lunes, junio 27, 2011

El descenso de River Plate no se olvidará













Una tarde, en el barrio de Nuñez, contaba con 4 años de edad, mi padre me llevó de visitante a alentar por All Boy’s con una camiseta austera, blanca, con bordes negros y el escudo del cuadro de Floresta. Cuatro a uno fue el resultado final con dos goles de J. J. Lopez, uno de Ramón Diaz, y el resto no recuerdo. Le preguntó a mi papá:
- ¿Y ahora que pasa?

- Nos vamos a la B – Me contesta mi padre.

Años posteriores, con la camiseta de San Lorenzo y viendo a símbolos como Rinaldi, Ortega Sanchez, Perazzo, Amuchastegui, etc. El ciclón es derrotado por River 3 a 1 y en la Platea San Martin, me mearon, y cantaban fervientemente: “Si si señores, yo soy de River, si si señores de corazón, porque este año de acá de Nuñez, de acá de Nuñez, salió el nuevo campeón”. Mi odio a esta institución (absurdo por supuesto, pero dentro del mundo futbolistico existió y existe) se re-afirmó.

Los años venideros, era un puñal ver a River campeonar prácticamente todos los años, sobretodo en los 90’, que tuve Libertadores, Supercopa y campeonatos locales a mansalva.
Me recuerdo festejar una victoria de Cruzeiro por 3 a 0 (en el encuentro de ida ganó River 2-0), que le dejó a River la privacidad de ganar la Supercopa, que finalmente la ganó con Ramón Diaz y Francescoli como abanderado en 1997. Mis recuerdos al creído de Crespo en el 96’ cuando ganó la libertadores, y mi festejo cuando Alexandro del Piero en la intercontinental de River-Juventus.

Pero en la temporada 2010/2011 apareció una revelación. River se encontró complicado con el promedio del descenso. Con arranques auspiciosos para la institución de Nuñez, luego trastabilló y se complicaba para la promoción, y no tanto con el descenso directo.


En el 2011 con J. J. Lopez, justamente, River soñaba más con el campeonato que con cualquier posibilidad para descender, sobretodo en el partido incomprensible contra Racing, donde Juan Pablo Carrizo atajó todo lo que le pateaban. Ya era una utopía ver a un River con la posibilidad de irse.


Más el fútbol tiene sus idas y vueltas Y Carrizo tuvo tres partidos patéticos con All Boy’s, con Boca y San Lorenzo, en los que solo consiguió un solo punto, a partir de ahí River empató lo que vendría y el partido contra Olimpo para mi fue una decepción, porque los que peleaban por promoción tampoco sumaron.


Llego un domingo divertidisimo, en los que River, Olimpo, Tigre peleaban por un lugar en promoción, y Quilmes, Gimnasia y Huracán por el descenso. Ocurrió algo inesperado: el golero de Olimpo(que entró por el arquero titular que se lesionó) se atajó todo contra Quilmes, River perdió con Lanús y obtuvo un lugar en la promoción por la permanencia en primera.

Yo del partido contra Colón (empataron 1 a 1), en que River jugó mal pero mereció ganar, sobretodo por una pelota en el palo de Pavone, comencé a entusiasmarme con River y la promoción.


Llegó el miércoles 22 de junio y River jugó en Cordoba, lo hizo sin respetar la grandeza de su historia, Belgrano, que mucho más no hizo, obtuvo de regalo un 2 a 0.

El Domingo 26 de junio, con la camiseta de Rocha (Uruguay) puesta, que es igual a la de Belgrano, viví el partido alterado y con la gula (comi desde banana a pepinitos en vinagre, pasando por almendras, castañas de cajú, galletitas, etc) a flor de piel. Se que soy un espectador, pero al haber vivido tanto jugando este rol, y repito, al construir un “odio extremo” ante uno de los más grandes del fútbol argentino y verlo descender sería una alegría inmensa.


River salió como una tromba y el arrogante (a mi manera de verlo) de Mariano Pavone, convirtió el primero. Luego no le cobraron un claro penal a Carusso, mientras yo me encontraba abatido en la cama, con un baño de realidad: Belgrano no hace pie, le quemó la pelota. River tuvo muchas llegadas pero no convirtió.

El segundo tiempo se mostró más parejo, pero con un River que siguió tomando la iniciativa, aunque descuidándose, ya que “el picante” Pereyra, me hizo acordar a Bustos unos años atrás contra Racing, que se perdió un gol solo.


Así todo, llegó la sorpresa, Juan Manuel Diaz rechaza una pelota que le pega en la espalda a Alexis Ferrero y le queda servida a Farré para que grite, con toda la euforia, el gol de Belgrano. A los 26 minutos le cobran un penal a River, y volví a alterarme, aunque a River le faltaba dos goles para salvarse, el conjunto Cordobés, seguí sin ideas, pero la emoción me envolvió al ver como Olave le atajó la masita al pedante Pavone, similar hace 30 años, cuando Alles se lo atajó a Delgado en cancha de Ferro, donde Argentinos Juniors mandó al descenso a San Lorenzo.

Aquí, se acabó, prácticamente el partido, el hecho de que River Plate jugará el Nacional B, es real.
Ribair Rodriguez y el mismo Juan Carlos Olave fueron los valuartes de esta vuelta de Belgrano a primera.


Me sentí como si aprobara un examen, como si llegara a una maratón o ultramaratón, estaba con las endorfinas en su totalidad. Es ridículo, "intelectualmente" hablando, pero soy uno de los tantos que sienten el fútbol como un estado de ánimo, y aún, me envuelve la felicidad, producto de la nostalgia e historia, en este aspecto, y no voy con fundamentalismos de la vida personal, me siento así y punto. ¡Que bueno estar vivo para este acontecimiento!


Es como que el poderoso, por fin, ha sido vulnerado por el plebeyo, asunto que nunca el pobre hubiese imaginado.

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