miércoles, mayo 17, 2017

El limite del levante




En estos días salió a la luz, que una mujer de 22 años, denunció a un taxista de cuarenta y tantos, porque la siguió durante dos cuadras, tratando de hablar con ella, porque él, la veía muy bonita y realmente quería que le diera bola.  Realmente la duración tolerable, en que estimula a una mujer para denunciar a un “hombre acosador”, ignoro cuando se tiene que dar cuenta un tipo avasallante.  El taxista deberá hacer un curso sobre violencia de género. Además de tener la condena social, porque fue escrachado en la mayoría de los medios de comunicación.
Cuando era más joven, en cualquier lado: parques, shoppings, la calle misma, lugares de comida rápida, bares, confitería, colectivos, o lo que sea, tratábamos entre varios de hablar con chicas. Tal vez, no existía la facilidad de internet, pero supongo que, si traslado ese tiempo,  al actual, estaría preso y tendría condena social por acosador. No sé, si está bien o mal, supongo que el 99% lo hice con cierto respeto y educación, pero desconozco si “el respeto” y “educación” es similar al periodo corriente.
Hoy no salgo de levante y hace mucho que no intento conocer a alguien en un ámbito callejero o público, fuera de bares o de internet.
Pero, realmente, pocas veces, he conocido gente en entornos callejeros y hemos arreglado una salida.  Además es algo consensuado, donde al principio, puede haber un aire hostil, y luego se afloja y se llega a buen puerto.  Esta puede ser la razón, en que el taxista insista, probablemente, por experiencias vividas.
Hay lugares en el mundo donde el piropo puede ser multado, y no hablemos de tratar de entablar a una mujer.  No lo veo mal, porque hay mucha violencia e intolerancia cuando ciertos hombres son rechazados e ignorados por una mujer. Y ahí, es donde encontramos el límite.  El piropo, sin embargo, para mi es parte de un ser banal que puede ser ignorado y no tomado en cuenta.
Ahora, al revé, una vez me sentí acosado y no lo he denunciado. Cuando una mujer me amenazo enviarme a un expresidario porque ella tenía despecho. Realmente he tenido miedo al respecto, pero en fin, supongo, al no ser mujer, no me hubieran llevado el apunte. Además no sé si hay teléfonos por acoso hacia al hombre, supongo que sí, lo que en ese momento no me tomé la molestia en buscarlo.