Estando en la oficina donde trabajo, de repente suena
el teléfono y una voz muy respetuosa pregunta por mi nombre y apellido. Pregunto “¿de parte de quien?”, me responde
que es el viudo de mi madre. Continuamos hablando por un rato y me comentó que
se separó de su tercer esposa. Si bien,
en este sentido, el piensa de diferente forma que yo, acaba en soledad. A sus 76 años, el puede vivir sólo, y yo
estoy pensando, al no sentirme seguro que después de determinada tengo que
estar acompañado o internado en algún lugar, porque soy una persona débil que,
tal vez, no sabe moverse por si mismo. Aunque, igualmente, prefiero que el
estado de anestesia (a lo Bukowski) me lleve, a sabiendas que yo no soy
conocido en ningún medio, y Charles Bukowski tuvo un séquito de personas que lo
asistieron.
Finalmente nos citamos un domingo en su hogar, en un
lugar en el barrio de Munro. A priori pensaba que una persona a su edad le iba
a costar mantenerse en pie, que iba a patinar en el habla, que no se cuanto
más. Esos prejuicios se deben porque sé muy poco de gente de su edad y su manutención. Además a mi madre la vi anciana cuando ella
tenía 56 años y la internaron en el barrio de Temperley.
Fui a la casa, lo ví, y realmente gestualmente
intacto. Hacía 6 años que no me encontraba con él, le instalé el whatsapp y
fuimos a tomar la merienda en un lugar, donde solíamos ir los tres, nosotros
dos y mi pareja de ese momento. Realmente,
yo siento mucho el pasaje de vida y me veo proyectado a gente mayor que yo, y
sin dudas, se lo veía bien: lúcido, didáctico, reflexivo, analítico y bastante
coherente en cada una de sus conclusiones. Sin dudas, me ha gustado conversar y
poner al dia con él. Nos contamos cada quien de su vida, e hicimos catarsis de
las frustraciones conllevadas, así como los momentos sosegados y de
abundancia. El sigue trabajando
vendiendo productos de ferretería y demás, cada tanto. Su ex mujer se quedó con
su auto y la casa, y además le sigue exigiendo cosas. Parasitarios y
perjudicantes hay todos lados: supongo que con la excusa que se lo “merecen”
por el hecho que usaron su tiempo para “servirlo” y “amarlo”. En fin, todo lo que sea cuestión de dinero
hace cruel al ser humano. Y realmente,
creo que casi todas las relaciones que uno tiene es por la posición que se
ubica y “la guita” como el sol, siempre está.
Me acompañó a la parada, me tomé el 93 y me fui lleno
de grata sorpresa y de, algo más, de conocimiento.
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