viernes, abril 21, 2017

Crisis cuarentona.




¿Cómo iba imaginándome después de los 40? Primero el tema hijos nunca me entusiasmó, así como tampoco tuve idea del asunto de “laburo estable”. 
Hoy estoy parado en una veteranía que, con las limitaciones física in-crescendo, no está a la altura de la experiencia vivida. Quizá por la vagancia, y por mi poca historia contable, el cuerpo le gana por varios cuerpos de vejez y deterioro a mi mente.  Observo gente de mi edad que tiene muchas cosas en la cabeza, que el vocabulario que utiliza es rico, maduro, contundente, fluído y con cierto piso. Que, tal vez, su piso es mi techo, porque me parece demasiado culpable. El piso establecido es ir acomodándose en su experiencia y con su cuerpo.
Todas las actitudes horrendas se multiplicaron.  A saber, la fobia social, no puede ser neutralizada con el alcohol, porque ya tomar y estar ebrio no me gusta (y eso es una limitación), pago un precio enorme.  El físico que me juega malas pasadas en todo sentido, entre piel, dientes, contracturas, desgarros, pulso, calvicie, inseguridad sexual, y realmente, no realizo nada demostrable con mi cuerpo.  La mente incita a la angustia y la depresión. Esas jornadas de consumir cosas vacías y nimiedades, ahondan más mis angustias.  El sentido de contar las situaciones y opiniones son chatas, porque doy la razón enseguida. Por eso me doy asco cuando charlo porque no tengo fundamentos, profundidad, ni una postura determinada.  El trastorno de atención se acelera.  La experiencia, realmente, a esta altura no me sirve para nada. Sin dudas, los 30’ fueron una mezcla entre potencia y experiencia.  La edad hay que llevarla para mostrarse a los demás, pero no, yo no la llevo, soy un pendejo limitado por un físico de un veterano decrépito.
A través de una página (http://lifestyle.americaeconomia.com/articulos/10-senales-que-delatan-la-crisis-de-los-40 ) me adhiero (o no) a los postulados estándares de la crisis de los 40:

  • Elegir destinos de vacaciones a los que se fue de niño o adolescente, sólo por el hecho de rememorar historias vividas. 
    Mi identificación: Mar del plata es lo que elijo, muy seguido.
  • Pensar en aspectos religiosos o trascendentes, aunque sea sólo a chispazos, porque los aspectos existenciales comienzan a no ser tan lejanos ni ajenos.
    Mi identificación: Tengo necesidad imperiosa en creer algo, mis planteos existenciales es el sentido de la vida, las actitudes desembocan en caminar, bajar la vista y caminar adonde caiga.
  • Sentir que aún es tiempo de aprender a tocar batería, teclados o guitarras con un claro afán rockero.
    Mi identificación: Casi dejé la guitarra, si bien cantar lo sigo sosteniendo, al igual que los recitales, pero no por espíritu rockero, sino porque es una de las pocas cosas que me gustan, y que creo que son los últimos recitales, justamente me planteo constantemente eso y me apena.
  • Comparar la apariencia con la de otros de la misma edad.
    Mi identificación: Si, comparo y realmente, como dije antes, mi madurez y mi resistencia física está en plena decadencia.
  • Tomar suplementos vitamínicos, chía, omega-3 y cuantas pastillas prometan un estado vital activo.
    Mi identificación: Lo hago, mucha limitación física-mental.
  • Ser un permanente actor en las redes sociales para mostrarse siempre como un tipo moderno y digital.
    Mi identificación: No soy ni moderno ni digital, tampoco me muestro de esa manera
  • Revisar en qué andan antiguas novias en Facebook.
    Mi identificación: Si hay actual también veo sus ex o los de ahora.
  • Sentir ciertos cosquilleos incómodos con éxitos ajenos, de manera especial si el exitoso es más joven. Ante ello se establece el inmediato pensamiento en torno a cómo pasó el tiempo sin hacer todo lo que se supone que se esperaba hacer.
    Mi identificación: Si, reniego del pasaje del tiempo, como dije. Y los éxitos de los demás, y soy consciente que yo no quiero ser exitoso ostentoso.
  • Desear constantemente una vida más sencilla, menos ajetreo, tomar y ver las cosas con mayor calma y sin tanta prisa.
    Mi identificación: Es cierto, en mi caso brego para soltar algo, cada vez que se presenta y perjudica. Y muchas veces me quedo en el deseo.
  • Preocuparse de que alguien más joven pueda llegar a reemplazar las labores de uno en el trabajo.
    Mi identificación: La incompetencia, el sentirme inútil, o sentir que tengo una utilidad muy efímera me hace dudar de todo lo que implique ganar y sostener algo. Pero esto de siempre, a menudo siento que el tonto soy yo.
     
    Bueno la crisis de los 40 ha potenciado mis defectos que son mucho más que mis virtudes que decaen, porque mis pensamientos y reflexión se bloquean.  Lo que me libera es escribir, porque es la única manera de sentir que no tengo lugar a debate y aprovecho esta dictadura que se aplica solamente a mi mismo.

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