El estado anímico: ¿Cómo lo paleo, cuando está en el subsuelo? Pensando en otra cosa, a
pesar que tenía un nudo en la garganta de angustias generadas por diversos
sucesos, tenía, nada menos que la Maratón de Buenos Aires esperando
El estado físico, por otro lado, era el segundo escollo,
estaba duro, porque intercalé en los entrenos, partidos de fútbol. ¿Por qué?
Porque me hace feliz reunirme a patear una pelota y simular jugar al fútbol,
pero dejo todo mi integridad física, para disimular mis limitaciones.
5 y 10 de la mañana me levanté, había gente por todos lados,
dejé las cosas, y me puse en el punto de largada a charlar con Gabriel el que
vive filmando, sacando fotos y bajando las 4 horas en la maratón.
Largamos! Muchos nervios, al son de Ciro y los Persas, en mi
caso, donde sonaron “Tal Vez”, “Antes y después” que me absorbí a éste párrafo
del estribillo: “que placer verte otra vez, lo decimos sin hablar, hoy todo
vuelve a empezar y será lo que ya fue”. Saludé a Daniel, a Rolo, meé en el 3 alejándome
unos 30 metros. Luego le di una palmada a Guillermo de la Maratón de Cabildo,
saludo a Luis, a Alberto Martin y le recriminé a Pablo que iba muy rápido.
Pasaba justo uno de Douglas Haig y le dije que le íbamos a
romper el orto esta tarde, se cagó de la risa, finalmente fue un 0-0 limitado.
Me crucé con Gerardo Ré, lo abracé, pero se me escabulló porque le iba a comer
la boca, hicimos un piquecito, cuan gato y ratón. Acá llegué al primer muro, mientras escuchaba “Botella
de Mar” de Ella es tan Cargosa, pero “Vamos en Redondel, así sin dirección” me
dio ánimo y salude a un gran amigo de las ultra: Francisco, nuevamente y allá
por Corrientes, pasando 9 de Julio habían 4 pibes bien empilchados, y agarro a
uno y le propongo “vamos a correr juntos” el pibe me abraza, y corrimos así
unos metros.
“Perfecta” dio inicio el momento Miranda, rompí el hielo
diciéndole a dos minitas de Rosa que tuvieron mucho para presumir en medio de
tanto huevo. “Fantasma” también me llevo a correr con baile y el tema que más
me pega para trotar es “Mentía” tiene la sonoridad justa, a viva voz canté.
Todo esto yendo por Av. De Mayo y volviendo por Diagonal Sur, creo que sólo ví
el kilómetro 11 y el 13.
En el 14, Rolo abandona a Daniel, corro con Dany, ambos
saludamos a Cecilia de la reserva, El pampeano se puso a gritar que le deje de
hinchar las pelotas, cada tanto algún codazo o abrazo para distensionar. A un
tipo que acompañó, en bici, a una mina e iba a la par nuestro le digo: “Perdón
por hinchar tanto las pelotas”. En el momento de canciones que mencionan al
amor como algo doloroso grito fuerte: “Que saben los otros más del amor”
(Maldonado). Le juego con la canción “Quimica”
a una Ecuatoriana y le agrego: “Somos terribles los porteños, no”. Ella
contesta: “Si son muy zafados”…Otro agrega: “Vamos a ver si hay química en el
kilómetro 30”.
El 22 me demostró otro muro, junto a “Sponsors”: “Afuera
llueva” no sentía brisa alguna, pasando el casino flotante, donde paran los
camiones. Saludo a muchos de la Reserva que se pararon a ver la carrera y que
conozco de ir los domingos.
En el 25 me saludo con Dbernass y le gustó porque se cago de
la risa, boludeo con la gente, mientras Cielo Razzo me hacía volar mentalmente,
físicamente ya corría más lento y paraba en los puestos un poco más tiempo, por
lo que el 26 tuve otra caída, esperando a Tan Biónica que me levante dos
kilómetros después con “El duelo”.
En el 31 saludo, estrechando las manos, a un
tipo que imitaba a Calamaro en “La parte de Adelante”. Era Igual!
Lo veo a un maratonista
alentando cuyo sobrenombre es Tornillo, mucha gente me reconocía de maratones
anteriores, uno de Mendoza del 2008 que se acordó de mi porque cantaba. El 32
lo alcanzó a mi colega de Ferro, lo saludo, y mientras él le aconseja a uno que
venía hecho mierda:
-
Mirá el río, distraete
-
No hay Río – Contesta el hombre
-
Bueno pensá en cosas lindas, quedan 10
kilómetros - Se hincho las guindas en seguida, el Guille.
Yo pensé que 10 kilómetros era una barbaridad. Me puse un
Caramelo de miel y al son de “Corre por las calles, corre sin cesar” del grupo
La Franela, me olvidé de mi cansancio, “Hacer un puente” me llevó al 37 a viva
voz y acá apareció el calvario, perdí el control físico, tenía dolores no
controlables, si bien algunos lo padezco y más o menos lo manejo, las punzadas
en la espalda llegando hasta la muñeca no me hacían correr más de pocos
instantes, troté elongando el brazo, pero era inútil, probé de todo, la
resignación era constante, los corredores me alentaban y yo sonreía, porque sé
que, se lo dicen a ellos mismo.
Hasta el 41 habré corrido el 50% del trayecto
de esos 4 kilómetros y el otro casi caminando, en el 41 me puse un higo en la boca,
apreté los dientes y grité: “Vamonos a Dormir Carolina, que llegué hace dos días
y mañana me voy” (Mancha de Rolando). Marqué con una mano el 3 y con el otro un
redondel, y culminé mi maratón 30, me la banqué, a pesar de los imponderables.
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