Si bien repuntó en el último mes del año, unos días de
Agosto este era considerado el peor año desde que pondero los años. Que, si,
reflexiono, eso de ponderar los años, es un arma de doble filo, expresado de la
conformidad, de la euforia y del tremendismo que unos numeritos me pueden auto
sugestionar.
En definitiva, el 2017 comenzó en Tozur, una ciudad al sur
de Tunez, en los palmeres de esa región, con espectáculos y bailes típicos de
los tunecinos. Luego vendrían las
salinas y otros paisajes de este país de Africa
Luego comencé mis clases de Francés en la misma Paris, en un
lugar donde eran muchas personas de diferentes países y culturas. Muy buena
experiencia, a pesar de mis dificultades por aprender idiomas. Mi estadía en
Paris tuvo una duración de 3 meses, con viajes a Munich, a un pueblo cerca de
Chantilly, a Bruxelas, a Amsterdam, Brujas, gimnasio, pileta, y paseos en bici.
Algunas peleas en la convivencia y algunas reconciliaciones, en un estadio algo
difícil, pero mucho menos de lo que vendrá.
Al llegar a Buenos Aires, comienzo a trabajar a los dos días,
como toda película de terror, al principio hay buena onda, alegría, entusiasmo
y ganas de afrontar las nuevas tareas y responsabilidades.
Ajeno al trabajo, en el gimnasio tuve un latigazo cervical
que me hizo tener hormigueos en el brazo, ese fue mi primer susto del año.
Donde acudí al traumatólogo y mi dolor de cervicales era insoportable. El traumatólogo
me dio turno para kinesiología, donde ahí ya tenia que faltar por eso. Se hacía muy difícil tomar dos colectivos
todos los días, la combi, la jornada laboral y la vuelta casa en un periodo de
mas de 12 horas y realmente me costaba organizarme con los médicos para
combatir eso.
A fines de junio, tuve las manos y pies cortantes, no podía
ni usar el celular, la dermatóloga, luego de una presión laboral importante con
la factura electrónica con el proveedor, en la cual no daba pie con bola con
todos los circuitos, me tuve que quedar unas horas más.
Además de eso, no pudo tener conexión con el grupo de la
parte logística, el equipo de Brasil no me incluía en reuniones ni se apoyó en
mí para ninguna ayuda y consulta, donde el sentimiento fue de desorientación. Puedo llegar a entenderlo, pero el que no supo
incorporarse también fui yo y estaba a la deriva. Me encargué de factura
electrónica, no me salió bien y tuve una psoriasis galopante en la que terminé
yendo a una institución por el brote en todas las piernas y parte del cuerpo.
Algo que nunca viví, asi como las parestesias en el brazo y pierna derecha.
En julio, por mandato de mi pareja, fui a un psicólogo,
donde descargaba hablando, aunque no estaba muy de acuerdo con él que sea de
libro. A mediados de Julio vino mi pareja a Buenos Aires, en un periodo laboral
y de salud que sentí mucha angustia, y que tampoco las cosas salieron bien, por
diferentes situaciones en las que puedo estar implicado, pero por ignorancia o
indirectamente. Sinceramente, me cuestionaba si me nivel de lucidez para el
trabajo había mermado demasiado.
Este periodo fue durísimo para enfrentar, a pesar de algunos
días buenos que me lo daba salidas en bici, nadar, algunas acciones en la bolsa
y etc.
Septiembre se va mi pareja a su lugar, y acá comienza un mes
crítico con los brasileros y su líder de proyecto y su empleado, donde en
realidad, se hacía el “buenito” y me dio por la espalda, bypasseandome, mi jefe
no advirtió esto y estaba muy ocupada y ya me dejó de lado. Yo, iba especulando
con que el final llegaba, que era lógico luego de 7 meses.
Investigué sobre algo, que el líder de proyecto me rechazó
sin fundamentos claros, además de destrato y soberbia. Ese dia tuve mi primer ataque de pánico en el
baño de Roche. Luego me la agarré con el que me fue por la espalda, la semana
siguiente en que querían sacarme de lado, sin consultarme con un proveedor, y
es como salte a insultarlo de arriba abajo. Fui a la pileta y mi pensamiento
era agresivo con el chino brasilero que me cagó, lo llame por teléfono, y me
grabó. Al otro dia y los siguientes hasta hoy no volví a trabajar más en el
laboratorio, y no volveré. Mi jefa hizo
lo posible para que mantuviera el puesto y se preocupó, y fue la que siempre,
al igual que otro compañero, saltearon el rol de “proveedor”, haciéndolo más
personal.
Los comienzos de octubre estaba latente que no me agarren
ataques de pánico, esa descarga de adrenalina que no podía controlar hasta por
media hora, fui a guardias, y fui a todos los médicos que pude que tuvieran que
ver con: neurología, cardiologia, oftalmólogia, medico clínico, psiquiatria.
Mientras tanto tuve diversos problemas
dentarios que me dieron infecciones donde siempre se complicaban por algo.
Habré ido 15 veces al dentista y no lo pase demasiado bien.
Hoy si enumero los síntomas que me vienen son dolor de
cabeza tipo migraña, donde el clonazepam lo mitiga un poco, visión cansada,
dolor detrás del ojo, mandibular, falta de lucidez, dolor de rodilla.
Por otro lado, ante tanta tensión absorbida este año voy
desarrollando herramientas de estiramientos, de respiración y otras
alternativas que me calmen. Si bien, sigo luchando ante el dolor, hay
manifestaciones que hacen que angustias y depresiones se expandan. No es fácil vivir asi, no quiero morirme
antes, prefiero pudrirme.
Pero en fin, en diciembre fui de vacaciones a Mar del Plata
con mi hermano, lo pasamos muy bien, asistí a muchos recitales, preparé el 2018
animica y físicamente, donde la calma tendrá preponderancia más que el desafío
a cualquier cosa, justamente la calma será mi desafío, a vencer a la ansiedad y
al esfuerzo desmedido. Siempre busqué la
calma por diferentes vías, ahora tendré que transformar caminos.