lunes, diciembre 31, 2018

2018: Un año de mierda
















Y si, así de tajante es el título de esta entrada de este blog, que este año va a cumplir 14 años.  Además, realizo estadísticas sobre la ponderación de cada dia desde el año 1990 y este 2018 resultó ser el peor año que viví, supongo que es el peor año de mi vida. 
Aunque, todo lo que sigue puede ser peor.  

¿Por qué fue el peor año? Porque, general y principalmente no pude mitigar el dolor, la naturaleza del cuerpo te permite hacer las "cosas mal", es decir, destruirlo hasta cierto punto. Por ejemplo, la gente que comienza a beber alcohol compulsivamente a los 12 años, es probable que a los veintitantos años se muera de algo relacionado con el pancreas. En mi caso, por dejar asuntos pendientes como la postura, como ponerme dientes (forman el equilibrio), la alimentación y un largo etcetera, hicieron de mi un sujeto con artrosis, con problemas de bruxismo, de equilibrio, mareos y jaquecas.
He aqui las jaquecas, devenidas a una especie de migrañas con acúfenos como si fuesen una cañeria que conduce el agua o tambores en mis oídos. 

Despertarse cada dia, cuando la cama te aferra es díficil.  No quiero hacerme el heróe, pero cada dia es un desafío contra el agotamiento que produce mi despertar.  Por mi, dormiría una siesta larga.  
He aquí la salud, donde me propuse estar mejor, estar más activo con este en cuanto medicina alopática y natural, y no.  He logrado mejorías de duración corta y luego caía abatido con mis dolores, mareos, acúfenos, problemas al tragar o hablar y mi irritación. 
He pérdido tiempo con un médico de ATM que además de decirme que estaba enfermo, el tipo se deshizo de mi, luego de gastar mucho dinero. Probé con osteopatia, con gente que me cobró un dineral, neurologos que insistian con el topiramato y yo, que no soy de gran comer, acentuaba mi depresión y el cese de hambre. 

Este año, comencé con natación y con ciertos problemas de ataques de pánico, a mediados de Enero fui a Francia, con muchas peleas en la convivencia, a la semana quería irme. El dolor de cabeza, las palpitaciones, la desidia, no hizo una buena estadía, exceptuando un viaje a Basel y a Boulogne Sur Mer.  Después fue una dificil convivencia conmigo y con el exterior.

Volví a Buenos Aires, soportando un coyuntura muy dificil, los precios se aceleraban, la bolsa no daba pie con bola. Y en Mayo sufrí todas las decepciones: médicas, económicas, anímicas y de salud. Fue uno de los peores meses de mi vida, donde caí en un depresión importante, donde me quedaba en la cama y hacía, a veces, natación.  
En junio, salí un poco del letargo, pero hasta ahi nomás.  Un disparo fulminante en lo anímico, hace que me cueste seguir. 
Entiendo que mucha gente que trabaja, que vive la vida como hay que hacerla, poniéndole el pecho a los embistes y a los problemas, lo supera. Yo, debo considerarme un sub-humano, porque los dolores me absorbieron, no tengo muchos problemas urgentes, más que me descapitalizé en moneda extranjera, pero que se suponía que iba a pasar, pero trato de no meterme con la gente ni volcar mis carencias muy bien expuestas a ellos.
Agosto, si bien no fue un mal mes, porque me activé gracias a la llegada de Silvana, porque no salía a ningún lado. Hizo que Septiembre, volviendo solo, vuelva al gimnasio, luego de un año y medio y a jugar a la pelota. Esto último me hizo feliz, fue el mejor encuentro social que tuve en el año. Además activé salir los viernes a la noche (o una vez por semana) al cine y a leer en una pizzería de parado, sin impresionar a nadie con mis escasos fundamentos para seducir o interesarle a nadie. 
Esto fue un arma de doble filo, porque tenía controlado mis dos o tres cosas solo, pero era un desafío diario aguantar moverme, jugar a la pelota o cualquier reunión social, en las que se incluyen las clases de ingles o francés. Donde en ellas iba nervioso, porque creí que perdía el control.
Además, no sé si es malo o liberador, perdí mi deseo sexual, al masturbarme se activan los acufénos y me retumban y no llego a eyacular. Por ende, abandoné cualquier práctica y me he vuelto un asexuado.  Además el colectivo que están prestas a ser víctimas me da mucho miedo.

En resumen: la coyuntura, la economía, el anímo y sobre todo la salud, hicieron que este sea mi peor año. 
Espero del 2019 un año, donde el tensiómetro disminuya, y que sea mejor que este (no es mucho pedir), a pesar que vendrán frustraciones y decadencia, asi como situaciones de calma y satisfacción, donde los juicios de los demás me nefregan, porque yo estoy por debajo de todos los que me juzgan.
Adios orgullo.

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