sábado, junio 04, 2011

Un cumpleaños nihilista.


Otro más, y van los suficientes para que no estén acorde a esta cabeza dubitativa e incierta, que no, sólo se termina de realizar y de seguir un camino recto, sino que no sabe cual es el camino y se refrega en la mismísima virtual nada, por ende, mi porte es débil y se nota.



Todo se paga, yo tengo que abonar el precio de siempre luchar por encontrar el placer en cosas especificas que en ciertos tiempos me daban goce, y no eran (o son) escapes de mi constante duda. No está mal dudar, pero vivir sumergido en el río de lo incierto, o de lo cual no tengo una puta excusa para fundamentar.


Ok, hoy cumplo años, recuerdo una mujer “toco y me voy”, luego de someternos al acto, reflexionamos sobre la vida y el pasaje del tiempo: yo le dije: “Ya no festejo los cumpleaños” y me dio un discurso, que me tocó en lo más sensible, me comentó de que hay que agradecer haber llegado hasta acá, que hay que compartir la alegría, que es preferible tener algo que festejar que algo de que quejarse.


Sin duda, a la distancia, era muy razonable su apreciación a la vida contra mi vergüenza de cumplir años, e ir, teoricamente, degradándome y envejeciendo; estando más cerca de la vejez, o mejor dicho del dolor. ¡Tengo pánico al dolor!



Pero el tiempo pasa, y mi experiencia pasa por lo vivido, pero hay una vasta cantidad de asuntos que deje pasar y que periodo tras periodo, quedan irresolutos pasándole factura a esta compleja y dispersa cabeza.
Hace doce años que vivo solo, con proyectos de convivencia flacos y sin una base sólida, supongo que no quería mezclar mi vida epícurea (o mis escapes) con el sacrificio de planificar una convivencia y de lo que eso conlleva. Se me había hecho hábito y una rutina, los días de visita a mis posibles convivientes y soy reacio al cambiar, pero los relojes corren.


En un momento disfruté de lo establecido, pero últimamente, prefiero dormir con alguien que solo, me hace sentir más contenido y acompañado. ¡Hoy me pesa la soledad!
Se hace muy difícil salir de las rutinas, entrar en cambios, pueden pasar años y las tres o cuatro cosas o actividades que me gustan, la mantengo con uñas y dientes; sin hacer uso de novedades o innovaciones en las tres o cuatro actividades cotidianas.


Mis postulados rebeldes hoy no tienen fuerza, sé que el precio que tengo que pagar por el día a día, es cada vez más alto, al que mis desaires de rebeldía pretendían, entonces, tengo que seguir inmerso a un sistema pacato (un sistema se refiere a un trabajo), del cual no tengo habilidades para salir o obliterar, por ende, sigo igual por desconocimiento y desconfianza de mi mismo hacia los agentes externos. ¿Eso es Fobia Social o que? Supongo que es no tener idea de los nichos o frustrarse fácilmente.


Mis caprichos existen, y no salgo de ellos, lo que no me gusta me dispersa y lo hago de mala gana, por ejemplo el inglés, una herramienta para moverse en mi carrera y en este mundo económico. Toda disciplina que me impongo para este idioma, fracasa.


De igual manera con los hobbies, pero ahí, no tengo que demostrar nada a nadie, incluso me dan satisfacción. La cagada es mi cerebro pragmático que, punzantemente, me envía mensajes de evaluaciones hacia mis hobbies, y que si ellos absorbieron mis oportunidades para encontrar un nicho y “seguridad económica”.


No sé manejar un autómovil, nunca me gustó y conocer de manejo es, justamente, una herramienta más para moverse en el mundo.
No tengo una obra social para la prevención de cualquier enfermedad o realizar un tratamiento más o menos normal en esta ciudad.
El no tener lugar propio para habitar, pagando un alquiler bastante oneroso, comparado con el anterior, además de que los de la inmobiliaria son seres que no me cae bien en sus tratos.
El futuro de mi hermano, su poca contención de la familia, incluyéndome; mi inacción y desconocimiento del trato hacia su padecimiento, mi pequeña prestancia de contensión. En consecuencia,  actúo escapándole al problema; colocándo mis inseguridades como prioridad a resolver.


Mi poca llegada hacia la gente, mi carácter reservado, frío e introvertido. Mi falta de habilidad y herramientas mentales para tener amigos, contactos, demostrar mis potenciales y realizar transacciones comerciales o negocios.

Igualmente ya no me obsesiono tanto por la actividad fisica, que impedían la vitalidad en asuntos  instintivos placenteros que había relegado y desvíado las energías a mis adicciones,  hasta el punto de percibir cierta fobia.   Amén de eso resurgió una sensibilidad enterreda desde hace mucho tiempo. Hice mal, en no indagar y en trabajar en esto, pero ya está, hoy es otra cosa.

En definitiva la libertad que busqué me hizo más esclavo ante las necesidades que describo. El deshacerme de la pesadez que me subyugaba, se tornó más densa, ya que ahora estoy con miles de cosas pendientes, insatisfacciones y necesidades. El rompecabezas se le agregan fichas o resurgen de ciertos vacíos que yo mismo sembré.
El mismo es muy dificultoso armarlo o establecer una estrategia, no tengo vestigios de cómo moverme, es comenzar de vuelta y eso apareja cierta crisis.

El 2011, si bien, mimándome, lo manifesté de transición, pero con algunos hitos que voy consiguiendo, hay cierto sabor a quietud e inconformidad. Puedo parecer pretencioso, pero no lo fui durante muchos años de mi vida, verdaderamente casi nunca me jugué, por una ideología barata del disfrute; pero tampoco la cambiaría por un sacrificio puro y un constante deseo insatisfecho.

Se hace cuesta arriba moverme en el mundo que creo que veo, tengo pocas herramientas, así como mucha desconfianza en cada paso que doy, culminando, siempre, pero siempre en lo habitual (levantarme temprano, trabajar en una oficina, volver, hacer actividad fisica, ver Televisión y dormir; eso durante casi todos los días hábiles), en lo previsible. El concepto de riesgo me aterra, pero, hoy, necesito alguien que venga y me diga: “Percho, levantáte y probá con estas alternativas, fijáte cuál es la mejor”. Ese alguien no existe, yo mismo estoy siendo incapaz para generarmelas, o por las menos para accionar. Y los proyectos alternativos tienen menos vida que una oruga.


Redondeando: el tiempo se consume, lo incierto crece, y yo me deseo un próspero nuevo año.

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