martes, octubre 12, 2010
Un observador de la Maratón de Buenos 2010
Luego de participar en las últimas 4 ediciones, está vez tuve que dar un paso al costado en inscribirme en esta maratón.
La principal razón, fue mi operación de tabique, pero una segunda razón que tiene solidez, es que mi mente y mi cuerpo no están preparados para carreras de largo ruedo, ya que mis intentos de este corriente año, no fueron, para nada, de mi agrado.
Pero esto no quita a que tenga en miras, a largo plazo, de volver a serlo, así como, que estar solo con mi pensamiento y mi música, adicionando el desenfoque del resto de la gente hace que, el trote lo tome como una sesión de meditación, que mi cabeza se relaja y posterga ciertos dolores, mi ansiedad y mis nervios, es como si en ese momento mataría el transcurso del tiempo.
Comenzamos desde Acoyte y Vallese, allí seguí derecho por Acoyte, luego por Warnes, y viré en Juan B. Justo, hasta Godoy Cruz, luego, al llegar a Santa Fé, retomé Juan B. Justo, hasta chocarme con el lago más cerca del centro (esto me costó 33 minutos), es por eso que di un poco más dos vueltas al lago sumando 3500 metros, y seguí por Figueroa Alcorta el trayecto de la carrera del 36 y del 42 km. Eso sí, realizando el circuito de la maratón por el pasto, realizando una parada obligada en el 39 porque sentí mucha sed. Los tiempos por kilómetro se acercaron a 6 (muy por arriba de Junio de este año), pero esto no impide que siga trotando… ¿O si?
Llegué a la tribuna y observé el arribo de los maratonistas desde la marca de 2 horas 55’ hasta las 4 horas 20’.
Se vio de todo:
* Una gran parte concentrada a la meta, con signos de rigidez y/o dolor.
* Personas que estaban a punto de estallar de emoción.
* Sujetos que avivaronn al público y hacían gestos con los brazos, con los dedos, etc
* Maratonistas que llegaban con sus críos.
* Gente mentirosa consigo misma, ya que no le daba el fisico ni el semblante de haber llegado en 3 horas, 3 horas 30’ o lo que sea, siquiera les daba para correr una maratón. Pero en fin, ellos sabrán porque los hace.
Luego me encontré con gente del palo, al que escuché atentamente su crónica y sus análisis de que podía haber sido mejor, pero en el fondo, con la satisfacción de haberla concluído. Muy contento de haber visto y compartido su experiencia con el periodista Ale Bidondo; los atletas Nestor y Edgar, así como Roxy y Gus en la organización.
Esta vez fui un puto espectador de la maratón y por suerte y absurdamente, lo volví a disfrutar.
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