viernes, diciembre 05, 2008

No sé




En una actualidad de incertidumbre, en que la cabeza se cuestiona todo y no sabe contestar a cada estímulo más que con un “No sé”. Muchos de mis escritos son cuestionados, al menos por mí, ya que no puedo jugar al rol de abogado para justificar porque es X o porque es Y, hago agujeros por todos lados y no tengo bases sólidas en mis argumentos.

Me podría hacer el inteligente y justificar que los grandes científicos, filósofos entre otros intelectuales que vivían en una burbuja llena dudas, para poder actuar y llegar a la claridad que deseaban; lamentablemente mi duda me conduce a los confines de la incertidumbre.
Pienso en que la mayoría de preguntas cualificables que podrían formularme, mi casi constante respuesta sería un “No sé”. Las excepciones son respuestas de ubicación y de algo en concreto o medible.

Hace poco veneraba a la filosofía hedonista y veo a flor de piel que los que la cultivan son los adolescentes convirtiéndose en robot y pensando en el placer que les da peinarse y mostrarse, más que conseguir un oficio como tornero, técnico eléctrico y demás actividades que le haría muy bien a la convivencia entre los habitantes. Pero me pregunto ¿Le haría muy bien? o ¿Esta bien que la gente se entretenga y se sienta linda la mayor parte de esto? ¿Qué pasa aquellos que cuestionan esto? ¿Son amargos? ¿Cuál es el punto de equilibrio? Mi respuesta a todas estas preguntas es “No sé”, supongo que cualquier porteño medio contestaría a cada una de ellas como si tuviese la fórmula de la convivencia ideal. A veces por etiquetar, uno se cuelga de esos patrones, pero yo sigo diciendo : “No sé si está bien o mal”.
El gusto especial por las canciones, el repetir todo el tiempo estrofas que ya escuché miles de veces. ¿Esto no robotiza? ¿Por qué me hace supuestamente bien, decir una y otra vez lo mismo? No lo sé.
No puedo cuestionar a ciertos dogmas, ciencias o pseudos-ciencias que tienen una idea concreta y establecida. Es así que no puedo considerarme ateo, en el caso de la existencia de Dios. Recuerdo que un filósofo francés cuestionaba el ser agnóstico, que se era teísta o ateísta. ¿Yo entraría en la categoría nada? Porque puedo aceptar los argumentos del que cree, como el que no. Y cualquiera de los dos casos en el momento me convencería para tomar partido, pero al rato volvería a ser un mar de dudas.

Las críticas a determinados grupos de poder. ¿Quiénes son lo que lo hacen? La clase media y derivados de esta y ¿Por qué? ¿Por qué le brillan los ojos cuando ven algo ostentoso conseguido por un hombre de este determinado grupo? ¿Por qué le es mas fácil humillar y descalificar al pobre y venerar al rico? Por interés sería una fácil respuesta, pero igualmente no la sé, porque en realidad tal vez estableciendo este tipo de jerarquías es más fácil la vida.
Tanto el capitalismo puro y el socialismo puro hacen agua en muchos sentido, sobretodo en el práctico. Mis palabras están llenas de grietas cuando cuento algo de mi vida, que carece de estructura para contar algo. Esto quiere decir si me preguntan: “¿Tenés alguna anécdota?“, volvería a contestar un “No sé, no me acuerdo”. Así como no sé que espero para el año que viene ni para los próximos días.

Puedo justificar que soy un ser humano de pocas palabras porque mi duda hacia lo que digo es más fuerte que el camino incierto que llevo.
Sin duda soy parte de la historia de un hombre sin galardones y que duda de cuales son los laureles, que duda de ser individualista o abstraerse a la comunidad, entre tantos “No sé”.

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