miércoles, septiembre 24, 2008

El odio como autodefensa



En estos días donde los arrepentimientos, la autocritica y la tristeza esta en voga. La intolerancia y el odio se apodera de mi.
Pero basándome en la gente distinta, no me identifican las mayorías.
El pasado domingo siguiendo la media maratón de Buenos Aires hubo cuatro puntos de la gente participante que no me gustaron:
* La burla descarada y soberbia de la gente contra los autos que querían pasar y los pobres policías dando la cara por estos corredores.

* El gasto de energía de aquellos que se quejaban de otros corredores porque se subían a la vereda, el marco de agresividad demostrado por algunos corredores en que querían que no corran por la vereda, daba asco...pero además los que se jactan de tal tiempo habiendo cortado camino.

* Los que obligan a correr a un ritmo diciendo cosas: Dale que la subida la matamos...Pareciera como si estaría en un regimen militar

* El correr lesionado, en mi caso particular les advertí que se van a hacer más mierda, pero es asi los que venden las marcas publicitarias. Hacete mierda que los demás te lo van a reconocer, eso si si después no corres nunca más no nos hacemos cargo. ¡En fin! Como me dijo un referente a esto : "Rescatate Percho!" Lástima que no quiero ser como él.

Por eso digo, me gusta correr pero no formo parte de la identidad media del corredor.

Por suerte hay dias que correr me salva y me baja varios cambios, asi como nadar, pero no entiendo a los que entrenan 7 dias a la semana, teniendo trabajo, amistades, familia y se tienen que atener a un regimen, que para mi, sobrepasa el sacrificio. Sin dudas, no quiero ser como ellos, prefiero apartarme.


En la vida social odio a los que se lo pasan criticando y exigen de los deportistas lo máximo, sino creen en los rumores, asi como también en los programas de televisión que abarcan competencias.
Me plantan una vida perfecta, me dicen que la vida es una y hay que dejar todo.
Yo prefiero reir 62 veces al dias que apretar los dientes todo el día y acelerarme y contar el tiempo que hago, aunque muchas veces caigo en esto último y algunas tantas me odio por ello.

Por suerte estoy estable y voy siguiendo un rumbo, descartando lo que no quiero, a pesar de que voy a correr la Maratón de Buenos Aires (sin convencimientos) esperando no sobrepasar mis limites, pero descarto ver ciertos sitios que me hacen mal!.

Volviendo al título cuando aparece la tristeza en mi, automáticamente es reemplazada por gente que odio, que es mucha y no lo puedo evitar. Sin duda para etiquetarme entre blanco y negro, la gente que odia puede caer en la miserabilidad, yo solo pienso y a pesar de muchas tentaciones me hecho un costado y evito a estas personas, porque son más fuerte que yo.

martes, septiembre 16, 2008

¿ Que quiero demostrar ?




La verdad que me cansé de correr o por lo menos de prepararme para maratones.

Toda esa motivación que me quitaba tiempo libre, o mejor dicho que usaba el 80% de mi tiempo libre para esforzarme la quiero convertir en algo más llevadero y no tan acelerado...que llegando a las 19::30 salga volando para no llegar mucho despues de las 22:00 del parque o vestirme rapido para arribar a la horas o dos horas de pileta.

Hoy quiero terminar ya que me empaché de esto y no me hace realmente bien. Quiero manejar mis tiempo, no quiero apurarme o apurar el medio de locomoción para vestirme rápido e ir a entrenar o a lo que me marque el reloj...Me cansé.

El foro de internet me cansó y me hace mal, pero igualmente conozco excepciones lo que pasa no escriben mucho allá... El exitismo, el estocismo, el sacrificio es muy notorio y mi persona no se adapta a escribir allí ni a integrarse.

Se que este tiempo aprendí que la gente por agradar miente o dice pavadas, yo prefiero callar.

Se suspende Concordia, como la maratón de Buenops Aires, lo cambio por despertarme a la hora que sea un domingo y tener todo el tiempo del mundo para ir a un café y leer el diario suavemente.

Mis actividades deportivas no van a pasar la hora, ya que lo haré como descarga o como una instropección a mi mismo....Así que hasta luego maratones, nos vemos cuando tenga ganas de correr y no cuando tenga de pertenecer a una tribu efimera y estoica.

Nota: La foto se debe a que no me considero Superman ni pienso jactarme en parecerlo.

viernes, septiembre 12, 2008

Memoria para mi madre.



10 de Septiembre del año 2008, a las 20 horas, aproximadamente, recibí la noticia más absurda y más triste que ni hubiese imaginado. Mi madre fue muerta porque se atragantó con una empanada y no pudieron hacer nada.

Unos amigos que no sabían como tratarme, me acompañaron a la clínica, donde Florencia me esperaba con su semblante un tanto demacrado.


Los policías comentaban que era lo mejor, lo peor, los pasos a seguir, yo escuchaba pero no analizaba alternativa alguna.


Mi mente se vaciaba mirando el pasar del tiempo, se había ido la persona que me dio la posibilidad de ver la primer luz en mi vida, mi protectora, mi sol, mi madre.

Si pienso a ahondar cuan es dura es la vida para las personas que sufren alguna afección cerebral, acumulo la bronca para aquellos que se consideran normales y fijan a los humanos mediante sus talentos, virtudes y descaradamente discriminan en sus limitaciones.

Mi madre fue abandonada, porque ella no fue responsable de eso, por sus amigas, por su hermano y por la gente que compartía cosas en las buenas, pero una persona fue leal toda su vida: su esposo Eduardo, quien se jugó y le salvó la vida muchisimas veces, la verdad estoy orgulloso de alguien tan humano y con tanta entrega como él, para mi es un ejemplo de vida, como también lo fue mi madre.

En este vacío, en el cual no cerraré, me tendré que adaptar, porque jamás olvidaré de mi madre su sonrisa picara, su inocencia, su generosidad, su simpleza, su infantilidad y sus ganas de compartir, aún ahora escucho su vos.


La última imagen, por suerte es alegre, es haber compartido los cinco: ella, Florencia, mi hermano(que hacia un año que no lo veía), Eduardo y yo una merienda con sandwichs de miga y jugos, donde la risa, el cariño, la complicidad y la compañía nos había invadido a todos los que rodeamos la mesa y nos había parecido, inesperadamente, un tiempo corto de reunión, hasta que nos dijeron las palabras no deseadas de “La visita”.

Mi ser está un tanto disperso, des-lúcido, tedioso, y sorprendido por este hecho. Anhelo la paz de la gente que me acompaño en esta situación y estaré agradecido eternamente, ya que no me esperaba que ellos presencien algo tan feo como el entierro: Bibiana, Eduardo, Guillermo y Tamara (que dejaron atrás el vínculo laboral para contenernos y compadecernos de esta gran pérdida ), Cacho y Haydeé (los padres de Florencia que me apoyaron en este momento).


Hoy voy a tratar de hacer cosas que me hagan bien y homenajearé al Hospital Estevez (una de las clínicas que estuvo internada) porque se que hay gente abandonada por sus familiares, amigos o quien sea que necesitan de mucho material.

Lo único que me quedó decirle a mi madre “Es que nunca la olvidaré y que fue( y es) la luz de mi vida”.

jueves, septiembre 04, 2008

Los 100 km que no fueron


San Miguel del Monte, Provincia de Buenos Aires, Argentina. 30 de agosto del 2008, 12:47 del mediodia.
Yo estaba preparando una alikal en un vasito de plástico con agua, mi mente estaba pidiendo a gritos que no siga, mi humor era cada vez peor, las nausas era moneda corriente, pensaba en la gente que odio, es decir, la que me subestima por mis funcionalidad en esta vida, los insultaba en el aire, sentía frustración y los hallaba culpables de eso, sabía que después de haber realizado 57 kilómetros era lo mismo que nada, aunque mi cuerpo decía lo contrario.
Tres personas a mi alrededor me daban papas fritas, me levantaban las piernas y me veían blanco y pálido.
"Buen momeno para morir" me decía a mi mismo, con dolor y con desconsolación.
La doctora me cantaba "9/7 tu presión", yo quería yacer acostado con el sol acariciandome, pero una camilla me llevó a un hospital, me colocaron un respirador y me aplicaron una inyección.
Dormí unos minutos, porque estaba extenuado, y los pensamientos se absorvieron en los sueños.
Todo comenzó 24 horas antes de correr esta carrera, cuando tuve un viernes lleno de stress y ansiedad porque el destino quizo que se me presentara un día así.
Llegamos a las 10 menos cuarto a Monte, luego de 3 horas y media de viaje lleno de tensiones y frustraciones. Comer con nervios hace mal, no me tranquilicé. En mi cabeza tenia mi viaje a último momento a Brasil, el tremendo trabajo que se me venía, donde varias personas no hacemos más que atacarnos y encapricharnos con el otro y destruirnos, en vez de conciliar y valorar al otro.
Igualmente está es una de las realidades, en tono autocompasivo. La otra es mi rendimiento para aguantar 100 km, sea corriendo, trotando. caminando o arrastrandome.
Desde la largada la ultramaratón salió mal, me costo correr a un ritmo menor y me agitaba mucho. Solo disfruté los kilómetros que van del 25 al 30 (acá metía menos de 5' el kilómetro), antes y después se mezclaron sensaciones de suplicio, de malestar y de depresión.
Correr no me hizo feliz esta vez y la palabra revancha se las dejo a todos los virtuosos ( o que se creen) que habitan en este planeta y no a los mediocres como yo.
Las cosas las trato de hacer con el mayor placer posible y no para llegar a la meta y obtener placer por esfuerzo desmedido.