domingo, agosto 14, 2011

De padre e hijo












Yacía sentado en uno de los asientos del tren, uno de los tantos ramales del Ferrocarril Mitre, leía atentamente mi primer libro de Paul Auster, si bien detalla abundantes pasajes y costumbres del país del norte; expone historias con un profundo sentimiento, en el cual, en su epidermis, me sumerjo.

Amén de esta introducción cursi y pseudo poética, una voz con vehemencia e ímpetu llamó la atención, me doy vuelta y subió un hombre que, vestía la camiseta de un club de fútbol no tan popular; junto a su hijo sollozante.

-         Vos no entendés, Nahuel, no sé que tenés en la “zabeca”, pero vos necesitás “yeca” ¿Entendés?
El niño se secaba las lágrimas con el pulgar y el índice, agachando su cabeza más por pudor que por tristeza.   El padre prosiguió.

-         No te digo que no le des bola a tu vieja, ni tampoco a mi, pero tenés que tener un término medio ¿Viste?  Tu mamá vive en una burbuja de Cyber.  Todo el tiempo con su celular,  hablando no se qué.  Vos sos mi hijo también, no quiero que seas como ella ¿Me cazás?

La vergüenza del crío crecía furtivamente, los sollozos comenzaron a ser sonoramente perceptibles.  El padre continuó:

-  ¿Sabés lo que te pasa? Que con la burbuja de tu mamá te convertís en un mariquita, y tu mamá te asusta con el “Missing Children” ¿Entendés? Pero que se lo meta donde sabés el “Missing Children”. Yo cuando tenía 12 o 13 años me iba solo a Salta a Cordoba.  Viaje por el país ¿Sabés? Todo para ver a Chaca y no me importaba si viajaba con drogados, borrachos.   ¡Estaba todo bien!    En cambio la bipolaridad de tu vieja te hace un cagón y lo que te falta a vos, para hacerte valer es calle.  

Aumentando el énfasis y el volumen de su voz dijo
-         ¡Calle!  ¿Entendés? Yo te voy a enseñar lo que es un tren, un Bondi, lo que es viajar distancias largas, y no como hace tu vieja con la burbuja de Internet, para ser lo bipolar que es. 

Calló, suspiró, luego aliviado dijo
-         Menos mal que no estoy más con esa burbuja
Finalizando su disertación exclusiva para el niño y para los escuchas anónimos que le prestamos atención:
-         Bueno ¿Estás mejor? Choqué los cinco

Finalmente descendieron del vagón.  Eché a un lado el libro para comenzar a reflexionar, uno de los tantos dilemas que poseo, con respecto si tengo la capacidad para educar a un hijo, con esa simpleza, ese valor, con esa seguridad y agresividad; o tengo que ser complejo como cualquier ser de clase media del entorno donde hábito, con su completitud, paranoia, omnipotencia y paternalismo.  
Nuevamente, ante esta dolorosa duda constante, he vuelto a sentenciarme de que no merezco tener hijos.

2 comentarios:

  1. Es real la historia?? Parece Renguero, jaja! La verdad que me siento igual con respecto al tema hijos, siempre me sentí así. Hay un dicho, creo que cristiano: "los hijos pagan los pecados de los padres". Siempre pienso en eso y siempre le descubro un sentido misteriosamente verídico...

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  2. Si, es real.
    ¿Acaso no hay personas que reaccionan de esa manera?

    Compartimos el sentimiento, Antonio, pensar que, cada tanto tengo la fantasía...
    Buenisima la frase que destacás.

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