Me levanto, voy al baño, mi cabeza siendo un dolor muy fuerte y punzante, mi corazón parece explotar, la gargante se me cierra. En principio, me siento perdido, la realidad de no resolver problemas invade mi vida onírica, a la que considero bizarra, pero un refugio al fin. Me fijo la hora, son las 1:30 am, me había dormido 22:30, aproximadamente, sólo tres horas, pero era menester volver a dormir, volver al subtetfurgio más seguro, o por lo menos postpone la actualidad desgraciada.
Si bien es controladamente desgraciada, con ciertos parentesis de alegría, euforia y calma, ahora un detonador la volvió a arrojar en un pozo.
Vamos al contexto:
El ministro de economía devenido a "simil presidente de la Nación", Sergio Massa, decretó un ajuste de 212 mil millones de pesos, en los cuales se incluye discapacidad.
¿Como lo aplican? No pagando a las obras sociales los sueldos, y con deudas de 3 o 4 meses.
¿Que sucede? no pueden tener más a mi hermano en la Institución donde yace, vive, se divierte, come, y se siente acompañado.
¿Que decidieron? llamarme para lo que saque.
¿Como actuo? Como un imbécil desesperado que se hace el boludo, e incluso enojándome con mi hermano, amenazándolo que va a tener que consiguer una pensión, que yo no estoy en la vivienda que alquilo y que corre riesgo.
¿Como actuan la jerarquía de la institución? Desapareciendo, dictando la resolución y que los familiares se arreglen, excepto que se negocie, aunque ni idea cuanta plata hay que poner.
Justo que se viene un post-grado gratuito en la UBA para "la transición de energía", donde mostraba cierto entusiasmo, a pesar de mi constante cefalea, que me desenfoca de tener claridad en los pensamientos.
El resabio de todo esto, además de la cefalea, es el dolor de cara, cuello y cuerpo en general, disparado por el paroxismo de la angustia. Pero gente como yo, que no tiene espalda para resolverlo, se lo merece.
no has escrito en mucho tiempo por lo que las cosas no deben estar bien
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