"me inculco la responsabilidad de mi falta de actitud, de mi carencia de voluntad, del excesivo desgano para hacer las cosas que pudieran estabilizarme"
Otro sinsentido asoma en mi vida. Caer, nuevamente, con otra gripe. Haber estado en una reunión donde me sentí sumamente incómodo y sin escapatoria. Asumir la infelicidad es algo que me hace descender en otro pozo.
Puedo hacer apología al suicidio, pero me gusta sentir, a
pesar de que la tristeza es, también, un sentimiento, la acepto y es parte de
la vida.
Pero ¿Cómo vas aceptar estar triste, la mente es tan
poderosa que puede cambiar tus visiones?
Es cierto, pero todas las sub-realidades en que vivo, no hacen más que
revolcarme en el dolor mental y físico. Cada cual puede interpretar las cosas
como las observa, así como los noticieros informan sólo una parte del hecho, la
parte más superficial, pero no los sentimientos de los implicantes.
Mi presente es insatisfactorio, reflexiono sobre todas las
equivocaciones de este tiempo vivido, me inculco la responsabilidad de mi falta
de actitud, de mi carencia de voluntad, del excesivo desgano para hacer las
cosas que pudieran estabilizarme. Aunque hoy, no tengo en claro cuales son esas actividades
Corro, sí corro, para huir; porque sé que me calma y
posterga la ansiedad, pero no sé si me da felicidad, me disciplino cuan adicto
al alcohol toma su whisky, se anestesia, la cabeza carbura menos y vuela más.
Siento que hice todo mal, que las decisiones sirvieron para
no volver a cometer los errores, pero que soy un gran “cometedor” de
errores. Que tengo miedo, que la
confianza, es como la goma de borrar, cuanto más se usa, es decir cuanto más
fallo, más disminuye la goma. Quedando la confianza nula. No confío en mi, no
confío en los demás, no soy incondicional a nadie, nadie es incondicional a
mí. Quiero austeridad, pero no tengo
idea como empezar, quiero emprender, pero es el mismo error de siempre. ¿En
que? ¿Con quien?
Todo lo que hago, a
mi saber, lo hago mal, no puedo comentar nada sobre aquello, porque no tengo
fortaleza, la gente lo sabe, me demuestro vulnerable y se aprovecha, o peor
aún, le soy indiferente. Las cosas me
afectan, y si la afectación me excede, entonces reaccionó como si no me
afectase; en realidad, me paralizo y hago una deconstrucción de todos los años
que viví.
Con un presente así, con un pasado sin carrera, con mucha
supervivencia imposible de rescatar y con futuro, más que nunca, incierto, sin
proyecciones, las ilusiones son escasas.
No existe mi lugar en el mundo, no existe el hogar, solo
condicionamientos para los lugares en que permanezco. Incluso mi cabeza se
resignó a que soy un infeliz.