viernes, noviembre 29, 2019
La lucidez
"Inspirado" desde la película "Lugares comunes", donde Federico Luppi, encarna a un profesor de letras al borde del retiro, Adolfo Aristarain, guionista de la misma, hace relatarle un minimo ensayo sobre la lucidez, de hecho es el tema que al protagonista lo envuelve en los últimos dias de su vida.
Yo, que me muevo de duda en duda, de pregunta en pregunta, de sintoma en sintoma, me pregunto: ¿Hasta cuando conviene estar lúcido? ¿Lúcido o consciente? ¿Lúcido o productivo?
En definitiva la lucidez me da a entender que tiene una abstracción tan amplia como la felicidad, es decir no capto la claridad de su aparición
Con la paradoja que se esta transitando por la vida en un camino, cada vez más oscuro, con menos ilusiones, restando lugares, sensaciones, personas donde encallar.
En fin, en el monologo sobre la lucidez, el personaje de Federico Luppi da un contundente consejo a los futuros profesores:
"Despierten en sus alumnos el dolor de la lucidez, sin limites, sin piedad"
Luego, de una manera más introspectiva, ya con los problemas pulmonares, reflexiona, sobre un poema de Alejandra Pizarnik:
"Si uno puede conservar la cordura y cumplir con normas y rutinas en las que no cree, es porque la lucidez nos hace ver que la vida es tan banal. No se puede vivir como en una tragedia.
La lucidez es un don y es un castigo, está todo en la palabra.
Lúcido viene de Lucifer, el arcángel rebelde, el demonio. Pero también se llama Lucifer el Lucero del alma, la primera estrella, la más brillante, la última en apagarse
Lúcido viene de Lucifer, y Lucifer viene de luz y de ferus, que quiere decir el que trae luz que permite ver la visión interior. El bien y el mal todo junto. El placer y el dolor.
La lucidez es dolor y el único placer que uno puede conocer es lo único que se parecerá remotamente a la alegría, será el placer de ser consciente de la propia lucidez.
Es el silencio de la comprensión, es el silencio del mero estar.
En esto se van los años, en esto se fue la bella alegría animal".
Y asi, en silencio, me quedo reflexionando, jugando con el lenguaje, que es una manera de dar entes a entidades que se asemejan a sentencias religiosas: los juicios que se asemejan a ponderar con premios y castigos, a través de críticas y halagos. La dualidad me aturde, me perturba, pero la lucidez, con la carga de la misma dualidad, hoy me persigue, y soy partícipe del juego, hasta que aparece la duda de cualquier conceptualización
La lucidez puede darse en la alegría, pero la lucidez se da en la conciencia de estar vivo, de transitar por este camino. Me gustaría que lo contrario a lucidez, según la academia, la torpeza me arrastre a otros caminos, que en sí no se, realmente, si tienen destinos lúcidos.