Cruce de Los Andes (Postas 12x42km San Juan – La Serena)
Cada cruce es distinto, no solo por la etapa que me toca correr, sino por la predisposición que tengo en el mismo y la experiencia. Mi tercer Cruce de Los Andes, vía paso de Agua negra.
La salida de la primer posta, para mi equipo Germán, fue a las 18:45 la verdad está posta comenzó con un día caluroso y culminó con una diluvio lleno de rayos y centellas. Me preocupaba mucho el estado de los tres participantes (Claudio de Mix Urbano, Fernando de Palermo Team y Germán de Platini, que es el equipo donde estuve alistado). Por suerte llegaron bien a pesar de sufrir el frío y la lluvia en medio de la nada. Germán se sacó de encima la espina del año pasado en que dejó fuera al equipo por una hipotermia.
Luego me dispuse a comer, con Joaquin compañero y “rival” de etapa. El comió bananas, yo sándwich de queso y paté de salmón. Al llegar a la salida de mi etapa (etapa Nº 3, arranca de 1800 mts, baja a 1600 mts y sube a 2300 mts), traté de evacuar y no lo conseguí.
Andrés (Chaco) se encargó de la logistica de las botellitas a repartir. Para ello dispuse de los puestos del kilómetro 15,25, 33 y 36 de media botella de Gatorade y 39 papas fritas, incluida agua también en los puestos de los kilómetros 5,10, 20 y 30.
Partí con problemas en el MP3, pero mi primer tema fue “Buenos días Palomar” de Los Piojos. Los tres compañeros de ruta eran más rápido que yo y lo sabía de la previa, es por eso que largué último cómodo, ya que a los primeros 500 mts me llevaban una cuadra de distancia. Sin duda yo empezaba a adaptarme al suelo, al horario (1:45 de la madrugada), mi estado físico (limitado, comparado con los atletas) y tratar de cantar (es decir, adaptar la música a mi inspiración y a mi viaje).
El paisaje lunar y montañista, así como la selección de temas, comenzaba a darme alegría.
“Contigo aprendí” cantada por Calamaro y “Lago en el cielo” de Cerati, hacía que relacione mi entorno con estas canciones, luna, estrellas, montañas, y yo ante ninguna presencia humana cercana.
En el puesto del kilómetro 10, me informaron que mis compañeros de ruta estaban lejos, seguramente por la bajada enorme en la que troté lentamente y deje que descendiera naturalmente sin dar zancadas. “Ardimos” de Estelares me hizo salir de este puesto.
Del 11 al 15 gozaba con la música, con la luna y gritaba más. En Avanti Morocha se me escapó: “Para vos Dona” y eso hacía que corriera con más ganas.
En el 15 pregunto: “A cuanto estoy de los otros”, me informan a unos 20 minutos. “Ya está, último solo”. En estos cinco kilómetros hubo un cambio de ritmo en una canción llamada “La vida”, de Bulldog. “…Y así yo que conocí el dolor, el sacrificio me tocó…”, eufóricamente repetí este párrafo.
En el 20 ya me decían que siga corriendo, que están lejos. Siempre dije en cada puesto: “Hola Buenas noches ¿como andan?”, y solicitaba lo que correspondía para el puesto, sin duda que estaba disfrutando de mi corrida y de mi semblante. El tema de Ataque 77 “La gente que habla sola”, me hizo reaccionar para armar otro cambio de ritmo.
En el 25 tomo el gatorade y me quedo con la botella en mano. Mi táctica era tomar cada 3 o 4 temas musicales, así estaba siempre hidratado, es por eso que corrí con botella en mano en casi toda la carrera. El 30 absorví mi primer gel y me agarró la locura con 3 temas. “El regreso” del Bordo, “Violencia” tema de Cadena perpetua y que me mandé un pique a lo largo del tema y “No mirés al cielo” también de Cadena y no mermando mi velocidad. Aflojé llegando al puesto 33 con “Carnaval de Brasil”, jugando un poco con la respiración al estilo natación. Tomar aire, retenerlo y largarlo.
En el 36 alcanzó al corredor de Palermo Team, sin duda venia machucado y lo pasó con “Felicidad, depresión” de Intoxicados. Las subidas se hicieron abruptas, pero me dispuse a correr todo el tema de 7’43’’, luego hice el esfuerzo para trotar hasta el 39. Estos últimos 3 kilómetros se me hicieron difíciles y especulé a no sufrir, es por eso que caminaba y trotaba. En un momento me atraganté con las papas fritas y paré a toser tratando de volver a estar bien.
El impacto de las zapatillas se sentía en la planta del pie, es por eso que no corrí con zapatillas para recorrer tanta distancia.
Arribé a la meta con “Llueve” de Ella es tan cargosa y al grito de “Fracasado, fracasado”. Esto último dedicado al mundo de hoy en el que el disfrute “debe” ser menos que el esfuerzo y justamente yo lo aplico al revés, como está maratón que realicé.
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