jueves, junio 04, 2020
Es mejor enceder una vela que maldecir la oscuridad.
Si, maldecir, forma parte de mi cotideaneidad, y lo peor es que mi "otro yo", el más reflexivo no lo justifica se queja, busca formas o maneras para salir. De hecho, estoy con la intención de ir a la guardia por una parestesia del lado izquierdo hace poco tiempo, predeciendo una etapa de calma, pero lo peor es que la parestesia pasa por el corazón y creo que es un soplo, insuficiencia cardiaca o cualquier cosa que forme la antesala del paro. Y por otro lado, tengo temor que me vean que tengo COVID 19, y me dejen en confinamiento o preso porque forma parte de los síntomas, además de la tristeza que es ir a un hospital
Ya está, ya maldije. La luz es muy chiquita, porque se enfrenta a un pasado mejor, donde hoy dia prefiero no tener memoria, pero cada dia enciendo un fosforo que significan las tareas que me doy diariamente para que al final (la luz) sienta alivio, sea ducharme con agua fría y hacer la rutina diaria que forma parte de las 14 rutinas que tengo en la semana.
Hace 13 años, en el dia de mi aniversario de natalicio, escribía sobre el cantante Axel, que más o menos tiene mi edad y el se sentía "más inspirado que nunca, tranquilo, con aplomo, con tolerancia, con paciencia, maduro, bien con mi familia y con amigos. Me siento bien". Era un buen momento del cantor con escollos resueltos, eso puede tener una duración de un tiempo, hasta que los medios te juzgan por algo, como le sucedió a este cantante ya no tan popular.
La sociopatía aparecía también, y bueno "soy asqueroso" por construcción propia, por percepción y porque conmigo aprendí a pasarla bien, sin que me apuren y sólo con una presión interna.
Por otro lado, rescato una frase de Epícuro: "no ha de ser dichoso ser joven, sino el viejo que ha vivido una hermosa vida".
Realmente no sé si fue hermosa mi vida, pero con una avalancha de nostalgia, por lo que no puedo hacer hoy como nadar, ir al cine, tomar café, jugar a la pelota, tirarme en una plaza, en fin, son cosas que antes la elegía, ahora no forman parte de mis opciones. Y ni hablar con toda la trampa que me generé en la memoria para hoy recordarla con un contraste de alegría y tristeza, siempre sabiendo que podía ser la última vez que lo hacía, como viajes, expediciones, recitales y salidas( que hace mil que no lo hago y creo que no me da el cuerpo para soportar la noche).
Hoy la vela es donde llego, por más que en principio no tengo confianza, no es una zona de confort mi rutina porque requiere sacrificio, sea al levantarse y al moverse con todas mis articulaciones rígidas y pidiéndome una extensión de yacer en la cama.
En definitiva, cuando apague esa vela, incorporé el mantra que dejé plasmado en el título de esta entrada nueva del blog.