Pasaron 200 años para tomar posición clara sobre Juana
Azurduy. La presidente Cristina
Fernandez de Kirchner habla de Juana, como una heroína indiscutible e
intachable. Como haciendo uso de la división entre el bien y el mal, Azurduy cae,
de manera absoluto, al reino del bien.
Los historiadores pro-Azurduy que, son la mayoría,
subrayan que Juana murió en condiciones miserables y en una fosa común.
Juana Azurduy es de origen mestizo, y quedó huérfana
en muy temprana edad y vivió en un convento. Tuvo la suerte de casarse con un
hacendero llamado Manuel Padilla. Aquí
los detractores dicen que no se registran medidas a favor de los esclavos y
arrenderos que debieron poblar las haciendas de este matrimonio.
Juana Azurduy y su marido se unieron a los ejércitos populares
para la destitución del virrey y nombrar a Juan Alvarez, como gobernador de
Alto Perú, y liberándolo con su ejército Los Leales. Los que no están de acuerdo
hablan de exagerado mar de sangre. Ahora cuestiono: San Martin, Belgrano,
Guemes no asesinaron gente de sus especie? Ahora hay que incorporar que los que
han matado, bien muerto está, pero son seres humanos al fin y al cabo. Y en el
contexto tenían el poder, San Martin, Azurduy, querían que la gente se emancipe
de la explotación colonizadora, no por contratos o tratados, sino por batallas
y por las bajas de vidas humanas, disfrazados de enemigos.
Según los detractores, Azurduy lucho contra criollos
iguales que ella, los que la defienden la hacen mártir y remarcan que ha
perdido hijos en batalla, e incluso a su marido. Los detractores mencionan que Azurduy, una
defensora póstuma de indígenas, a los que lo involucró en una guerra sin
cuartel en la que nada o muy poco había que ganar. Pero se contrapone con la
lucha de Azurduy, a favor de la independencia del Alto Perú. Tras la proclamación de la independencia de
Bolivia en 1825, a Azurduy no le devolvieron ninguno de sus bienes, los
políticos, según los historiadores le dieron un espaldarazo. Pero nadie sabe el
por qué de este suceso. ¿Acaso quieren posicionar a Azurduy como una heroína
incomprendida y olvidada, realzándola en su grado de víctima?
Pero más allá de esto, los que Azurduy olvidó, como
los QOM o los QOPIWINI, nunca fueron escuchado por los gobernantes, incluso por
Cristina Kirchner. ¿Será que los indios
nunca han sido populares?
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