"Me ha sucedido, en trabajos, donde resulté ser la parte que daba, y el segundo esperaba sentado a que yo resuelva, para salir airosos ambos. "
Basado en el artículo de “Como anular a una persona” que circula por la web, estará dedicado mi entrada.
Partiendo de la base, de un dicho de origen judío: “No le des el pescado, sino otorga la caña de pescar”.
El asistencialismo de los gobiernos de Latinoamérica, hicieron que muchas generaciones de hombres y mujeres sean anulados en la sociedad. Ellos no tienen responsabilidad, simplemente.
El artículo comienza con el siguiente párrafo: “El peor daño que se le hace a una persona es darle todo. Quien quiera anular a otro solo tiene que evitarle el esfuerzo, impedirle que trabaje, que proponga, que se enfrente a los problemas (o posibilidades) de cada día, que tenga que resolver dificultades.”.
La presente conclusión tiene mi siguiente lectura, en donde Al otorgar todo al prójimo, en extremo, se podrían beneficiar ambos. El primero en obtener conocimientos ante la experiencia, y el segundo en gozar de la facilidad de lo “regalado” por el primero.
Me ha pasado en trabajos, donde resulté ser la parte que daba y el segundo esperaba sentado a que yo resuelva, para salir airosos ambos. Pero en el caso, de separación, el segundo no tuvo manera de justificar la labor. Es decir, el plazo de la victoria dura, cuando se re-examina, nuevamente, cada una de las partes. En definitiva, la ventaja, en este caso, la tiene el que adquiere el conocimiento.
Puede haber otros ejemplos, donde la relación es dueño y empleado, donde el dueño deja toda la responsabilidad al empleado, simplemente por “heredar” una locación o negocio. Y muchas veces, el que tiene el sustento es el dueño del lugar.
El artículo continúa expresando: “Regálele todo: la comida, la diversión y todo lo que pida. Así le evita usar todas las potencialidades que tiene, sacar recursos que desconocía y desplegar su creatividad. Quien vive de lo regalado se anula como persona, se vuelve perezosa, anquilosada y como un estanque de agua que por inactividad pudre el contenido.”
Para caratular el siguiente párrafo, el parásito se acostumbra a recibir, más que adentrarse y observar cómo puede resolver los asuntos cotidianos, o no, por sí sólo. He tenido el rol de esperador para los trabajos, para los gobiernos de turno, para un amigo, para la pareja. Y en muchos caso, al no tener idea como resolverlo por mi cuenta, me inquietaba con el hacedor (bien o mal, pero hacedor al fin).
El artículo culmina con el siguiente epílogo: “Es muy difícil que quien ha recibido todo regalado, algún día quiera convertirse en alguien útil para sí mismo. Le parece que todos a su alrededor son responsables de hacerle vivir bien, y cuando esa “ayuda” no llega, culpa a los demás de su “desgracia” (no por anularlo como persona, sino por no volverle a dar). Solo los sistemas más despóticos impiden que los seres humanos desarrollen toda su potencialidad para vivir. Creen estar haciendo bonito, pero en definitiva están empleando un arma para anular a las personas. (No quiere decir que la caridad de una ayuda temporal no sea necesaria en momentos especiales).”
Hay el tener conocimiento es un poder, el anular el conocimiento, siendo celoso por lo adquirido y no expandirlo, es una forma de confrontarlo. Está en uno, aceptar dicho recelo, y no hacer nada; o explorar e indagar sobre la experiencia, la novedad y la información.