Hace tiempo escribí un relato sobre, justamente, "consumo irónico", sobre el vivo y la boluda, donde la segunda aparece en la pantalla de televisión y el "vivo" no para de criticarla y despreciarla.
Ver https://percho.blogspot.com/2010/01/la-leyenda-del-vivo-y-la-boluda.html
El consumo irónico de acá a esta parte, estalla en las redes, es decir, hay mucha gente que emite opiniones y/o se comporta de manera disruptiva y salen un millón de personas a criticarlas, a enjuiciarlas, a condenarlas, a ningunearlas, a subestimarlas.
Por ejemplo el presidente Fernandez, tuvo un error en hablar sobre "el relajamiento del personal de salud". Lo cual, en diferentes portales y medios, aparecen las indignaciones de, supuestamente, "la gente de bien" que nunca comete un furcio.
Entiendo que hay personalidades que pueden provocar rechazo, pero ¿cuan constructivo es "hacerla mierda"? sin proponer una puta idea. Deambulan muchísimos de un lado, del otro, y de todos los grises en que la gente expone que el otro es un "error" para el sistema y la sociedad. Pateando lejos, muy lejos, la autocrítica.
¿Y por que la autocrítica no conviene exponerla? Porque a la gente lo deja en una posición de vulnerabilidad, fragilidad, y hasta blancos de toda la gente que aparente una gran autoestima y la razón propiamente dicho.
El otro dia una usuaria, me comentaba sobre que los pueblerinos son chismosos, chatos, cerrados, no son creativos y son competitivos. ¿Que puedo replicar a esa crítica? Me generó tristeza el hecho de la crítica con tales adjetivos como argumentación
Entonces, cuanto más argumentación, o por lo menos con palabras contundentes, es cuando más engancha al consumidor irónico y alimenta la semilla del rol de "odiador". La división no me sirve, pero la consumo, si es irónico o no, no importa, es consumo al fin, y que no aporta nada.
Ver las alternativas que los líderes de fomentar este consumo, donde defenestran a instituciones o con ciertos rangos de poder, para dar alternativas sin ningún matiz, aportando un toque de infantilidad, con basamentos sólo en teorías que casi nunca se practicaron. Justamente, las bases de las teorías hace demonizar a lo que hay, y por consecuencia el teórico tilda de "imbécil" al que hace (bien o mal, pero hace)
En este link: http://revistaanfibia.com/ensayo/peligros-y-placeres-del-consumo-ironicos/
El portal de anfibia, rememora a "La noticia Rebelde" que en "pasando revista" se reian de los hábitos de los famosos y ni hablar del programa de "Pergolini" que, durante 20 años, lideró el aporte irónico por radio y otros tantos por televisión, "forreando" a políticos, a programas populares, sin la mínima autocrítica.
Mucha gente cree que tiene mucha valía y si aparece un supuesto estúpido, se regodea de cuan vivo es el consumidor y, tal vez, siente alivio de saber que otros hacen las cosas mal, o peor aún, quiere un mundo mejor, cree que el suyo correcto y hostiga cuantos errores cometen los demás, sin aportar a la causa, sólo críticar y procurar por fundamentos que "están mal".
En definitiva, el consumo irónico, pulula por las redes con títulos: "mirá como X dejó sin palabras a Y", no sé porque las redes me propone consumir eso, cuando los paso por alto.