen sus cómplices; el hombre virtuoso se eleva sobre ellos con un golpe de ala."

"La envidia es una adoración de los hombres por las sombras, del merito por la mediocridad. Es el grillete que arrastra los fracasos. El que envidia se rebaja sin saberlo, se confiesa subalterno; esta pasión es el estigma psicológico de una humillante inferioridad, sentida, reconocida."

" El odio puede hervir en los grandes corazones; puede ser justo y santo; cuando quieren borrar la tiranía, la infamia, la indignidad. La envidia es de corazones pequeños; el hombre que se siente superior no puede envidiar, ni envidia nunca el loco feliz que vive con delirio de grandeza. Se envidia lo que otros ya tienen y se desearía tener, sintiendo que el propio es un deseo sin esperanza: se cela lo que ya se posee y se teme perder; se emula en pos de algo que otros también anhelan, teniendo la posibilidad de alcanzarlo."

"La envidia es una cobardía propia de los débiles, un odio impotente, una incapacidad manifiesta de competir o de odiar. La emulación presume un afán de equivalencia, implica la posibilidad de un nivelamiento; siendo la envidia un culto involuntario del merito, los envidiosos son, a pesar suyo, sus naturales sacerdotes. Lo que es para otros causas de felicidad, puede ser objeto de envidia. Envidiar es una forma aberrante de rendir homenaje a la superioridad. La que ha nacido –y la belleza para ser completada requiere, entre otros dones, la gracia, la pasión y la inteligencia- tiene asegurado el culto de la envidia."

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La incapacidad de crear le empuja a destruir. Las mujeres feas demostraran que la belleza es repulsiva y las viejas sostendrán que la juventud es insensata; vengaran su desgracia en el amor diciendo que la castida es suprema entre todas las virtudes, cuando ya en vano se harían viltroteras para ofrecer la propia a los transeúntes."

"La vejez mediocriza a todo hombre superior; mas tarde, la decrepitud inferioriza al viejo ya mediocre. Quien se pone a mirar si lo que tiene le bastara para que todo su porvenir posible, es joven; cuando opina que es preferible tener de mas a tener de menos, esta viejo; cuando su afán de poseer excede su posibilidad de vivir, ya esta moralmente decrepito. La avaricia es una exaltación de los sentimientos egoístas propios de la vejez."

"La longevidad mortal es un accidente; no es la regla. La vejez inequívoca es la pone mas arrugas en el espíritu que en la frente. La juventud no es simple cuestión de estado civil y puede sobrevivir a alguna cana: es un don de vida intensa, expresiva y optimista. La vejez comienza por hacer de todo individuo un hombre mediocre."

"A medida que envejece, tornase el hombre infantil, tanto por su ineptitud creadora como por su achicamiento moral. La sicología de la vejez denuncia ideas obsesivas absorbentes. Todo viejo cree que los jóvenes le desprecian y desean su muerte para suplantarle. Los viejos olvidan que fueron jóvenes y estos parecen ignorar que seran viejos. El diablo no sabe mas por viejo que por diablo. Si se arrepiente no es por santidad; sino por impotencia."

"Platón, sin quererlo, al decir de la democracia:” es el peor de los buenos gobiernos, pero es el mejor entre los malos” definió la mediocracia. Políticos sin vergüenza hubo en todos los tiempos y bajo todos los regímenes; pero encuentran mejor clima en las burguesías sin ideales. Siempre hay mediocres. Son perennes. Lo que varia es su prestigio y su influencia. "

"No hay manera mas baja de amar a la patria que odiando a las patrias de los otros hombres, como si todas no fueran igualmente dignas de engendrar en sus hijos iguales sentimientos. La exigua capacidad de ideales impide a los espíritus bastos ver en el patrimonio un alto ideal; los trafugas de la moral, ajenos a la sociedad en que viven, no pueden concebirlo; los esclavos y los siervos tiene, apenas, un país natal. Solo el hombre digno y libre puede tener una patria."

"Un soberano cuantitativo y sin ideales prefiere candidatos que tengan su misma complexión moral: por simpatía y por conveniencia. Los complices, aspiran a convertirse en funcionarios. Ese afán de vivir a expensas del estado rebaja la dignidad. El merito queda excluido en absoluto; basta la influencia. Con ella se asciende por caminos equívocos. Halagar a los ignorantes y merecer su aplauso, hablándoles sin cesar de sus derechos, jamás de sus deberes, es el renunciamiento a la propia dignidad."

"La aristocracia del merito es el régimen ideal, frente a las dos mediocrecias que ensombrecen la historia. Tiene la formula absoluta: “la justicia en la desigualdad”. "

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