domingo, mayo 17, 2015

Desayuno cultural

















En la lista de padecimiento de este bendito (?) año, creo que, está compitiendo por irse al descenso...se sumó un dolor de muela demoledor. 

Es como si te cagaran a trompadas. El viernes a la noche dormí para la mierda y el sábado bien temprano fui a la guardia.  La odontologa me atendió muy bien, me dio dos opciones: anular el nervio y ponerme ese líquido asqueroso que, hasta ahora lo tengo, o pastillas.  Escogí, convenientemente, la primer opción, a pesar que me tuvo que dar dos inyecciones para que pase la anestesia...
Más allá del dentista, luego me identifiqué por la actitud de una persona.  Un sujeto andrajoso, pinta de indigente que, estaba comiendo unas galletas rotas de agua, en el Mc Donalds de la calle Uruguay, casi Cordoba. 
Mc Donalds, en general, más allá de avasallar, permite que los que están "fuera" del sistema se aseen, tomen un café, y se sienten un rato como seres civilizados, igualmente es una empresa capitalista y lo eso que significa.
Ajeno a eso. Llegan los diarios del día, y el señor este, se encargo de sacar todos los folletos de propaganda de los mismos, y trabajosamente, comenzó a ordenarlos, poniendo, los diarios limpios en el porta-diarios de manera ordenada y prolija.
Además, el señor, retiraba las bandejas que, la gente "dentro del sistema" dejaba en la mesa al retirarse del local.
Yo, con el 2x1 pedi café, jugo y 4 facturas, mientras escuchaba a una abuela decirle a su nieta: "Vos pedí lo que quieras, yo te compro todo"
Leía mi libro de Sábato, reflexionaba el contenido, y observaba al indigente como comía las galletitas rotas poniendo mermelada con una cuchara de plástico roja, saliendo de un pote minúsculo.  Me acerqué, le di un par de facturas, a lo que aceptó, luego, amablemente, como me vio leyendo me dio el suplemento ADN Cultura de La nación y me dijo: "llevatelo si querés".
El señor se mostró, dadivoso, por el hecho de que valora su recepción y por ello es muy amable y no quiso quedar adeudado con nadie.
Hoy, me siento en deuda con mucha gente, no estuve a la altura de sus dádivas y por ello, como yo tengo miedo a la gente en general...Algún día, temo que me cobren sus "favores", porque odio estar en deuda, como el señor indigente que, realmente, enterneció la mañana del sábado.

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