La etimología de la palabra angustia proviene, básicamente, de
angosto, y se dice que no es casualidad. El corazón estrecho, angosto, cerrado,
egoísta provoca la indeseada angustia.
Se puede asociar al camino por un camino angosto, donde la
incomodidad, la molestia y el cuidado constante, hace que alguien se sienta
deslúcido, aterrado y triste.
La angustia es una sofocación, un estrangulamiento. El temor
sin objeto de la angustia se contrapone al miedo, que es un temor a algo
concreto y conocido. Todos hemos sentido, en diversos momentos de la vida,
sentimientos angustiosos ante estímulos estresantes que implican una amenaza
real y que imponen un desafío.
La angustia constituye en sí misma el agente patógeno más
desatendido de la medicina actual, uno de los que siempre demostraron mayor
capacidad de causar daño a la salud y el importante contribuidor a la falta de
rigor diagnóstica de la práctica diaria.
Siempre, ingresar en un nuevo trabajo o tener la posibilidad
de trabajar, a sabiendas que no me gusta lo que hago, me genera angustia. La
angustia también se apareja a todo lo que no me gusta a hacer y que se prolonga
en el tiempo, porque no deja lugar a escaparme.
El saber que tengo que buscar departamento y que serán rígidos en las
condiciones para entrar, incluso el dinero, me provoca angustia, y esa es la
angustia corriente, además de la próxima angustia que es como generar dinero,
sin haberme capacitado en poder venderle mi “utilidad” a un tercero que pagara
una prestación.
Me sentí angustiado ante cada pelea o persona que no me
llevaba bien. Recuerdo, cuando daba clases a los 20 años, los domingos a la
noche me angustiaba, porque una persona me hacía entrar en ridículo y no podía
dormirme.
La sensación de angustia está aparejada con sequedad en la
boca, nudo en la garganta, mi cabeza que genera, millones de imágenes por
segundo, y siento un ardor intenso en los ojos.
La angustia suele ser resuelta, mediante al alivio o a la
resignación y/o tristeza, cuando la situación se concreta, dejando lugar a otra
angustia o a las sensaciones que describí u otras.