A modo de grito desesperado publico está entrada. Cuando se carece de planificación o de expectativas, me suena una fuerte la pulsión depresiva y mi mente se vacía de energía, llenándose de temor, miedo a vivir una vida en que los deseo son devorados por los reiterados estímulos no esperados y errores reiterados.
A continuación detallo los estímulos inesperados de agentes
exteriores.
- Alguien que te dice que se
muda a tu anterior casa, que mantiene su palabra, incluso postergando el
alquiler y haciendo arreglo para que esté más cómodo. De última te dice: “no,
no quiero”, sin sentir cero responsabilidad. Duele
- Gente que le das de baja
te sigue cobrando por débito automático, aduciendo que fue un error o que
yo no di la baja del servicio, y no podés discutirlo o generás problemas. Duele
- Uno que se hace el amigo
te vende el auto, yo se lo pago 21 días antes de tenerlo, para que compre
el nuevo, no te paga las multas atrasadas, el auto a las cuatro jornadas
de uso, deja de funcionar y termino desembolsando más de 2000 pesos. Duele
- Los negocios que uno
sentía que podían funcionar, donde uno se queda con los brazos cruzados confiando
en gente que se demostró agradable, que te hicieron planillas con posibles
peores escenarios. Bueno se puede estar peor que los “peores escenario”.
La cagada es que confié en tres negocios, y eso es un costo de oportunidad
triplicado. Además fui tan grelún que seguí poniendo dinero, porque
seguían vendiendo espejitos de colores que solucionaban lo anterior…
Duele.
- Que te propongan un
trabajo de 4 meses, y luego te de digan que “no” además de desecharte, e
intermediarios de los que te dieron la negativa te llamen para que le
respondas consultas gratis. Duele.
- Que tu conviviente te diga
que vamos a terminar en un nido de piojos, que no ayudo, que no aporto,
que afirme, varias veces, que soy un pensionado, y que yo no sepa que decir
ya que no tengo fuerzas ni ideas para convertir su casa en un lugar más
habitable, exigiéndote plata, ya que, cree que me está haciendo un favor,
y de hecho parece eso, porque yo tengo todas las de perder y puedo caer en
la calle. Duele.
De mi parte puedo aportar:
·
Me dediqué a meterme con acciones en el mercado bursátil,
comencé con cierta expectativa, estudiando y leyendo análisis técnico y viendo estados
contables de especie, así como rendimientos de bonos. Casi todas mis decisiones
se basaron, al principio en mi inexperiencia, luego en mi ineptitud,
finalmente, en mi ansiedad y desesperación.
Hoy estoy abatido y aburrido; pensar que me gustaba sacar estadísticas,
realizar gráficos, ver números, este “gusto”, no me sirvió
para nada, al contrario me hundió más.
Duele.
·
En la realización de actividad física cada vez
me siento peor (me baja la presión, tengo tendinitis, etc), y eso que no estoy
tan intenso, tendría que ir un médico, pero adquirir una obra social nueva, me
implica $500 más, y elijo que me den turno de acá a dos o tres meses. Duele.
·
No tengo la menor idea de generar proyectos de
negocios. ¿Por qué? Porque no se comunicarme, no tengo coherencia en el habla,
mi verborragia es cada día más escasa, mi fobia cada vez mayor (no es para
menos). Así también, no tengo
oportunidades de emplearme, porque me han rechazado de entrevistas, no me he capacitado,
no sé conversar en el idioma universal, ni tengo la facilidad de aprenderlo. Aunque, en realidad, no se platicar en español,
ya que tartamudeo, no siento como venderme… Duele
El camino es negro, podría caer, aún peor, cometer locuras, aunque,
hoy, me siento mejor cuando duermo. No
pensaba vivir una etapa así, donde la carencia de dinero, en consecuencia, de
proyectar, a través de mi desesperación, a alguien que no quiero ser, que me
perjudica, pero que me calma en otros aspecto o me posterga, para volver a ser “este”
ente negativo y poco atractivo.
No tengo fuerzas para sentir que la compasión es un amala
palabra, es más, desde lo más profundo de mi ego, pido ayuda porque estoy
desencajado, mi deseo más preciado hoy, es transitar por caminos claros, “seguros”
y previsibles. Ahora, por rebeldía, encima
de ser adulto mayor, es todo lo contrario, siento que me caigo más y más. Una persona débil y sin argumentos es despreciada y fácil de golpear. Además, mi desconfianza y miedo hacia cualquier ser que habita a mi alrededor es enorme.
Manifiesto, descaradamente, que hoy mi vida roza la mierda,
que no puedo justificar mi existencia, me encantaría dormir todo el día y
despertarme cuando tengo la certeza de comenzar algo de nuevo.
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