martes, febrero 16, 2016

Mi Cosquin Rock 2016. (2do dia)



 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Camitas marineras, yo rebazaba el colchón por un tobillo. Sin sábanas, con un ventilador turbo que andaba a una velocidad supersónica y refrescaba más que suficiente.  En ese lugar todos desmayamos, luego de una calurosa y exultante primera jornada.
A las 9 y pico nos despertamos todos juntos, como si nos pusiéramos de acuerdo, nadie emitió queja, todo se desembocó en un trato afable y muy cortes, además de confianzudo.
A uno de los chicos le robaron el celular, el bono para los tres días y toda la plata.  Tuvo la suerte de dejar el documento y la tarjeta de débito. Aunque ningún cajero expendía dinero. Fuimos todos juntos a desayunar, a comprar la carne (lechón, morcilla, chorizo y unos bifes) . El asador realizó el asado con una parsimonia y maestría admirable. Mientras nosotros encontramos un proveedor de marihuana y entre fernet y porros,  nos reímos mucho.  Luego fuimos al río y mucha charla. Hace mucho tiempo que no me siento tan cómodo con tanta dosis de sociabilidad.  
Llegamos a las 18 hs. A 10 cuadras del predio. Otros fernetazos y había 10 veces más gente que el día anterior. Es increíble como convoca Don Osvaldo (La banda del Pato Fontanet), amontonamientos, muchos controles, mucho calor y humedad.
Entré rápidamente y me separé de mis otros compañeros, porque estaba Estelares y quería aprovecharlo, y para mi sorpresa tocó 45’. Muchos recuerdos al pasado a un grupo que ha musicalizado los mejores momentos de esa época. Viendo Estelares he sido feliz, y el Cosquín Rock no fue la excepción. Mucho respeto a la banda y una performance atractiva.
La gente que arribaba a ver a Don Osvaldo era un montón, yo me fui al escenario del reggae y ví Ron Damón y el gran Fidel Nadal que, mandando fruta todo el tiempo, trasmite alegría y mensajes naif que me hacen sonreir.
Comí un chaw fan y se largó a llover, me fui a la carpa tipo circo y Favio Posca me sorprendió con un show de más de una hora, adonde me reí mucho. Afuera la lluvia no cesaba. Aunque cuando culminó Favió, me coloqué la bolsa de residuo y vi un grupo integrado por dos hermanas (la que canta es muy parecida, en todo, a Celeste Carballo) y el baterista hombre, llamado “Eruca Sativa”, mucho poder en el escenario y agradable.
Llego Guasones con algo de lluvia, hizo todos temas conocidos y es el recital que más salté y descontrolé en una tarde lluviosa y tranquila. “Infierno Blanco” es el tema que más canto, hoy día. Soto estuvo algo rígido, pero muy respetuoso y no se hizo el rebelde como en otros festivales.
Quise ver Nonpalidece, pero la lluvia fue insoportable y me fui, agarré el primer micro que había y le dije hasta Cosquín, pero Cosquín era la ruta 38, el camping donde estaba. Hablando con un pibe cordobés me dijo que me equivoqué luego de haber estado conversando sobre bandas y demás música. Me fui a la Calera, Cordoba. Caminando por  calles inundadas hasta que encontré una estación de servicio en medio de la nada misma y que estaba gente. Muerto de frío me tomé un café con leche con un tostado. Esperé el micro de vuelta pero fue imposible y me pagué un remis, aprovechando que estaba inflando las chantas. Una hora hasta Cosquin, así me costó, porque la ruta está llena de curvas.
En fin, hasta esto último disfruté del segundo día.

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